Estados Unidos calificó de “paso adelante” las conversaciones que mantuvo ayer con Irán sobre su programa nuclear, tras las amenazas de Donald Trump de lanzar una operación militar si fracasan las negociaciones.
Estos son los primeros contactos de este tipo entre ambos países desde 2018, cuando la primera administración de Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo de 2015 entre Irán y las grandes potencias para limitar su programa nuclear a cambio de un levantamiento de sanciones económicas.
Ambas partes anunciaron que las conversaciones se reanudarán el próximo sábado, sin precisar dónde. Las de ayer tuvieron lugar a puerta cerrada en Mascate, la capital de Omán, con la participación del enviado especial de Donald Trump, Steve Witkoff.
La Casa Blanca afirmó que las conversaciones fueron “muy positivas y constructivas” y marcaron un “paso adelante”. “Estos temas son muy complicados, y la interacción directa del enviado especial (Steven) Witkoff hoy fue un paso adelante para lograr un resultado beneficioso para ambos”, dijo en un comunicado.
El ministro iraní de Relaciones Exteriores, Abás Araqchi, afirmó que Estados Unidos quiere alcanzar un acuerdo “lo antes posible, pero que “eso no será fácil y requerirá voluntad de ambas partes”.
“En la reunión de hoy, creo que nos acercamos mucho a una base para las negociaciones”, dijo Araqchi en la televisión estatal iraní. “Si podemos finalizarlo en la próxima reunión, habremos recorrido un largo camino”, subrayó. Ninguna de las partes quiere conversaciones que “se alarguen eternamente”.
El diálogo de ayer tuvo lugar en una “atmósfera constructiva y basada en el respeto mutuo”, indicó la cancillería iraní.
Washington y Teherán rompieron sus relaciones diplomáticas hace 45 años y estaban enzarzados en una guerra dialéctica antes de que Trump anunciara el lunes por sorpresa que iban a mantener conversaciones.
Dos días después, el mandatario estadounidense advirtió sin embargo que una acción militar contra Irán era “absolutamente” posible si no se alcanzaba un acuerdo.
Irán, a su vez, respondió con la amenaza de expulsar de su territorio a los inspectores del Organismo Internacional de la Energía Atómica, que supervisan el progreso de su desarrollo nuclear.
Desde que Washington se retiró del acuerdo de 2015, Irán enriqueció uranio hasta el 60%, lejos del límite del 3,67% impuesto por ese pacto. Para fabricar una bomba atómica es necesario un nivel del 90%.
Los expertos, sin embargo, consideran que a Irán le interesa negociar. El país está debilitado por las sanciones que estrangulan su economía y está en juego su fuerza regional, tras los golpes infligidos por Israel a sus aliados palestino y libanés, Hamas y Hezbollah.
El profesor de la universidad Sciences Po de París, Karim Bitar, cree que el acuerdo incluirá “el fin del respaldo de Irán a sus aliados regionales”, ya que “la única prioridad de Irán es la supervivencia del régimen e, idealmente, obtener un poco de oxígeno, un alivio de las sanciones, para relanzar la economía porque el régimen se ha vuelto bastante impopular”.