Nueve personas murieron en combates entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Clan del Golfo en el norte de Colombia, que se suman a los más de 30 fallecidos que había dejado desde la víspera una arremetida de los rebeldes en la frontera con Venezuela, informó ayer un alcalde.
Horas antes de que se conozcan las nueve víctimas nuevas, por la mañana, el presidente Gustavo Petro había suspendido los diálogos de paz con el ELN por el ataque que dejó esta semana más de 30 muertos. Este fue el mayor ataque de los rebeldes durante su gobierno.
Como en las peores épocas del conflicto armado interno, los guerrilleros arremetieron desde el jueves contra la población civil en la región del Catatumbo (noreste), donde hay más de 52 mil hectáreas de hoja de coca sembradas, según fuentes oficiales. Allí también se enfrentaron contra disidentes de la extinta guerrilla FARC que no dejaron las armas con el acuerdo de paz de 2016.
“Lo que ha cometido el ELN en el Catatumbo son crímenes de guerra. Se suspende el proceso de diálogo con este grupo, el ELN no tiene ninguna voluntad de paz”, escribió Petro en la red social X. “Tenemos datos ya en el terreno de más de 30 personas asesinadas, así como más de 20 heridos”, aseguró a Blu Radio William Villamizar, gobernador del departamento de Norte de Santander, donde está ubicada la zona del ataque, sin aclarar si hay civiles entre las víctimas. Varios de los lesionados han sido trasladados a hospitales cercanos. La Defensoría del Pueblo registró, además, “decenas de familias desplazadas”.