En la última década, el mundo sufrió una transformación geopolítica, donde los escenarios bélicos fueron mutando en virtud de los recursos de cada región. Los principales instrumentos de este juego son las empresas que ofrecen mercenarios, que se adaptaron con gran ductilidad.
Si bien hay una amplia gama de compañías de este tipo, las que más sobresalen por dimensión, monto de los contratos e influencia política siguen siendo la estadounidense Blackwater, ahora denominada Academi, y la rusa Wagner, que tras la sospechosa muerte de su líder Yevgueni Prigozhin, en 2023, cambió de manos.
Ambas responden, disimuladamente, como ocurre siempre en este tipo de negocios, a los intereses políticos y comerciales de cada potencia. En los hechos, se ensucian las botas en operaciones que estaría mal visto que las realicen las tropas de Estados Unidos o Rusia.
En la última década, en virtud de los vaivenes político-económicos que sacuden al mundo, fueron alterando su territorio de “caza”. Blackwater se expande en Sudamérica, mientras el Grupo Wagner se concentra en Libia para proyectarse sobre Africa.
Blackwater, o "Academi"
Esta compañía, fundada en 1996 por Erik Prince, entrena a más de 40 mil mercenarios al año de distintas especialidades militares. Después de las denuncias contra el accionar de sus hombres, por las brutalidades cometidas en Irak como asesinatos de civiles, cambiaron su nombre y la geografía de sus operaciones.
En los últimos años, se comenta en los ámbitos militares que estuvieron muy activos en Ucrania tratando de contrarrestar la ofensiva rusa. En una ponencia que dio el mes pasado, Prince mostró mucho respeto por los rusos. “No escuchen a los políticos que afirman que hemos debilitado a Rusia. Hemos destruido mucho material, sí, pero su ejército se ha vuelto más astuto, más inteligente", sostuvo, citado por Europa Press.
En Sudamérica, el grupo paramilitar ingresó de lleno de la mano del presidente de Ecuador, el conservador y empresario Daniel Noboa, quien va por la reelección. Noboa anunció hace un par de meses la conformación de “una alianza estratégica” con Academi para luchar contra los carteles del narcotráfico, que dominan gran parte de Ecuador, como ruta de paso de la cocaína que se produce en Colombia y Perú.

"Estamos comprometidos en ayudar a las naciones aliadas a desarrollar su capacidad para restablecer el orden y la ley, y para combatir el crimen", dijo el propio Prince, rodeado de funcionarios ecuatorianos.
Blackwater siempre tuvo contratos con las Fuerzas Armadas y la CIA estadounidense, pero durante el gobierno de Joe Biden fueron tibiamente desplazados por sus procedimientos extremistas. Ahora volvieron con fuerza con Donald Trump, ya que hay un fuerte vínculo ideológico con el mandatario republicano.
El Grupo Wagner
Wagner es una de las mayores organizaciones privadas del globo, que actúa como escuadrón secreto del gobierno ruso. Hasta 2023 estuvo dirigida por Yevgueni Prigozhin, quien se atrevió a cuestionar la estrategia del presidente Vladimir Putin en Ucrania. Tras una frustrada rebelión, su helicóptero estalló en el aire misteriosamente.
En las filas de este grupo hay exmilitares, rusos, ucranianos, serbios y chechenos. Además de exhibir un gran poderío bélico como fuerza de choque, son particularmente hábiles en el manejo del ciberespacio y las redes.
Wagner intervino en numerosos conflictos de Rusia, y se destacó especialmente por su papel en las repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk, en el este de Ucrania, apoyando a los prorrusos. Tuvo también un papel significativo en Siria, dando dio respaldo al dictador sirio Bashar al Assad y combatió a las fuerzas de oposición.

Ahora, con la caída de Assad, quien se refugia en Moscú, los rusos están desmantelando la base que tenían en Siria para trasladarla a Libia, donde tienen mayor libertad de acción. Sucede que el nuevo gobierno islamista de Siria está bajo la órbita de Turquía, con quien el Kremlin tiene algunos roces.
La idea es que Libia les sirva como eje para sus operaciones en algunos países de África occidental como Mali, Burkina Faso y Níger. Estos tres países africanos están liderados por juntas militares que llegaron al poder mediante golpes de Estado entre 2020 y 2023. Desde ese momento tomaron distancia con su antigua colonia, Francia, y se plegaron a Rusia.
Los mercenarios rusos les ayudan a Mali, Burkina Faso y Níger a aplastar a los yihadistas opositores, a cambio de recursos naturales como petróleo, oro, litio y otros productos.
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El gobierno de Vladimir Putin venía gestionando un gran puerto militar y una base aérea en la costa de Siria, diseñada para sus operaciones en el Mediterráneo, Oriente Medio y África subsahariana. Pero la abrupta caída de Assad pone en peligro sus operaciones.
Así que ahora Moscú puso en marcha una retirada estratégica hacia Libia, donde los mercenarios del Grupo Wagner ya venían apoyando al mariscal Khalifa Haftar, quien domina el este del país. El otro sector de Libia está bajo el poder del Gobierno de Unidad Nacional (GNU), con sede en Trípoli, reconocido por la ONU y apoyado por Turquía.
“Desde la caída de Bashar al Assad el 8 de diciembre, se ha enviado un volumen considerable de recursos militares rusos a Libia desde Bielorrusia y Rusia”, explica Jalel Harchaoui, analista del Centro de Estudios RUSI del Reino Unido, a la agencia AFP. También hubo una gran transferencia de tropas y sistemas de defensas rusos como las efectivas baterías antiaéreas S-300 y S-400.
"El objetivo es, en particular, preservar las misiones rusas en curso en África. Es una cuestión de supervivencia para Rusia, que anhela mitigar el deterioro de su posición en Siria", apunta Harchaoui. Las armas y el dinero fluyen hacia estas “empresas” militares privadas, con contratos formidables. Los nuevos conflictos exigen nuevas habilidades, y ellos se adaptan.
ML