Por los asesinatos de dos mujeres en octubre de 2019, un tribunal de Florida, Estados Unidos, condenó a la pena de muerte a Wade Wilson, un femicida conocido como "Deadpool Killer", homónimo del personaje de Marvel Comics. Sin embargo, más allá de la sentencia, lo que resultó desconcertante fue la creciente idolatría en torno a su figura. En el juicio, los fiscales destacaron cómo algunas personas organizaban recaudaciones de fondos en su nombre, sin comprender la gravedad de sus actos.
Los asesinatos de Kristine Melton y Diane Ruiz
El 7 de octubre de 2019, Wilson, actualmente de 30 años, conoció a Kristine Melton, de 35 años, en un bar de música en vivo en Cape Coral, Florida. Lo que comenzó como una noche aparentemente inocente, terminó en tragedia cuando Wilson la estranguló mientras dormía en su casa.
Después de matar a Kristine Melton, Wilson robó su auto y se dirigió a la casa de su exnovia, con quien al parecer tuvo una pelea y al finalizar la discusión volvió a conducir con el auto robado. Durante el trayecto, se encontró con Diane Ruiz, una mujer de 43 años que caminaba por la calle. Wade detuvo el coche y le preguntó si conocía una dirección, invitándola a subir al vehículo, según el caso.
La mujer se mostró reticente, por lo que Wade la atacó, golpeó y estranguló antes de empujarla fuera del vehículo y pasarla por encima con él entre 10 y 20 veces.
El cuerpo de Diane fue hallado tres días después en el auto de Melton, abandonado en un campo. Según el fiscal adjunto Andreas Gardiner, el cuerpo de la mujer fue encontrado solo porque los buitres lo sobrevolaban. Su familia tuvo que identificarla por los tatuajes de su espalda debido a su avanzado estado resultante de una agresión brutal, según la fiscalía.
Al día siguiente, Wade Wilson llamó a su padre y confesó los crímenes, diciendo: "Soy un asesino". Su padre, en estado de shock, no dudó en informar a la policía, lo que llevó a la detención de Wilson el 8 de octubre de 2019.
El juicio y la sentencia
Durante el juicio, Wilson admitió su culpabilidad, mientras que la defensa intentó, sin éxito, argumentar que el comportamiento de su cliente estaba influenciado por trastornos mentales y abuso de sustancias, pero los fiscales rechazaron esta versión, describiendo sus acciones como "sorprendentemente malvadas y viles".
A pesar de estos intentos, la crudeza de los actos de Wilson y su falta de remordimiento quedaron patentes, dejando al tribunal pocas opciones más que dictar la pena de muerte.
La sentencia de muerte fue impuesta este 27 de agosto, tras una emotiva audiencia en la que los padres de Wilson solicitaron clemencia en una carta que no logró cambiar el veredicto.
Wilson, que había considerado hablar durante la audiencia, permaneció en silencio mientras el juez leía la sentencia. El condenado se enfrenta a una elección entre inyección letal o silla eléctrica, los dos métodos de ejecución permitidos en Florida.
Wilson, quien ya ha sido trasladado al corredor de la muerte en la Institución Correccional Union en Raiford, se unirá a una lista de 276 hombres que esperan su ejecución en este estado.
La idolatría por el "Deadpool Killer"
El tribunal sentenció a Wade Wilson a la pena de muerte por los asesinatos de Kristine Melton y Diane Ruiz. Sin embargo, lo que resulta aún más inquietante es la extraña fascinación que algunas personas han desarrollado hacia Wilson, organizando recaudaciones de fondos y convirtiéndolo en una figura casi idolatrada, destacaron los fiscales del caso, quienes señalaron que este fenómeno no solo refleja una "falta de comprensión de la gravedad de sus actos".
