A pocas horas de la aprobación final del acuerdo sobre los rehenes, el gobierno israelí acusó a Hamás de intentar modificar a último momento una cláusula clave que otorga a Israel el poder de veto sobre la liberación de prisioneros considerados terroristas. El primer ministro Benjamin Netanyahu ordenó a su equipo negociador mantenerse firme y rechazar, lo que calificó como un "intento de extorsión".
En una reunión con su equipo negociador en Doha, Benjamin Netanyahu fue informado sobre las últimas maniobras de Hamás para modificar los términos del acuerdo sobre la liberación de rehenes.
Según un comunicado de la Oficina del Primer Ministro, la organización islamista quiere imponer su propia lista de prisioneros a ser excarcelados, en lugar de que Israel tenga la última palabra sobre quiénes pueden quedar en libertad.
"En contra de una cláusula explícita que otorga a Israel poder de veto sobre la liberación de asesinos en masa que son símbolos del terror, Hamás exige dictar la identidad de estos terroristas", denunció el gobierno israelí en el comunicado.
Hamas habría aceptado el borrador de un acuerdo con Israel y la liberación de 33 rehenes
Netanyahu dio instrucciones a su equipo de negociación para que mantuviera firme la postura acordada previamente y "rechazara de plano los intentos de extorsión de última hora de Hamás".
Pese a la tensión, el Gabinete de Seguridad de Israel tiene previsto reunirse a las 11:00 para dar la aprobación final al acuerdo, con la expectativa de que las cuestiones pendientes se resuelvan durante la noche.
Los términos del acuerdo y el repliegue militar
El acuerdo, cuya primera fase se extenderá por 42 días, establece un calendario de repliegue militar en Gaza. La aplicación del pacto comenzará dos o tres días después de su firma, informan.
Según el plan, las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) se retirarán del corredor Netzarim y de todas las zonas pobladas del enclave, manteniendo una distancia de al menos 700 metros de la frontera, salvo en cinco áreas específicas, donde la retirada será de 400 metros.
Además, se espera una reducción progresiva de la presencia militar en el corredor de Filadelfia, con una retirada total en los primeros 50 días.
Las negociaciones siguen en una etapa crítica, y la postura intransigente de ambas partes pone en duda la implementación efectiva del acuerdo. Mientras Hamás intenta modificar los términos a última hora, Israel insiste en que no aceptará cambios que comprometan su seguridad.
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