El gobierno brasileño decidió “no acompañar” la decisión de Estados Unidos de reconocer como presidente de Venezuela al opositor Edmundo González Urrutia. Al candidato el Consejo Nacional Electoral le adjudicó solo 44% de los votos venezolanos; en cambio, sostuvo que Nicolás Maduro había conquistado el 51,2% del electorado de su país. La decisión del CNE, que le otorgó al presidente venezolano la chance de continuar en el Palacio de Miraflores por otros 6 años, fue rápidamente cuestionada por el plantel de María Corina Machado, la líder de la oposición.
Hoy, la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) convocó tanto el oficialismo como los otros candidatos contrarios (10 en total) a llevar las actas a la Corte para su auditoría y hablar ante los jueces. La cita será a las 15 horas de Buenos Aires.
De hecho, como advierten fuentes diplomáticas de Brasilia, esto indicaría que el “proceso electoral” aún no terminó. Y eso explica la postura del gobierno de Lula da Silva de mantenerse a la expectativa, sin volcarse por ahora a favor de González ni tampoco de Maduro, cuyo triunfo no fue reconocido.
Con todo, Lula había afirmado el miércoles último que no tiene “nada de anormal” la declaración del tribunal electoral caraqueño al reconocer la victoria del jefe actual del Palacio de Miraflores. “Es un proceso” consideró, el presidente brasileño para luego insistir: “No tiene nada de grave ni de asustador”. En aquellos momentos iniciales, Lula sostuvo: “Es necesario acabar con la injerencia externa en otros países. Venezuela tiene el derecho de construir su crecimiento sin que haya (sanciones y) bloqueo”.
Hoy, el gobierno y la diplomacia brasileña resolvieron no anticiparse con una presión definitoria sobre Caracas. Y no fue por acaso que ayer vio la luz un comunicado conjunto de los jefes de Estado de Brasil, México y Colombia, donde reclamaron que Maduro publique “rápidamente” las actas de la votación del domingo 31, tal como se había comprometido a realizar. A esa postura se sumó hoy el presidente de Chile, Gabriel Boric, de modo que ya son cuatro los países latinoamericanos que prefieren aguardar más tiempo, antes de cualquier definición. Con todo, esa posición de “espera” adoptada por el presidente Lula le ha generado dificultades internas. Desde la ultraderecha, operada por el Partido Liberal de Jair Bolsonaro, juzgó que el jefe de Estado “relativiza la democracia”.
Brasil está "decepcionado" por las falsas promesas de Nicolás Maduro y la demora de los resultados
La Corte Suprema venezolana será la encargada, ahora, de auditar los resultados electorales. Según el propio Maduro, esa es “la mayor instancia de la justicia de nuestro país y el único órgano que tiene poder para hacer una auditoría de los resultados electorales informados por la CNE”. Aunque es la Corte la única que puede decidir sobre el asunto, la oposición argumenta que los miembros de la mayor instancia judicial fueron “puestos por el gobierno” y dicen que su presidenta Beatriz Rodríguez pertenece al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Recordaron también que fue esta magistrada quien impidió a Corina Machado presentarse como postulante.
En ese contexto, Maduro declaró ayer: “Me lanzo delante de la Justicia. Estoy dispuesto a ser convocado e investigado” por la máxima instancia judicial”. Es bueno aclarar, en ese sentido, que hay dos jueces pertenecientes al grupo de Machado; y desde ese lugar podrían perfectamente mostrar el tenor de la auditoría. Hasta ahora no se los ha escuchado.
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