Wilson recibió casi 4.000 mensajes de apoyo, muchos de ellos de fanáticas atraídas por su llamativo rostro cubierto en tatuajes, quienes le solicitaron al juez que revea la pena de muerte y le salve la vida. Entre esos mensajes se encuentran fotos con contenido sexual que fueron enviadas por mujeres que buscaban captar la atención del “Deadpool Killer”. Según registros públicos, las autoridades tuvieron que rechazar 163 imágenes por su contenido “inapropiado”.
Además, cientos de mujeres y otros partidarios inundaron los medios locales pidiéndole al juez Nicholas R. Thomson, del condado de Lee, Florida, que le perdone la vida a Wilson, luego de que un jurado lo encontrara mayoritariamente culpable y lo condenara a pena de muerte.
El caso del "Deadpool Killer" expone un lado oscuro de la sociedad, donde el sensacionalismo alimenta la glorificación de figuras violentas. En un mundo regido por el consumismo, donde los medios y las redes sociales convierten lo aberrante en espectáculo, se revela cómo los medios (capitalismo) puede transformar incluso a los asesinos en productos de consumo. Harold Schechter, quien escribe sobre crímenes reales en Estados Unidos y se especializa en asesinos en serie, denomina este interés popular por el tema como "una especie de histeria cultural".
Schechter, detalla que a Jeffrey Dahmer, "el caníbal de Milwaukee", le gustaba hervir y quedarse con las cabezas de sus víctimas, así como tener relaciones sexuales con sus cadáveres. Albert Fish, el "vampiro de Brooklyn", torturaba y mutilaba niños antes de matarlos. Por lo que reflexiona que podría afirmarse que lo que realmente los hace tan reversamente atractivos es su humanidad.
Una investigación sobre el asesinato en serie hecha por la Unidad de Análisis de Conducta del FBI en 2005 concluyó que "no son monstruos y pueden no parecer extraños. Los asesinos a menudo tienen familias y hogares, empleos y aparentan ser miembros normales de la comunidad".
Los asesinos en serie son responsables de menos del 1% de los homicidios en EE.UU. cada año y no más de dos docenas están "activos" en un momento dado, según las estimaciones de Scott Bonn, sociólogo y criminólogo de la Universidad de Drew (Madison, Nueva Jersey). Sin embargo, nuestra fascinación por el tema excede por mucho a nuestra preocupación acerca de peligros más grandes.
Una de las explicaciones más provocativas del atractivo de los asesinos en serie es que cumplen una función social, permitiéndonos satisfacer nuestras fantasías más vengativas sin tener que actuar y, cuando el criminal es arrestado, sin tener que sentirse culpable, según el sociólogo y criminólogo.
"Son como la catarsis de lo peor de nosotros, un rayo para nuestros pensamientos más oscuros, como los comepecados de la época medieval que se llevaban los pecados de otros y al hacerlo, limpiaban la sociedad", explica Shane McCorristine, historiador cultural de la Universidad de Cambridge.
Eso explica, en su opinión, la razón de que haya personas que no pueden evitar ver los videos de ejecuciones que publica ISIS o torturas ajenas, a pesar de que quizás después se arrepientan. También puede explicar por qué, cuando vemos un accidente, reducimos la velocidad, tratando de ver el horror que tenemos a mano
"Deadpool Killer": el video del doble asesino de Florida minutos después de estrangular y matar
La pena de muerte en Estados Unidos
La pena de muerte en Estados Unidos sigue siendo un tema candente y controvertido. A pesar de los debates éticos y legales que la rodean, un número considerable de estados aún mantiene este castigo en sus códigos penales. Estados como Texas, Florida y Alabama encabezan la lista de aquellos que con mayor frecuencia recurren a la ejecución como pena máxima.
Las razones detrás de esta persistencia son variadas y complejas, incluyendo factores históricos, culturales, políticos y religiosos. Algunos argumentan que la pena de muerte sirve como disuasivo para crímenes graves, mientras que otros sostienen que es una práctica cruel e inusual que no reduce la tasa de homicidios.
RM / Gi
