INTERNACIONAL
GUERRA COMERCIAL

Lula vs Trump: del ambiente dramático al casi festejo

El gobierno brasileño había calculado hasta ayer un escenario trágico, en gran medida por el "distanciamiento político" con el gobierno de Trump, mucho más próximo ideológicamente al bolsonarismo. Pero, luego de ver los ocurrido con las 27 naciones de la UE, sobre las que pesa un impuesto aduanero de 20%, la preocupación dejó lugar al festejo.

Donald Trump
Donald Trump | AFP

Después de los anuncios de Donald Trump, que delineó los fuertes impuestos a ser aplicados a las importaciones del resto del mundo, en Brasil, uno de los afectados, pasaron del ambiente dramático a una fuerte excitación. Al igual que Argentina, Colombia, Perú, Chile, Uruguay y Ecuador, los brasileños tendrán un arancel adicional de sólo 10% sobre los bienes que exportan al mercado de Estados Unidos. Es “casi nada” comparado con las tasas que deberán pagar los europeos y asiáticos (de entre 20 y 25%).

La moderación ejercida por la actual administración de la Casa Blanca respecto a los latinoamericanos, no fue igual para todos los países de la región. Como era de suponer, los “amigos” o al menos “neutrales”, recibieron el trato diferencial. Pero los “enemigos” fueron castigados con cargas muy superiores, como es el caso de Nicaragua sobre la que pesa un arancel general de 18%; y Venezuela del 15%. En cuanto a México y Canadá, los dos socios de EE.UU. en el NAFTA, están exentos de los nuevos impuestos para sus exportaciones, a menos que se traten de aquellos bienes que no están incluidos dentro del tratado de libre comercio trilateral. En este último caso, regirá el 25%. Ni Rusia ni Cuba figuran en la lista emitida en Washington, de damnificados. En verdad no hace falta: el comercio con ambos está totalmente bloqueado.

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Lula da Silva y sus ministros habían calculado hasta ayer un escenario trágico, en gran medida por el “distanciamiento político” con el gobierno de Trump, mucho más próximo ideológicamente al bolsonarismo. Pero, luego de ver los ocurrido con las 27 naciones de la Unión Europea, sobre las que pesa un impuesto aduanero de 20%, la preocupación dejó lugar al festejo. En sus cálculos, el gravamen sobre las importaciones de bienes europeos provocará una fuerte caída de la competitividad frente a mercancías, de igual nivel tecnológico y productivo, procedentes de Brasil. Eso les lleva a pensar que podrán conquistar más espacios en el mercado doméstico de Estados Unidos.

No obstante, en Brasilia resolvieron por ahora no festejar. En un comunicado difundido ayer, el gobierno señaló que “lamenta la decisión adoptada el 2 de abril” por Washington. “Las nuevas medidas de aranceles adicionales de 10%, que pesarán sobre todas las exportaciones brasileñas a aquél país, viola los compromisos de EE.UU. asumidos delante de la Organización Mundial del Comercio”.

Los brasileños indicaron además que los norteamericanos tuvieron un fuerte superávit comercial en el intercambio bilateral: en 2024, fue de 28.600 millones de dólares. Concluyeron que, en línea “con el apoyo tradicional al sistema multilateral de comercio, el gobierno de Brasil buscará defender los intereses de los productores nacionales, en consultas con el sector privado”. No por acaso, la Cámara de Diputados aprobó el lunes un proyecto de ley que permite al gobierno brasileño “responder con reciprocidad” a las políticas arancelarias de otros países. En síntesis, sanciona la retaliación, es decir: “ojo por ojo, diente por diente”.

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Quién quedó mal parado fue el ex presidente Jair Bolsonaro con sus declaraciones respecto a la nueva realidad del comercio mundial. En una declaración realizada el martes último apoyó las medidas trumpistas y sostuvo quela guerra comercial con Estados Unidos no es una estrategia inteligente que proteja al pueblo brasileño”. Y añadió: “La única respuesta razonable en la estrategia de aranceles recíprocos con EE.UU. es que Lula abandone la mentalidad socialista”.

Más allá de la calma, en el gobierno brasileño visualizan una situación complicada en el comercio internacional. Advierte, en ese sentido, que el intercambio mundial de mercancías representa un enriquecimiento para los países, ya que les permite desenvolver mejor sus competencias y al mismo tiempo, importar productos a un costo inferior, lo que representa una mejoría del nivel de vida. Sostiene, en ese sentido que, de retornar al proteccionismo, los países en desarrollo tienden a ser los más perjudicados.

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