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Las obispas anglicanas exigen más firmeza ante las denuncias de abusos

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Obispa. Joanne Grenfell lamentó que el Sínodo rechazara investigar las denuncias de abuso en forma independiente. | afp

La Iglesia de Inglaterra, inmersa en una crisis por varios casos de violencia sexual, concluyó ayer su sínodo general, que mostró que las obispas están a la vanguardia en este tema y exigen responsabilidades y reglas más estrictas para proteger a las víctimas.

Institución religiosa nacional, la Iglesia de Inglaterra, que tiene como líder al rey Carlos III, se reunió esta semana en un sínodo general para discutir cómo responder a los casos de agresión sexual dentro de la organización.

Pero este órgano electo, compuesto por casi 500 miembros, descartó el martes establecer un proceso totalmente independiente para tratar las denuncias.

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“Hemos perdido la ocasión de decir de manera inequívoca a las víctimas que escuchamos sus preocupaciones”, lamentó la obispa Joanne Grenfell, encargada de la política de protección y salvaguarda dentro de la Iglesia de Inglaterra, quien abogaba por normas más estrictas.

En los últimos meses, otra obispa, Helen-Ann Hartley, se dio a conocer por su determinación a la hora de reclamar la renuncia del entonces líder de la Iglesia de Inglaterra, Justin Welby.

Cuestionado por su gestión de un escándalo de violencia física y sexual cometida contra 130 niños y jóvenes por parte de un abogado vinculado a la institución, Welby se vio obligado a dejar el cargo en enero.

Las mujeres representan alrededor de un tercio de los 108 obispos de la Iglesia de Inglaterra, que nació de la ruptura del rey Enrique VIII con Roma en 1534. Para Jayne Ozanne, exmiembro del sínodo y activista Lgbtq, la presencia de mujeres en el episcopado representa “una diferencia importante”. “Las obispas muestran más empatía con las víctimas y son conscientes de cómo las estructuras de poder de la Iglesia de Inglaterra pueden oprimir a la gente”, dijo.

La obispa Helen-Ann Hartley es una de las voces más críticas contra el sucesor de Welby, Stephen Cottrell, quien asumió, de forma temporal, el cargo de líder de la Iglesia de Inglaterra el 6 de enero.

Cottrell está siendo cuestionado por mantener en el cargo a un sacerdote a quien la institución prohibió estar solo con niños tras varios casos de agresión sexual.