Decenas de miles de personas se manifestaron el sábado en París y otras ciudades francesas contra el racismo y el ascenso de la extrema derecha.
Algunos manifestantes apuntaron a la administración estadounidense de Donald Trump y otros portaban banderas palestinas.
Agentes de policía y algunos manifestantes se enfrentaron en París.
Las manifestaciones tuvieron lugar en medio de un giro hacia la derecha en la política francesa, con el gobierno prometiendo endurecer las políticas de inmigración y los controles fronterizos.
Unas 91 mil personas participaron en protestas en toda Francia, dijo el Ministerio del Interior, y la manifestación de París atrajo a 21.500.
Dos personas fueron detenidas y tres resultaron heridas, incluido un agente de la policía antidisturbios, durante los enfrentamientos en París, añadió el comunicado del ministerio.
En otras manifestaciones en Francia se produjeron otras tres detenciones. Muchos de los que marcharon destacaron la creciente fuerza de las fuerzas políticas reaccionarias, en Francia, pero también en Estados Unidos.
En la capital francesa, miles de personas salieron a las calles. “El fascismo es gangrena desde Washington hasta París”, decía un cartel.
“La extrema derecha está en auge en toda Europa”, afirma Evelyne Dourille, una jubilada de 74 años. “Da miedo porque en Francia vemos que las ideas de extrema derecha son cada vez más habituales, incluso entre los ministros de este gobierno”.
Un manifestante estadounidense dijo que manifestaciones similares deberían tener lugar en Estados Unidos. “Estados Unidos se está deslizando hacia el fascismo”, dijo la mujer de 55 años.
Aurelie Trouve, legisladora del partido de extrema izquierda Francia Inconmovible (LFI), destacó la creciente popularidad del partido de extrema derecha de Marine Le Pen en Francia.
“Las ideas de extrema derecha están contaminando incluso al gobierno”, afirmó.
En la ciudad portuaria de Marsella, al sur del país, unas 3.300 personas salieron a las calles, mientras que 2.600 protestaron en Lille, en el norte, según la policía. “Contra la islamofobia de Estado” y “Tesla es la nueva esvástica” decían algunos de los carteles.
Inés Frehaut, una estudiante que participa en su primera manifestación, dijo que algunas de las declaraciones del ministro del Interior de línea dura de Francia la preocuparon. “Cuando ves lo que Bruno Retailleau ha dicho sobre el islam, Argelia y el uso del velo, ¡es serio!”, dijo.
Las protestas tuvieron lugar un día después del Día Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial.
“La situación es grave”, afirmó la Liga de Derechos Humanos, señalando un “aumento alarmante” de los actos racistas.
“Hay una ofensiva reaccionaria mundial contra los extranjeros y sus hijos, contra los musulmanes”, añadió Dominique Sopo, responsable de SOS Racismo, señalando también el aumento de los actos racistas y antisemitas.
En el período previo a las manifestaciones, el partido LFI causó revuelo en Francia al publicar la imagen de Cyril Hanouna, una de las estrellas más influyentes de los medios de comunicación de derecha del país, como parte de una campaña para llamar a la gente a participar en las protestas contra el racismo.
La imagen muestra a Hanouna, quien nació en una familia judía que había inmigrado a Francia desde Túnez.
Los críticos acusaron al LFI de imitar los clichés antisemitas del Tercer Reich. Figuras clave del LFI admitieron que publicar la imagen fue un “error”.