La vicepresidenta de Filipinas, Sara Duterte, hizo una fuerte declaración este sábado al anunciar que había contratado a un sicario para asesinar al presidente Ferdinand Marcos Jr., a su esposa, y al presidente de la Cámara de Representantes, Martin Romualdez, en caso de que ella misma fuera asesinada. La amenaza fue tajante y Duterte aseguró que no se trataba de una broma, lo que levantó alarmas en el escenario político del país.
En una conferencia de prensa en línea, la funcionaria filipina se mostró visiblemente enojada y acusó a Marcos de ser un mandatario incompetente y un mentiroso. Duterte, quien es conocida por su estilo confrontativo, no dudó en hacer comentarios cargados de expletivos, que reflejan la creciente tensión entre ella y el jefe de estado.
Al ser consultada sobre posibles amenazas a su vida, la vicepresidenta sugirió que existía un complot para matarla. "No se preocupen por mi seguridad, porque ya he hablado con alguien. Dije ‘si me matan, maten a BBM, Liza Araneta (su esposa) y Martin Romualdez’. No es broma", dijo usando las iniciales que muchos utilizan para referirse al presidente.
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Y remarcó: “He dado mi orden, ‘Si muero, no paren hasta que los hayan matado’". Según el código penal filipino, tales comentarios públicos pueden constituir un delito de amenazar con infligir un mal a una persona o su familia y es punible con una pena de cárcel y multa.
“Amenaza activa”: tensión en la política filipina por la advertencia de Duterte
Las declaraciones de Duterte generaron un clima de alta tensión en la política del país. En respuesta, el secretario ejecutivo Lucas Bersamin calificó la advertencia como una “amenaza activa” contra el mandatario y remitió el caso a la guardia presidencial para que tomara “acción inmediata y adecuada”. Sin embargo, aún no se especificaron que medidas se tomarán contra la vicepresidenta.
En este sentido, el Comando de Seguridad Presidencial aumentó inmediatamente la seguridad de Marcos y dijo que consideraba la amenaza de la vicepresidenta, que fue “hecha descaradamente en público”, un problema de seguridad nacional. Además, sostuvieron que estaban “coordinando con las agencias de aplicación de la ley para detectar, disuadir y defender contra cualquier y todas las amenazas al presidente y a la primera familia”.
Por su parte, el general Romeo Brawner, jefe militar de Filipinas, emitió un mensaje en el que reafirmó el compromiso de las Fuerzas Armadas, conformadas por 160.000 miembros, de mantenerse apolíticas y respetuosas con las instituciones democráticas del país. “Hacemos un llamado a la calma y la resolución”, dijo Brawner. “Reiteramos nuestra necesidad de permanecer unidos contra aquellos que intentarán romper nuestros lazos como filipinos”.
El distanciamiento entre el presidente filipino y su vicepresidenta
El distanciamiento entre el presidente filipino y su vicepresidenta fue notorio desde su victoria electoral conjunta en mayo de 2022. Ambos fueron postulantes como fórmula presidencial y lograron un triunfo rotundo, abogando durante la campaña por la unidad nacional. No obstante, a pesar de sus orígenes políticos compartidos, el vínculo entre ellos sufrió tensiones debido a diferencias clave en varios temas de política interna y externa.
A pesar de haber sido una figura clave en la campaña de Marcos, Duterte dejó el gabinete en junio de 2022, donde se desempeñó como secretaria de Educación y jefa de un cuerpo antiinsurgencia. Esta salida fue un reflejo de sus desacuerdos con el enfoque del presidente hacia temas como la agresión de China en el Mar del Sur de China y otras políticas internas.
Desde entonces, la vicepresidenta fue una crítica feroz de Marcos, su esposa Liza Araneta-Marcos y el presidente de la Cámara, Martin Romualdez, aliado y primo del presidente, acusándolos de corrupción, incompetencia y persecución política a la familia Duterte y sus cercanos partidarios.
La funcionaria filipina es hija del expresidente Rodrigo Duterte, cuya represión antidrogas dejó miles de sospechosos muertos que la Corte Penal Internacional estuvo investigando como un posible crimen contra la humanidad. Aunque el exmandatario negó haber ordenado asesinatos extrajudiciales, sus declaraciones en el Senado filipino sobre la existencia de un “escuadrón de la muerte” durante su mandato como alcalde de Davao alimentaron aún más la polarización.
El último episodio de esta ruptura política entre Marcos y Duterte se desencadenó por la detención de Zuleika Lopez, jefa de personal de la vicepresidenta, quien fue acusada de obstruir una investigación sobre el uso indebido del presupuesto. Lopez fue hospitalizada después de enfermarse, y lloró cuando se enteró de un plan para encerrarla temporalmente en una prisión de mujeres.
LT