La investigación sobre la desaparición y muerte de Émile Soleil, un niño de dos años y medio cuyo rastro se perdió en julio de 2023 en los Alpes franceses, dio un giro este martes con la detención de sus abuelos maternos y otros dos familiares bajo sospecha de "homicidio voluntario y ocultación del cadáver".
La desaparición de Émile ocurrió el 8 de julio de 2023, mientras veraneaba en la casa de sus abuelos en la aldea de Le Haut-Vernet, a 1.200 metros de altitud. La última vez que se lo vio con vida caminaba solo por una calle del pueblo. Sus padres no estaban presentes ese día, aunque sí sus abuelos y otros miembros de la familia.
Caso Loan: un análisis de ADN descartó que Sofía Herrera sea la hija de dos detenidos
Nueve meses después, una senderista encontró su cráneo y algunos dientes en una zona montañosa cercana. Posteriormente, la policía halló más restos óseos y prendas del niño. Sin embargo, las autoridades aún no lograron determinar con certeza la causa de la muerte y, en su momento, la fiscalía barajó tres hipótesis: "una caída, un homicidio involuntario o un asesinato".
En el marco de la investigación, este martes los abuelos y dos de sus hijos, es decir, los tíos del chico, fueron detenidos por orden del fiscal Jean-Luc Blachon. Al respecto, comentó que los arrestos fueron el resultado de meses de trabajo, donde la policía científica sigue examinando "varios puntos de la zona". Por el momento, se encuentran en custodia policial, aunque se desconoce cuánto tiempo permanecerán así o si serán acusados.
Según reveló el diario Le Parisien, las detenciones fueron motivadas por discrepancias y discusiones detectadas en las conversaciones telefónicas entre los abuelos y los padres de Émile, las cuales estaban siendo interceptadas por las autoridades. Uno de los temas en los que mayor desacuerdo hubo fue en relación con la custodia del niño el día en que desapareció.
Sumado a esto, los investigadores realizaron un allanamiento en el domicilio de los abuelos en La Bouilladisse, una localidad cercana a Marsella, donde secuestraron un vehículo y un remolque para caballos, donde podría haber estado el cuerpo del nene. La presencia de gendarmes en Le Haut-Vernet el pasado 13 de marzo había despertado nuevas sospechas. Durante ese operativo, los agentes confiscaron también una gran jardinera situada a la entrada de la iglesia de San Martín, en la que se encontraron rastros de sangre, según fuentes cercanas al caso.
El diario Le Parisien informó también que la posibilidad de detener al abuelo de Émile y a otros familiares ya había sido evaluada durante el segundo trimestre de 2024. Sin embargo, la operación no se llevó a cabo debido a que una senderista descubrió el cráneo y la ropa del niño en un camino ubicado aproximadamente a dos kilómetros en línea recta de la aldea de Haut-Vernet.
A partir de ese hallazgo, los investigadores consideraron la hipótesis de un accidente en solitario, en el que Émile, tras alejarse de la supervisión de sus abuelos, se habría perdido y fallecido por hambre, sed o agotamiento. No obstante, persisten las dudas sobre si un niño de solo dos años y medio habría podido recorrer un desnivel de cien metros por su cuenta sin ser encontrado con vida.
El abuelo de Émile, Philippe Vedovini, y su esposa son conocidos por su ferviente catolicismo y por haber educado a sus diez hijos en el hogar. En el pasado, Vedovini fue declarado testigo asistido (un estatuto jurídico previo a la imputación) en una investigación sobre presuntas agresiones sexuales y violencia en una comunidad religiosa en la que era jefe "scout" a principios de los años '90.
Tras la misa funeral del niño en febrero, los abuelos emitieron un comunicado donde afirmaron que "el tiempo de silencio debía dar paso a la verdad" y expresaron su necesidad de entender lo sucedido. "Necesitamos entender, necesitamos saber", exigieron en esa oportunidad.
MB/Gi