Los telescopios de la NASA coordinaron un trabajo de investigación que dejó asombrados a los propios especialistas, tras revelarse detalles impactantes de un universo oculto de agujeros negros supermasivos, que pueden ser miles de millones de veces más grandes que el Sol. El líder del estudio y astrofísico de Caltech en Pasadena, Peter Boorman, señaló que “muestra el valor del legado de los archivos de telescopios y el beneficio de usar múltiples instrumentos y longitudes de onda de luz en conjunto”.
Los hallazgos fueron presentados en la “Revista Astrofísica”, donde los científicos de la agencia espacial describen a través de un estudio que “muchos de estos monstruosos objetos están ocultos detrás densas nubes de gas y polvo en el espacio”.
La investigación presentada por la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio halló que aproximadamente el 35% de los agujeros negros supermasivos están muy oscurecidos. Esto significa que, las nubes de gas y polvo que los rodean son tan espesas que bloquean incluso la luz de rayos X de baja energía.
Para confirmar la presencia de agujeros negros muy oscurecidos y de canto, los investigadores se basaron en el Conjunto de telescopios espectroscópicos nucleares (NUSTAR) de la NASA, un observatorio de rayos X también gestionado por el Laboratorio de propulsión a Chorro (JPL)
Los astrónomos de la NASA habían descubierto que menos del 15% de los agujeros negros supermasivos están tan oscurecidos
En estudios anteriores, astrónomos habían descubierto que menos del 15% de los agujeros negros supermasivos están tan oscurecidos. Los científicos creen que la verdadera división debería estar más cerca del 50/50 basándose en modelos de cómo crecen las galaxias.
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El Satélite Astronómico infrarojo (IRAS) junto al NUSTAR, confirmaron la presencia de agujeros negros muy oscurecidos y de canto. Los rayos X de menor energía son absorbidos por las nubes de gas y polvo circundantes, mientras que los rayos X de mayor energía observados por el Conjunto de telescopios espectroscópicos nucleares que pueden penetrar y dispersarse en las nubes.
Detectar estos rayos X puede llevar horas de observación, por lo que los científicos que trabajan con el NUSTAR primero necesitan un telescopio como el IRAS que les indique dónde buscar.
El líder del estudio de los agujeros negros supermasivos, Peter Boorman, destacó: “Me sorprende lo útiles que fueron IRAS Y NuSTAR para este proyecto, especialmente a pesar de que IRAS estuvo en funcionamiento hace más de 40 años”.
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El IRAS detectó cientos de objetivos iniciales. Algunos de ellos resultaron no ser agujeros negros muy ocultos, sino galaxias con altas tasas de formación estelar que emiten un resplandor infrarrojo similar. Por ello, los autores del nuevo estudio utilizaron telescopios terrestres de luz visible para identificar esas galaxias y separarlas de los agujeros negros ocultos.
PM