Un hombre japonés que fue absuelto en 2024 recibirá una compensación de 217 millones de yenes (1,45 millones de dólares), tras pasar casi 50 años en el corredor de la muerte. Es la suma más alta nunca antes que se haya pagado en el país por un caso penal, según indicaron sus abogados.
Iwao Hakamata, quien actualmente tiene 89 años, fue encontrado culpable en 1968 de asesinar a su jefe, a la esposa de su jefe y a sus dos hijos. No obstante, tras recibir la pena de muerte y pasar casi 50 años esperando a ser ejecutado, fue absuelto en 2024 luego de un nuevo juicio.
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Los abogados que defienden al hombre explicaron que pidieron la mayor compensación posible dado que Hakamata fue el detenido condenado a muerte con más años de condena en el mundo y que los 47 años de detención afectaron su salud mental.
Este lunes, la solicitud fue atendida por el juez Kunii Koshi, quien coincidió en que el hombre sufrió un dolor mental y físico "extremadamente severo". En consecuencia, el Gobierno de Japón deberá pagarle una compensación económica, que, según medios locales, sería el mayor pago de la historia japonesa en realizarse por un caso criminal.
Tras haber sido condenado, a Hakamata le concedieron un nuevo juicio y recibió la libertad en 2014 ante la sospecha de que en su momento los investigadores podrían haber plantado evidencia en su contra.
En septiembre de 2024, un juez dictó la sentencia absolutoria para el hombre en un tribunal de Shizuoka, ciudad de la costa sur de Japón. Hakamata no asistió y fue eximido de todas las audiencias previas como consecuencia de su deterioro mental.
En 1966, Hakamata trabajaba en una planta procesadora de miso (un condimento asiático) cuando se encontraron los cuerpos de su jefe, la esposa y sus dos hijos, en el marco de un incendio en su casa en Shizuoka, al oeste de Tokio. Las víctimas habían sido apuñaladas hasta la muerte.
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El hombre fue encontrado culpable de asesinar a la familia, incendiar la casa y robar 200.000 yenes en efectivo. Si bien inicialmente negó haberlo hecho, poco después hizo una confesión forzada. En 1968 fue condenado a muerte.
Durante años, los abogados que defendieron a Hakamata argumentaron que el ADN recuperado de la ropa de las víctimas no coincidía con el del hombre y aseguraron que la evidencia había sido plantada.
Finalmente, se le concedió un nuevo juicio en 2014, aunque la extensión de los procedimientos judiciales hicieron que recién se iniciara en octubre del año pasado.
AS/LT