En esta cumbre del Mercosur, la número 65, el presidente Lula da Silva saludó de manera efusiva a su colega boliviano Luis Arce, por el ingreso de su país al selecto club de los “Estados Parte” del Mercosur: Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. Con el mismo tono afectivo le agradeció al uruguayo Lacalle Pou por la “excelente” organización de esta cita; y extendió sus congratulaciones al panameño José Raúl Molino, por firmar la primera adhesión de un país centroamericano al bloque regional. Por último, mencionó “de manera muy especial” al próximo jefe de Estado uruguayo, Yamandú Orsi, y “al pueblo uruguayo por las elecciones” de fines de noviembre.
Lula subrayó el pleno ejercicio de la democracia en Uruguay: “En un contexto de fuertes ataques a la democracia, en diversos partes del mundo, este país demostró que se puede hacer política sin odio ni violencia”. Curiosamente, el líder brasileño no mencionó ni al paraguayo Santiago Peña, con quien mantiene una buena relación, ni tampoco a Javier Milei, a quien solo se aproxima por exigencias del protocolo.
Pero el núcleo de su mensaje pasó, por otro lado: señalo que el acuerdo a firmarse con la Unión Europea, cuando estén las correspondientes traducciones del tratado de libre comercio, a las lenguas de Europa y a las de la región Sudamericana. Fue en ese contexto que recordó el pacto celebrado en 2019, en Buenos Aires, durante la reunión del G20 que presidió Mauricio Macri. Aquel primer compromiso, que finalmente no prosperó, para el gobernante brasileño, contenía “condiciones que eran inaceptables”, según sus propias palabras.
Enumeró luego los dos temas en cuestión: “Conseguimos preservar nuestros intereses en compras gubernamentales, lo que nos permitirá implementar políticas públicas en salud, agricultura familiar y ciencia y tecnología”. Tales cláusulas negativas del anterior texto del pacto UE-Mercosur, que fueron borradas en esta oportunidad, se refieren a una pretensión de empresas de Europa, sin residencia en el Mercosur, se presenten en las licitaciones estatales con los mismos beneficios de las empresas locales.
La otra “conquista” mencionada por Lula, es que “se logró alargar el calendario para abrir el mercado automotor, lo que resguarda la capacidad de producir del sector industrial”.
Como conclusión, el presidente brasileño subrayó que “hoy tenemos un texto moderno y equilibrado, que reconoce las credenciales ambientales del Mercosur y refuerza nuestro compromiso con los Acuerdos de París”. En ese contexto, sostuvo que “esta cumbre tiene un significado muy especial, porque marca la conclusión de las negociaciones, en las que ambas partes invirtieron capital político y diplomático, a lo largo de casi 30 años”.
El Mercosur y la Unión Europea anunciaron un acuerdo de libre comercio entre los bloques
Lula insistió acerca de los objetivos, tanto comerciales como geopolíticos, del tratado: “Estamos creando una de las mayores áreas de libre comercio del mundo, reuniendo más de 700 millones de personas. La realidad geopolítica global nos muestra que la integración fortalece nuestras sociedades, moderniza nuestras estructuras productivas y promueve una inserción más competitiva en el mundo”. De acuerdo con el mandatario, “nuestra agenda exterior reposiciona al Mercosur en el comercio internacional”.
Pasó luego a enumerar la sucesión de convenios comerciales celebrados con distintas naciones por el Mercosur: “Concluimos el acuerdo con Singapur, el primer país asiático. Hoy acabamos de sentar las bases para la futura liberalización con Panamá, por donde pasa 6% del comercio mundial. Con los Emiratos Árabes Unidos, las negociaciones serán concluidas en 2025. Y tendremos la oportunidad de ampliar la cooperación económica y tecnológica con China, Japón y Vietnam”.
Se refirió al tamaño conquistado por el bloque al señalar que “nuestras economías representan 22 billones de dólares. Y el comercio entre nosotros alcanza a 55.000 millones, con 75% de esa cifra que contiene productos de alto valor agregado”. El final de su mensaje fue notable: “Precisamos recuperar la participación social en el bloque, que fue pionero en la incorporación de la sociedad civil a los debates gubernamentales. Defendemos el fortalecimiento del Instituto de Políticas Públicas de Derechos Humanos. Y promovemos la igualdad de género, el combate al racismo, el fomento de la educación de la justicia social”.