Este sábado, el ejército israelí llevó a cabo una serie de bombardeos sobre el sur de Beirut, la capital de Líbano, una zona que, por su proximidad al aeropuerto y por ser el bastión de Hezbollah, se convirtió en el epicentro de los ataques más recientes. La intensidad y frecuencia de los bombardeos se incrementaron desde el 23 de septiembre, momento en el que Israel comenzó a redirigir sus operaciones hacia el Líbano, en un intento de neutralizar a la poderosa milicia chiita apoyada por Irán.
Hamás anunció el sábado la muerte de otro de sus comandantes y de su familia en un bombardeo israelí en un campo de refugiados palestinos cerca de Trípoli, en el norte de Líbano. "El comandante Said Attala Ali, su esposa y dos de sus hijas murieron en un bombardeo sionista contra su casa en el campo de Beddawi", indicó la organización en un comunicado. Se trata del primer ataque en esa región desde el inicio del conflicto entre el movimiento palestino e Israel hace casi un año en la Franja de Gaza.
En paralelo, Hezbollah respondió con una ofensiva propia, lanzando cohetes contra objetivos estratégicos israelíes en el norte del país. En particular, el ataque más significativo fue dirigido a la base aérea de Ramat David, cerca de la ciudad de Haifa. Este contraataque demuestra la capacidad que aún tiene el grupo terrorista para golpear puntos sensibles de la infraestructura militar israelí, a pesar de la presión constante que sufre en su propio territorio.
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La frontera libanesa: un campo de batalla activo
Los enfrentamientos no se limitan solo a bombardeos aéreos. Hezbollah reportó choques en la frontera sur del Líbano, especialmente en los alrededores del pueblo de Adayseh. Allí, según un comunicado de la organización, sus combatientes habrían logrado hacer retroceder a las tropas israelíes que intentaban avanzar hacia la alcaldía del pueblo. Estos movimientos forman parte de un patrón más amplio, en el que los combates terrestres en la frontera libanesa se mezclan con los ataques aéreos israelíes.
A su vez, Hezbollah aseguró haber atacado posiciones israelíes en la región de Yarun, también en el sur del Líbano, con una "andanada de cohetes" para frenar el avance israelí en esa zona. Los soldados israelíes, que perdieron nueve efectivos en esta última fase del conflicto, siguen luchando en un terreno que Hezbollah conoce mejor y donde el apoyo local es clave.
Evacuaciones en Gaza y una ofensiva inminente contra Hamás
El ejército israelí emitió también este sábado una nueva orden de evacuación para los habitantes de una zona del centro de la Franja de Gaza. Esto deja claro que se prepara para intensificar los ataques contra Hamás. Es la primera vez en semanas que Israel hace un llamado de este tipo, luego de haber centrado su atención en los combates contra Hezbollah en el Líbano. El aviso, difundido a través de redes sociales y acompañado de un mapa, detalla que los palestinos en las cercanías del corredor de Netzarim, una zona que atraviesa Gaza de este a oeste, deben abandonar sus hogares de inmediato.
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La justificación de Israel es que Hamás y otras "organizaciones terroristas" siguen operando en esa área, y por eso advierte que actuará "con fuerza" contra estos grupos. Desde que comenzó la guerra, luego del ataque del 7 de octubre de Hamás en territorio israelí, el primer ministro Benjamin Netanyahu no dejó de reiterar que el objetivo final es “derrotar por completo a la organización”. Esta nueva orden marca entonces una nueva escalada en el conflicto que ya dejó miles de víctimas.
La sombra de Irán y la amenaza de una conflagración regional
La escalada del conflicto no puede entenderse sin la influencia de Irán, cuyo liderazgo expresó de manera clara su apoyo a Hezbollahy Hamás, el otro frente de resistencia contra Israel en la región. El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, advirtió en su más reciente discurso que sus aliados en la región no cesarán la lucha contra Israel, una declaración que aviva los temores de que el conflicto en Líbano y Gaza se extienda a una conflagración regional de mayor envergadura.
El bombardeo israelí de este sábado no fue el único evento de gravedad. El movimiento islamista palestino Hamás anunció este sábado la muerte de uno de sus comandantes y de su familia en un bombardeo israelí en un campo de refugiados palestinos cerca de Trípoli, en el norte de Líbano. El "comandante" Said Attala Ali, su esposa y dos de sus hijas murieron "en un bombardeo sionista contra su casa" en el campo de Beddawi", en un campo de refugiados palestinos cerca de Trípoli, ndicó Hamás en un comunicado.
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Este fue el primer bombardeo en esa región desde el inicio de la guerra entre Hamás e Israel. La muerte del comandante, y las crecientes bajas civiles en la región, agravan una situación que ya desplazó a más de 1,2 millones de personas en Líbano, y con 374.000 refugiados que huyeron a Siria.
Una guerra de desgaste
El anuncio de Israel a mediados de septiembre de que trasladaba "el centro de gravedad" de sus operaciones hacia la frontera libanesa es clave para entender el aumento de la violencia en esta región. Israel sufrió bajas en combate y, aunque asegura haber matado a 250 combatientes de Hezbollah y destruido más de 2.000 posiciones, el costo de este esfuerzo fue alto.
Una mezquita ubicada dentro del hospital de la ciudad libanesa de Bint Jbeil, en el sur del Líbano, bombardeado por parte de las fuerzas israelíes. El argumento: en el lugar funcionaba como un centro de comando para el grupo Hezbollah. "Este centro era utilizado por los terroristas de Hezbollah para planificar y ejecutar atentados contra nuestras tropas y el Estado de Israel", declaró este sábado el comando militar israelí en un comunicado. Además, se destacó que la información sobre el uso de la mezquita por parte del grupo proiraní fue obtenida a través de testimonios de vecinos y figuras relevantes de la comunidad local.
Este ataque marca un punto de inflexión. Es la primera vez desde el inicio de los enfrentamientos transfronterizos que un lugar de culto fue atacado, lo que señala un endurecimiento en las tácticas empleadas por el ejército israelí. Este bombardeo también envía un mensaje: Israel está dispuesto a escalar el conflicto si es necesario.
Por su parte, la comunidad internacional encabezada por Estados Unidos, se muestra preocupada ante la posibilidad de una escalada que involucre a Irán. El presidente Joe Biden advirtió a Israel sobre las consecuencias de atacar instalaciones petroleras iraníes, mientras que Donald Trump, por su parte, instó a Israel a atacar las instalaciones nucleares del régimen iraní.
Mientras tanto, la ONU, a través de sus cascos azules desplegados en el sur de Líbano, intentó mediar para reducir las tensiones. Sin embargo, con más de 2.000 muertos en el Líbano desde octubre de 2023 y un número creciente de desplazados, la posibilidad de que este conflicto se estabilice en el corto plazo parece lejana.
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