INTERNACIONAL
Vueltas y vueltas

Lula y Petro vacilan frente a la trama electoral urdida por Maduro y el chavismo

Luego del repudio de la Unión Europea, EE.UU. y una decena de países del continente, los mandatarios de Brasil y Colombia evitaron los pronunciamientos este fin de semana, pero ya soportan críticas internas. A un mes de las polémicas elecciones, siguen sin apoyar o cuestionar lo que pasa en Venezuela.

Lula da Silva y Gustavo Petro.
Lula da Silva y Gustavo Petro. | AFP

El presidente Lula da Silva y su colega colombiano Gustavo Petro se comunicaron este  viernes al anochecer. El tema de la conversación: la posición a adoptar en el caso de Venezuela, luego que la Corte Suprema del país confirmara el triunfo de Nicolás Maduro en las elecciones del 28 de julio. Ambos decidieron permanecer en silencio hasta decidir el tono que tendrá un comunicado conjunto que discuten los respectivos cancilleres, el brasileño Mauro Vieira y su contraparte de Colombia, Luis Murillo.

La estricta prudencia de ambos mandatarios explicó que Lula hubiera desistido este viernes, en forma expresa, de hablar con los periodistas. Apenas se limitó a saludar con la mano a los profesionales que lo aguardaban desde muy temprano (entre ellos, este medio). Para el líder brasileño hay más de una causa que justifica su discreción. Una de ellos es evitar críticas de los medios este fin de semana, donde juega por primera vez su presencia oficial directa en la campaña de las elecciones de segundo término. En San Pablo, el mayor distrito electoral, se presenta a lo largo de este sábado junto a su candidato a la alcaldía de la gigantesca ciudad: Guilherme Boulos.

Pero otro factor de peso en esta coyuntura latinoamericana es mantener abiertos “los canales de diálogo” con Maduro. Esto demanda un tono cuidadoso en extremo de modo que no altere las relaciones con el Palacio de Miraflores. Según diplomáticos brasileños y colombianos, a ninguno de ellos les conviene “una Venezuela pobre, aislada y violenta. Echar leña en este momento es contraproducente”. Se trata, en cambio, de “insistir en una salida política”. Entre tanto, ocurre que la cautela del jefe de Estado brasileño con el tratamiento de la crisis venezolana ya es objeto de críticas en los medios locales. Por eso, en un momento en que el país que enfrenta una polarización política, con una nueva confrontación entre la centro izquierda y la extrema derecha, a imagen y semejanza de octubre de 2022, todo cuidado puede ser poco.

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Es sin duda una tarea ardua para Vieira y Murillo que ya empezaron a ajustar los términos de la declaración. “Las dos cancillerías están trabajando un texto que no será publicado este fin de semana” indicaron fuentes del Palacio de Itamaraty. Debe tomarse en cuenta, además, que la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia venezolano, hecha pública el jueves, prevé un plazo de 30 días para que el Consejo Electoral incluya en su página web los resultados de las mesas.

En cuanto a México, el presidente Andrés López Obrador, mantuvo la postura inicial próxima a las de Lula y Petro. “Vamos a esperar porque el Tribunal Supremo de Justicia dijo que el presidente Maduro venció las elecciones y recomendó que se divulguen las actas”, sostuvo en conferencia de prensa. “Creo que hay una fecha establecido para eso”.

Del otro lado, en tanto, varios países latinoamericanos se apresuraron a volcar su enemistad con el régimen venezolano y se juntaron, en el rechazo, a los de la Unión Europea y a Estados Unidos. En esa tendencia se alinearon Argentina, Chile, Uruguay, Perú, Ecuador, Paraguay, Costa Rica, Guatemala, República Dominicana y Panamá. Todos ellos ya incineraron sus lazos con Caracas.

El Departamento de Estado de EE. UU. declaró en un comunicado que la sentencia de la Corte "carece de toda credibilidad dado la abrumadora evidencia de que (el opositor) Edmundo González Urrutia recibió la mayoría de los votos". Vale recordar que la diplomacia de Antony Blinken juzgó que las actas puestas en evidencia por la oposición “fueron claras y demostraron que los venezolanos no eligieron a Maduro”.

En simultáneo se publicó una declaración de una treintena de expresidentes, de habla española, que convocaron a “los gobiernos democráticos y a la comunidad internacional para que impidan la consolidación del golpe de Estado que se sucede en Venezuela". Llamaron a adoptar "medidas reales y efectivas contra los responsables del atentado al orden democrático y de los crímenes de lesa humanidad que se siguen cometiendo en ese país". Firmaron la nota Oscar Arias, Carlos Alvarado Quesada, Laura Chinchilla, Rafael Ángel Calderón, Miguel Ángel Rodríguez y Luis Guillermo Solís; por España estamparon sus firmas José María Aznar y Mariano Rajoy; por México Vicente Fox y Felipe Calderón; de Colombia Iván Duque, Andrés Pastrana y Álvaro Uribe, y de Argentina Mauricio Macri. Claro que no todos los firmantes se destacan por un currículo impecable, como es el caso de Álvaro Uribe a quien se investiga por su presunta participación en un asesinato.

La respuesta de Venezuela a los gobiernos latinoamericanos no se hizo esperar: “Rechazamos, en los términos más enérgicos, el grosero e insolente comunicado de los gobiernos (latinoamericanos) quienes, emulando el nefasto, fracasado y derrotado Grupo de Lima, pretenden continuar violando el Derecho Internacional cometiendo un acto inaceptable de injerencia en asuntos que solo competen a los venezolanos. Venezuela exige absoluto respeto a su soberanía e independencia”.