Nacida en 1974 en Conchalí, Santiago, Jeannette Alejandra Jara Román encarna el ascenso desde la pobreza a los altos cargos políticos de Chile en las próximas elecciones presidenciales. Hija de un hogar obrero marcado por la dictadura de Pinochet, se unió al Partido Comunista (PC) a los 14 años, en 1988, integrando las Juventudes Comunistas en el Liceo Valentín Letelier.
Su militancia inicial incluyó brigadas contra el régimen, pintando murales y participando en campañas como "No +". Estudió Administración Pública en la Universidad de Santiago, donde presidió la Federación de Estudiantes en 1997, liderando protestas por financiamiento educativo. Esta etapa forjó su perfil como activista pragmática, siempre anclada en la equidad social.

Tras graduarse, Jara ingresó al Servicio de Impuestos Internos (SII) como fiscalizadora, convirtiéndose en dirigente sindical de la Asociación de Fiscalizadores. Allí defendió derechos laborales en el Chile posdictatorial, negociando con el Estado y empleadores.
En 2014, durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet, asumió como jefa de gabinete del subsecretario de Previsión Social y luego como subsecretaria entre 2016 y 2018, impulsando reformas que ampliaron coberturas previsionales para independientes. En 2020, postuló a la alcaldía de Conchalí por el PC, pero perdió ante el oficialista René de la Vega. Posteriormente, fue administradora municipal en Santiago bajo Irací Hassler, gestionando proyectos en barrios vulnerables.

El hito de su carrera llegó en 2022 con el gobierno de Gabriel Boric, quien la nombró ministra del Trabajo y Previsión Social. En este rol, lideró la reducción de la jornada laboral a 40 horas, el alza del salario mínimo y la recuperación de 500.000 empleos postpandemia, mediante diálogos con la CUT y la CPC.
Estos logros la posicionaron como figura transversal, aunque generaron roces con sectores duros del PC por su enfoque moderado. En abril de 2025, ganó las primarias oficialistas con 60% de los votos, superando a rivales en una contienda de bajo turnout, y se consolidó como candidata de la coalición Unidad por Chile, que incluye PC, PS y DC.
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De militante ortodoxa a reformista calculada
Su pertenencia al PC, de 37 años, ha sido pilar identitario, pero en la campaña 2025 se erige como fuente de controversia. Influida por la injusticia social, Jara se afilió por convicción transformadora, no herencia familiar, escalando bajo líderes como Gladys Marín y Guillermo Teillier.
Sin embargo, su pragmatismo —promoviendo alianzas con la centroizquierda— generó críticas de puristas como Daniel Jadue y Lautaro Carmona. En julio, rechazó suspender su militancia, afirmando que "no está sobre la mesa", pero en noviembre evolucionó: considera congelarla postsegunda vuelta para "dar señales claras" y mitigar estigmas anticomunistas. Este giro la etiqueta como disidente implícita dentro del PC.

Jara ha marcado distancias ideológicas: en septiembre calificó a Cuba como "no una democracia", rompiendo con posiciones tradicionales del partido, y en noviembre emplazó al gobierno Boric por recortes en el Presupuesto 2026, exigiendo reponer subsidios habitacionales y glosas sociales.
Defendió al ministro Mario Marcel ante ataques de Carmona, abogando por un PC "renovado, no piezas de museo". Esta madurez generacional tensiona las bases comunistas, pero fortalece su imagen transversal, atrayendo respaldos como el de más de 200 dirigentes DC que ven en ella un "reordenamiento republicano".

Las propuestas de Jara, plasmadas en el programa "Un Chile que cumple" de octubre 2025, priorizan un crecimiento inclusivo con 383 medidas. En economía, crea una Oficina Presidencial de Proyectos Estratégicos para atraer inversión y capacitar a 450.000 personas en competencias tecnológicas, reconvirtiendo 150.000 empleos.
La propuesta limita la UF en contratos y fortalece el Fondo de Infraestructura para vivienda pública, elevando la demanda interna vía redistribución. En salud, reduce listas de espera con una Ficha Clínica Interoperable y 500 salas de telemedicina, ambulatorizando el 55% de cirugías. Estas iniciativas enfatizan eficiencia estatal y alianzas público-privadas, midiendo avances mensuales en un "Tablero: Chile, país que cumple".
En seguridad y migración, propone combatir el crimen organizado duplicando la formación de Carabineros, construyendo cinco nuevas cárceles y regenerando barrios vulnerables. Introduce cuotas laborales migratorias por necesidades territoriales y fortalece la institucionalidad para un ordenamiento ordenado.
En educación y cuidados, expande la parvularia, moderniza títulos universitarios y duplica el programa "4 a 7" con subsidios a cuidadores. Para vivienda, impulsa un banco de suelos y un Observatorio del Arriendo, apoyando damnificados por emergencias como los incendios de 2024. Jara incorpora aportes de expertos y organizaciones, apostando por una "convivencia democrática" más allá de ideologías, aunque modera banderas como el fin de las AFP o aborto libre.

En las encuestas de noviembre 2025, Jara mantiene el liderazgo. El Pulso Ciudadano del 1 de noviembre la sitúa en 29%, superando a José Antonio Kast (25%) y Evelyn Matthei (20%), con 74% de votantes decididos. La encuesta Cadem de octubre la ubica en 28%, seguida por Kast con 23%, mientras Black & White reporta 30% para ella.
Este posicionamiento refleja su atractivo para indecisos, en un escenario de balotaje probable contra la derecha fragmentada. A cinco días de la primera vuelta, su desmarque presupuestario intensifica el contraste con Boric, consolidándola como cambio moderado.