El diplomático noruego Geir Pedersen, nombrado en 2018 "enviado especial" para Siria del Secretario General de la ONU, Antonio Gutérres, difundió en Ginebra sus recomendaciones para normalizar el país, tras la fuga a Rusia del dictador Bachar Al-Assad, y la toma del poder por el jefe de la rebelión que lo derrocó, Abou Mohammed Al-Joulani, líder del grupo armado islamista sunita, Hayat Tahrir Al-Cham (HTC), dominante en la región de Idlib, en el noroeste del país, la más importante por extensión geográfica y diversidad de población (1)
Geir Pedersen manifestó su "profunda solidaridad a todos los que han soportado el peso de la muerte, la destrucción, la detención y las indecibles violaciones de los derechos humanos" durante "14 años de sufrimiento implacable, un oscuro capítulo que ha dejado profundas cicatrices, esperando con cautelosa esperanza la apertura de uno nuevo, de paz, reconciliación, dignidad e inclusión, para todos los sirios" (2), que totalizarían unos 20 millones de habitantes.
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Explicó que "para los desplazados, este momento renueva la visión de regresar a los hogares que una vez perdieron. Para las familias separadas por la guerra, el comienzo de los reencuentros trae esperanza. A los detenidos injustamente, y a las familias de los detenidos y desaparecidos, la apertura de las cárceles nos recuerda que la justicia puede llegar. Los retos siguen siendo inmensos y escuchamos a quienes están ansiosos y aprensivos. Sin embargo, este es un momento para abrazar la posibilidad de renovación. La resistencia del pueblo sirio ofrece un camino hacia una Siria unida y pacífica".
Cabe precisar que la diversidad impera en la población siria. Los sunitas son mayoritarios, pero cohabitan con cristianos, kurdos, alawuíes, drusos, armenios, turcos y palestinos, y comparten el idioma árabe. El pasado de Al-Joulani, nacido en Riyad, Arabia Saudita, hace 42 años, remonta a sus estudios de medicina, carrera que abandonó por el islamismo militante, radicándose en Damasco, donde recibió un adoctrinamiento político-religioso. Luego combatió contra la invasión occidental en Irak y cayó preso por 5 años en la cárcel de Abou Ghraib, conocida por la práctica de la tortura a los prisioneros, bajo la responsabilidad de militares estadunidenses.
Tras su liberación, Al-Joulani, -cuya verdadera identidad es Ahmed Al-Chara- se integró en el Grupo Estado Islámico en Irak, un ramal de Al-Qaida, cuyo jefe, Abou Bakr Al-Baghdadi, lo envió a Siria para luchar contra Assad, donde Al-Joulani creó el Frente Al-Nosra, con el cual rompió en 2013. Se lo acusa de imponer la charia, lapidar mujeres adúlteras, y aniquilar brigadas rebeldes, supuestamente próximas de Estados Unidos. Ya instalado en Idlib, en junio de 2015 le imputan responsabilidad en el asesinato de una veintena de drusos. En 2016 fundó HTC. Hoy ha instaurado un nuevo régimen en Siria, nombrando primer ministro de la transición, para gobernar el país, a un ingeniero civil, Mohammed Al-Bachir. Los presos han sido liberados, vaciando las cárceles.
El representante de la ONU, Geir Pedersen, hizo un llamamiento "claro e inequívoco en este momento para que todos los actores armados sobre el terreno mantengan la buena conducta, la ley y el orden, protejan a los civiles y preserven las instituciones públicas». Instó «a todos los sirios a dar prioridad al diálogo, la unidad, y el respeto al derecho internacional humanitario y los derechos humanos en su intento de reconstruir su sociedad». Subrayó «que debe haber un esfuerzo colectivo para garantizar la paz y la dignidad de todos".
Geir Pedersen concluyó diciendo estar "dispuesto a apoyar al pueblo sirio en su camino hacia un futuro estable e integrador decidido y configurado por el pueblo sirio. Honraremos la memoria de quienes han sufrido durante décadas comprometiéndonos a ayudar a los sirios a construir una Siria en la que la justicia, la libertad y la prosperidad sean realidades compartidas. Seamos solidarios con los sirios para ayudarles a garantizar que este nuevo capítulo sea un capítulo de esperanza, y oportunidades para todos los sirios".
(1) Le Monde, Paris, 10 de diciembre de 2024.
(2) Comunicado de Naciones Unidas, Ginebra, 8 de diciembre de 2024.
Gi