INTERNACIONAL
La política exterior de EE.UU.

Los métodos de negociación de Trump y la alineación de Milei

La reunión del presidente norteamericano con Zelensky y las tensiones que se vieron en vivo en el Salón Oval convirtieron en tendencia "Tercera Guerra Mundial". Los cambios de la posición de Argentina frente a la guerra en Ucrania.

Donald Trump y Volodymyr Zelensky
Donald Trump y Volodymyr Zelensky | Agencia Afp

"Tienes que ser más respetuoso, no estás en buena posición..." le dijo Donald Trump en vivo al presidente ucraniano Volodimir Zelensky en una tensa reunión ante decenas de periodistas en el mismísimo Salón Oval, y la tensión fue tan extrema que ni siquiera se firmpó el acuerdo sobre minerales y tierras raras con el que de alguna manera Ucrania empezaría a "compensar" la enorme apoyo en armas y dinero que Joe Biden volcó en ese país ante la invasión de las tropas de Vladimir Putin.

Las imágenes de esa reunión mostraron el calvario ucraniano, ya que a la devastación sufrida por ese país ante los ataques del ejército rusao, Zelensky se encuentra ahora además ante la "cuenta" que Trump y su vice Vance quieren cobrar, afirmando que los contribuyentes estadounidenses gastaron cientos de miles de millones de dólares en la asistencia a Kiev "y eso no puede seguir".

Zelensky no se rindió, ya desde su vestimenta, habitualmente sin traje, desafió las normas de la reunión, es muy raro que los visitantes del Salón Oval no asistan con un atuendo formal, y a la hora de enfrentar los "pedidos de respeto" de Trump, que incluso algunos días antes lo había llamado dictador porque por la guerra no hubo elecciones en Ucrania, el abogado y ex actor siguió defendiendo su postura de que el ataque de Putin "debe ser detenido por Occidente".

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La estrategia de Trump de mostrar una posición edulcorada con el Kremlin y presionar a Zelensky para que acepte el terreno ya ocupado por Rusia y capitule "para que su país no desaparezca" no dio resultados, al menos en esa reunión. Zelensky se fue sin aceptar esos términos y sin firmar los acuerdos de minerales que interesaban a Estados Unidos, ya que esas "tierras raras" que hay en Ucrania son muy importantes en múltiples procesos industriales y tecnológicos.

Trump piensa siempre en la concepción “America first” (EE.UU. primero), dando luego giros que a vaces pueden resultar hasta de 180° en los lineamientos de su política exterior. Así entonces llegó a llamar "dictador" a Zelensky y pocos días después estaba con el mandatario ucraniano ante la prensa en Washington.

Trump ha retirado a EE.UU. de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para presionar luego con la presentación de un documento que sirva de negociación al regreso, en mejores condiciones, es decir reduciendo el aporte de dinero de Washington a ese ente sanitario en el que habitualmente ha sido uno de los pilares principales. La ambición de Trump -señalan- es nombrar en la OMS a un norteamericano cómo Director General. Ya había retirado a EE.UU. de la OMS en 2020, nada menos que durante la pandemia del COVID-19…

Lo cierto es que desde el punto de vista de política exterior, el presidente de EE.UU. tiene un claro acercamiento con la Rusia de Vladimir Putin. No solo con el Kremlin, también ha tenido acercamientos con Kim Jong Un (Corea del Norte). Se trata de otra cuestión difícil de explicar si se tiene en cuenta que desde Guerra de Corea (1950-1953), Estados Unidos ha seguido siempre con extrema tensión el desarrollo de armas nucleares por parte Corea del Norte.

“Tendremos relaciones con Corea del Norte y con Kim Jong Un. Me llevé muy bien con él” dijo a principios de febrero Trump en una conferencia de prensa luego de una reunión con el primer ministro de Japón, Shigeru Ishiba. No era el mejor lugar para hablar del líder coreano, ya que repasando la historia de Japón y Corea del Norte, ha sido de franca hostilidad desde la Segunda Guerra Mundial. Las pruebas de misiles balísticos constantes de Corea del Norte sobre el mar japonés agregan tensión a la relación entre esos países y la cercanía que Trump esgrime con Kim Jong Un es otro giro importante respecto a la política exterior de Biden y los anteriores mandatarios.

La Unión Europera hace equilibrio, necesita consolidar su apoyo a Ucrania y observa a Trump con hostilidad. Pero al mismo tiempo sabe que sin el apoyo de la Casa Banca enviando armas Kiev finalmente caerá ante el ejército ruso, que ha sufrido pérdidas durísimas, pero es muy superior en número al de la feroz resistencia ucraniana.

En ese cuadro, la Argentina y Javier Milei enfocan su política exterior en una alineación directa con Trump. Pero eso ha llevado a una falta de coherencia en algunos temas, ya que si bien Milei repite ser un fundamentalista desde lo económico, un dogmático en su propia área, no muestra un “pragmatismo coherente” en su política exterior. Con Ucrania luego de su público apoyo a Zelensky en varias ocasiones en su primer año de gestión, luego nuestro país se abstuvo en una votación que acusaba a Rusia de invadir a Ucrania.

Fue por ese alineamiento con Trump, sin cuestionamientos, pero lo cierto es que los cambios de la política exterior Argentina en la ONU respecto a Ucrania, ni los anhelos del liberal libertario por un Acuerdo de Libre Comercio con EE.UU. no han logrado hasta ahora una contrapartida o un interés real de Trump. Las políticas económicas del presidente norteamericano no contemplan las reglas de la Organización Mundial del Comercio, discriminan en la aplicación de tarifas y pueden variar en minutos, violando la cláusula de la “Nación más favorecida” a no ser que sean Uniones Aduaneras, Acuerdos de Libre Comercio…. De lo que se vio hasta ahora, en sus primeras semanas de gestión, las medidas arancelarias de Trump no han ayudado a nuestro país.

La Argentina se encuentra entonces inmersa en un enorme tablero de ajedrez geopolítico, en el que Milei pretende y cree que el alineamiento “patológico” y poco estratégico con Trump le valdrá una posición ventajosa. Difícil de creer. En estas circunstancias de tensión
internacional, la Argentina debería ver cómo velar por su interés del país. Las idealizaciones, los caprichos en la política exterior, la falta de planificación de la misma, sólo conducen a que la Argentina arriesgue a “quedar fuera de la partida”.

*Lic. en Ciencias Políticas.