INTERNACIONAL
Giro diplomático

Lula y Trump alinean agenda comercial y narco-criminal pero evitan hablar de Venezuela

En una llamada de 40 minutos, los mandatarios discutieron tarifas y cooperación contra el narcotráfico. El silencio sobre la crisis venezolana sorprendió a Brasilia en plena carrera hacia las elecciones de 2026.

Trump y Lula
Encuentro bilateral entre Donald Trump y Lula da Silva | AFP

Lula da Silva tomó su celular particular y llamó este mediodía a Donald Trump. Dos temas que parecían urgirle: la agenda para avanzar en lo comercial, con la eliminación de las barreras arancelarias que rigen todavía sobre algunos productos brasileños y el combate a las organizaciones del narcotráfico. Durante 40 minutos ambos se explayaron sobre estos temas y, curiosamente de acuerdo con el comunicado oficial, ni se habló de la crisis geopolítica del Caribe, entre Caracas y Washington, que tanto parecía preocupar al brasileño, hace un tiempo atrás.

Seguramente, de ahora en adelante, el presidente de Brasil solo tendrá en su mira las elecciones presidenciales de 2026, para las que faltan poco más de 10 meses. Según la Secretaría de Comunicación del Planalto, el líder sudamericano le agradeció a su colega norteamericano el avance hacia una normalización en el intercambio comercial. De hecho, la administración Trump decidido retirar el 40% de impuesto al ingreso en el mercado americano de carnes, café y frutas brasileñas.

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No obstante, le señaló que aún permanecen trabas para 22% de los productos de Brasil exportados hacia EE.UU. y le pidió dar fuerza a esa negociación para aliviar las barreras. Pero lo más notable del caso fue el tema del tráfico de drogas. A diferencia del pasado reciente, le pidió colaboración a la Casa Blanca para combatir a las organizaciones criminales. La nota del gobierno federal dice textualmente que Lula “destacó las recientes operaciones realizadas en Brasil con vistas a asfixiar financieramente a estas mafias e identificó ramificaciones de estas que operan en el exterior”.

Nada podía hacer más feliz a Trump que recibir esa propuesta de cooperación de Brasil. Vale recordar que uno de los asuntos conflictivos, que parecía separar las visiones de ambos mandatarios sobre el tema, es la declaración que torna a las mafias de las drogas en organizaciones terroristas contra las cuales los norteamericanos pueden actuar así sea en territorio extranjero. En ese sentido, las diferencias parecen haber menguado y el presidente estadounidense le aseguró a su colega sudamericano que está “dispuesto a colaborar con todo" en esta área. El comunicado de la presidencia brasileña es contundente: “El presidente Trump subrayó su plena disposición a trabajar junto con Brasil y que dará pleno apoyo a las iniciativas conjuntas entre ambos países para enfrentar a estas organizaciones criminales".

El viernes pasado se completó un mes de la mega operación en los complejos de Penha y del Alemán en Río de Janeiro, contra el Comando Rojo. En esa oportunidad, el gobernador del estado fluminense Claudio Castro emprendió una acción con más de 2.500 policías. Como resultado murieron 117 sospechosos, muchos de ellos decapitados y otros con señales de tortura, y perdieron la vida 5 agentes.

A partir de estos hechos se inició una investigación en la Corte Suprema a raíz de la tremenda letalidad de la ocupación de esos morros, la más alta de la historia brasileña. Al mismo tiempo, ONGs denunciaron que muchos de los asesinados eran parientes de habitantes sin contactos con los narcos. En los medios brasileños, sin excepción, se destaca el hecho de que durante la conversación de los mandatarios no fuera mencionada la palabra Venezuela.

Sobre todo porque en el pasado Lula y su asesor en asuntos internacionales, el embajador Celso de Amorim, intervinieron con la conformación de un grupo de paz que, en los hechos, iría a blindar a Nicolás Maduro de cualquier intento de destitución. Recientemente, Trump exigió al venezolano durante una conversación, a fines de noviembre, que “dejara” el país.

Todo indica que las presidenciales preocupan mucho a Lula y su equipo ministerial, al punto de conceder en lo que antes parecía ser un sacrilegio, como la acción conjunta contra el tráfico ilegal.