Enfrentada a las amenazas de la Rusia de Vladimir Putin y la desconfianza respecto a la administración estadounidense de Donald Trump, la Unión Europea estudia ahora la manera concreta de echar a andar un enorme plan de unos 800 mil millones de euros con el que reforzar la defensa continental.
“El tiempo de las ilusiones ha terminado (...) Necesitamos un refuerzo de la defensa europea, y lo necesitamos ya mismo”, dijo el último martes la presidenta de la Comisión Europea, el órgano ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen.
Sin embargo, hay muchos analistas que se plantean interrogantes múltiples sobre cómo hará la Unión Europea para movilizar esos recursos gigantescos.
E incluso todavía resta saber si, aun logrando esa montaña de dinero, bastaría para disuadir a Moscú y prescindir del poderío militar estadounidense para la defensa del continente.
Desde la invasión rusa de Ucrania, en febrero de 2022, los países de la Unión Europea se han impuesto aumentar el presupuesto para la defensa.
Pero el nuevo gobierno estadounidense agravó el sentimiento de urgencia europea, con la humillación pública a la que Trump sometió al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, durante una entrevista en el Salón Oval de la Casa Blanca. Además de la amenaza que el norteamericano lanzó durante su campaña para la presidencia de retirar su apoyo a los miembros de la OTAN que no gasten lo suficiente en materia de defensa.
En ese escenario, si los Estados Unidos se retiran del escenario europeo, podría llevarse además grandes cantidades de armamento y equipos considerados esenciales para disuadir a Rusia de una eventual agresión contra sus vecinos.
Los expertos militares del centro de reflexión Bruegel estiman que, para disuadir a Rusia, Europa necesitaría gastar el equivalente a 250 mil millones de euros adicionales cada año en defensa, y sumar unos 300 mil soldados a sus ejércitos.
La propuesta que la Unión Europea presentó la semana pasada se basa en dos pilares esenciales.
El primero es flexibilizar las rígidas reglas presupuestarias del bloque para permitir que los gobiernos gasten más en defensa, sin incurrir en un expediente por déficit excesivo.
El segundo pilar del plan es la propuesta de ofrecer a los Estados del bloque préstamos respaldados por la Unión Europea de hasta 150 mil millones de euros.
Comprar armas a EE.UU. o producir
El ambicioso plan de defensa de la Unión Europea permitiría a los países miembros reorientar fondos destinados a regiones más pobres y flexibilizar la acción del Banco Europeo de Inversiones (BEI) en materia de defensa.
El experto Ian Lesser, del grupo de reflexión Fondo Marshall, apuntó que “la gran variable aquí es la toma de decisiones nacionales”. “La mayor parte del dinero está bajo el control de los gobiernos nacionales”, recordó.
Uno de los dilemas está en ver si Europa quiere gastar su dinero principalmente en industrias locales, siguiendo la línea defendida por el presidente francés, Emmanuel Macron, o si opta por comprar material norteamericano.
“Es posible que la restricción no sea el dinero, sino el suministro, ya que Europa todavía carece de la capacidad industrial” para ello, comentó Lesser. En su opinión, “la forma más rápida de desarrollar capacidades es comprar equipos estadounidenses”.
Guntram Wolff, experto del equipo de reflexión Bruegel, dijo que el plan lanzado por la UE por ahora es solamente “un primer paso en la discusión futura”.
“Está en la dirección correcta, pero no es suficiente”, dijo Wolff.
En la próxima semana habrá en Bruselas una nueva cumbre de dirigentes de la UE, y la Comisión Europea debe presentar ideas concretas y opciones para impulsar el financiamiento de la defensa. “Por ahora solo tenemos los contornos de una idea. Todavía estamos esperando los detalles”, dijo un diplomático.