El Holocausto, uno de los capítulos más oscuros de la historia contemporánea, no solo marcó la pérdida de millones de judíos sino que también impulsó la creación de instituciones multilaterales clave para prevenir y juzgar crímenes contra la humanidad. Sin embargo, a 80 años de la liberación de Auschwitz, el máximo exponente de la maquinaria genocida nazi, una encuesta de ADL/Ipsos reveló un dato demoledor: el 20% de la población mundial -de la franja entre 18 y 25 años- "nunca escuchó" hablar del holocausto judío.
La "Solución Final": el plan sistemático del genocidio judío
La persecución de los europeos de origen judío durante la Segunda Guerra Mundial comenzó con la invasión de Polonia en 1939 y se intensificó con la implementación de la "Solución final" por parte del régimen nazi. Este plan sistemático de exterminio, discutido en la Conferencia de Wannsee en 1942, condujo a la deportación y asesinato de seis millones de judíos en decenas de campos de exterminio.
Lugares como Auschwitz-Birkenau, Sobibor y Treblinka se convirtieron en sinónimo del horror, donde millones de personas fueron asesinadas mediante cámaras de gas, fusilamientos masivos y condiciones inhumanas. El objetivo del aparato genocida orquestado por Adolf Hitler era claro: la eliminación total del pueblo judío, considerado por el régimen como una "amenaza racial".
Sin embargo, el final de la que fue la mayor guerra a gran escala del siglo XX tuvo como emblema la liberación del predio polaco Auschwitz el 27 de enero de 1945, en manos del Ejército rojo. Desde entonces, el mayor campo de exterminio montado por los nazis se convirtió en un testimonio de la barbarie que puede alcanzar la humanidad, pero también en un sitio de peregrinación mundial por la memoria y la paz.
"El Holocausto demuestra lo que ocurre cuando triunfan el odio, la deshumanización y la indiferencia", publicó la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el marco de las actividades del 80° aniversario del Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto.
Además de los métodos de exterminio, los nazis recurrieron a la propaganda masiva para deshumanizar a las víctimas y justificar sus crímenes ante la sociedad alemana y el mundo. La "solución final" no solo fue un acto de barbarie, sino también un ejemplo aterrador de cómo la burocracia y la tecnología moderna pueden ser utilizadas para perpetrar genocidios.
El auge del antisemitismo, en cifras
En el marco de la conmemoración del Holocausto, varias organizaciones registraron un alza de la judeofobia o antisemitismo a nivel mundial, un término acuñado en el siglo XIX que remite a una consideración racial. Entre ellas ADL, una organización judía con sede matriz en Washington, creada en 1913 para "detener la difamación del pueblo judío y garantizar la justicia y un trato justo para todos", según reza la página web.
Según el sondeo, coordinado por la consultora Ipsos, un 20% de los encuestados a nivel mundial "nunca escuchó" hablar del Holocausto. Menos de la mitad (48%) reconoce la exactitud histórica del Holocausto, una cifra que desciende al 39% entre los jóvenes de 18 a 34 años, destacando una preocupante tendencia demográfica. Los encuestados menores de 35 años también presentan niveles más elevados de sentimientos antisemitas (50%), 13 puntos porcentuales más que los mayores de 50 años.
Otro hallazgo preocupante de la muestra, que abarca más de 58.000 adultos en 103 países y territorios, refleja además que casi la mitad de la población mundial (46%) mantiene actitudes antijudías. Esto representa un aumento alarmante respecto a la primera encuesta global de hace una década, y constituye el nivel más alto registrado desde que estas tendencias comenzaron a monitorearse a nivel global.
Del Holocausto a los tribunales penales sobre crímenes contra la humanidad
Pero el lado B de la Segunda Guerra Mundial y del Holocausto -un genocidio sin precedentes en la historia contemporánea- fue la creación no solo de la ONU sino también de las Convenciones de Ginebra, y los primeros tribunales penales ad-hoc, como Nuremberg o más adelante Yugoslavia, que luego darían lugar a la Corte Penal Internacional (CPI). Estos organismos fueron establecidos con el objetivo de garantizar que crímenes de guerra o contra la humanidad nunca vuelvan a ocurrir y de promover la justicia global; con la idea de que los responsables rindan cuentas en el marco del imperio de la ley.
En tanto, el auge del antisemitismo, un problema "grave" a nivel mundial según el 57% de los encuestados, también choca con la percepción sobre el accionar de Israel en Medio Oriente (manifestaciones conocidas como "antisionismo"). En esa línea, coincide con el reciente desenlace de la guerra árabe-israelí, un conflicto que se agudizó desde que el estado hebreo permitió la colonización paulatina de los territorios palestinos desde 1967; y que escaló al álgido punto de 2023, con la masacre de.1200 israelíes el 7 de octubre y la posterior matanza de decenas de miles de palestinos de la Franja de Gaza.
Una de las consecuencias de la guerra en Gaza fue la emisión de órdenes de arresto internacional contra el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, su exministro de Defensa Yoav Gallant, y un cabecilla militar del grupo islamista, en el marco de la investigación por presuntos crímenes contra la humanidad, una figura que incluye el genocidio. Para el fiscal de la CPI, el británico Karim Khan, "existen motivos razonables para creer que los sospechosos cometieron crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad", en función de entrevistas con sobrevivientes, videos de redes sociales e imágenes satelitales.
Para emitir las órdenes, el fiscal de origen británico contó con el aval del experto en derecho internacional y juez del tribunal penal de la ONU, Theodor Meron, un sobreviviente del Holocausto que dedicó su vida a reconvertir su doloroso recuerdo de Auschwitz en hacer valer el imperio de la ley para evitar atrocidades semejantes. Según contó en varias entrevistas, se trata de una tarea que busca la rendición de cuentas y va "más allá de reivindicaciones históricas o religiosas de cualquier bando".
Pero la medida, la primera en ser dictada contra un mandatario occidental, fue cuestionada por varios de sus aliados. El jefe de gobierno del estado hebreo y responsable de la ofensiva en Gaza acusó al tribunal penal de la ONU, al que pertenece Meron, de ser un "organismo político parcial y discriminatorio". Lo tildó de cometer un acto de "antisemitismo", abriendo el debate en torno al concepto que aglutina el odio racial/étnico hacia los judíos. Entre los detractores de esta idea se destacó Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y de Seguridad, uno de los pocos que cuestionó a Netanyahu y, en relación a la investigación de la CPI, declaró: "Dejen de esconderse detrás del antisemitismo, no tiene nada que ver con el antisemitismo. Se trata de buscar la justicia en la escena mundial".
DS