Donald Trump dio un giro radical en la política exterior de Estados Unidos a días de cumplir un mes como presidente. Al su política arancelaria Trump sumó otra jugada de impacto global: se acercó a su homólogo ruso, Vladímir Putin, para negociar bilateralmente el final de la guerra en Ucrania, lo que representa un cambio sustancial en la postura de Washington después de casi tres años de conflicto.
Esta semana, Trump llamó por teléfono al líder del Kremlin e instruyó a su equipo a iniciar las negociaciones "de inmediato", con miras al cese del conflicto en el este europeo, en la que representa la guerra de mayor escala terrestre desde la Segunda Guerra Mundial. Paralelamente, su secretario de Defensa, Pete Hegseth, sugirió en Bruselas la posibilidad de que Ucrania deba "ceder territorio" a Rusia, considerando que su pedido de retrotraer la frontera previo a la anexión rusa de Crimea en 2014 es un "objetivo ilusorio".
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Este cambio de postura, que implica una concesión territorial a Moscú y representa un quiebre con la estrategia "incondicional" de la administración Biden, puso en alerta a la Unión Europea. Tras la exclusión del bloque europeo de las negociaciones por Ucrania, varios de sus altos funcionarios expresaron su malestar frente al giro del presidente estadounidense, una postura que había quedado expuesta dos días antes, cuando Trump anunció los aranceles a metales y la UE amenazó con contramedidas. En ese momento, el canciller francés, Jean-Noël Barrot, fue uno de los más críticos, cuando desaconsejó a Trump iniciar una "guerra comercial" con Europa.
Pero la postura de Trump también generó incertidumbre entre los socios la OTAN, la alianza transatlántica resentida por el presidente de la mayor potencia militar del mundo, que parece estar más preocupado por contener el avance de China -su mayor competidor a nivel comercial y geopolítico- que en soltarle la mano a Europa por primera vez desde el Plan Marshall.
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El giro geopolítico de Trump: aliarse a Rusia para contener a China
El alineamiento entre Moscú y Washington en torno al conflicto ucraniano parece estar vinculado a una estrategia de contención de China. Desde la campaña presidencial, Trump manifestó su intención de priorizar la competencia con Beijing en el plano comercial y geopolítico, en función del aumento de aranceles a las importaciones chinas y la política hacia Taiwán.
Apenas asumió, Trup se comunicó por teléfono con el mandatario chino, Xi Jinping, para bajarle el tono a la disputa, en función de la dependencia de ambas economías. Si bien anunció el aumento del 10% a los aranceles a importaciones chinas, desestimó un aumento mayor como había sugerido en campaña. Sin embargo, con su acercamiento a Putin, la potencia energética vecina del gigante asiático, podría tener otras implicancias a nivel geopolítico.
El politólogo Andrés Malamud sostuvo que Trump se "está aliando" a Vladimir Putin, en función de intereses comerciales. "El apaciguamiento es una concesión geopolítica a una potencia rival para evitar un conflicto. Trump no está apaciguando a Putin, se está aliando. El conflicto es de ambos con Europa, que no se entera", sostuvo el analista, en una publicación en X.
Además, el académico recordó una entrevista de 2016, cuando sostuvo que el verdadero enfrentamiento de EE.UU. en este siglo no es con Rusia sino con China en los planos comercial y geopolítico. "Trump tiene una visión de la Guerra Fría invertida: si Nixon se alió con China contra la URSS, Trump se alía con Rusia para contener a China", señaló Malamud en ese momento.
En esa línea, Gabriel Merino, investigador del CONICET, señaló que estas negociaciones entre Trump y Putin confirman "la irrelevancia estratégica de la UE" y muestran que la guerra en Ucrania siempre fue un enfrentamiento entre Rusia y la OTAN, liderada por EE.UU. y Reino Unido, alineándose con la postura que sostuvo el Kremlin desde el inicio del conflicto. "Occidente suma una nueva derrota en Eurasia", concluyó el profesor de la UNLP en X.
Con respecto al rol de las tres potencias en el tablero global, el doctor en Relaciones Internacionales Gonzalo Fiore Viani, planteó que el mundo transita hacia una "tripolaridad emergente" donde EE.UU., China y Rusia son los jugadores centrales. "El ascenso de China desafía la hegemonía estadounidense, y la relación entre Moscú y Pekín, aunque pragmática, podría tensarse si Trump logra atraer a Rusia a su órbita", explicó en un extenso hilo de X.
La reacción de Europa ante el giro de Trump
Desde que Trump asumió la presidencia de Estados Unidos chocó varias veces con Bruselas. Primero al manifestar su intención de controlar Groenlandia, un territorio autónomo danés. Esta semana hubo dos momentos que tensaron aún más las relaciones entre dos históricos aliados: el anuncio del aumento de aranceles al acero y al aluminio, y su acercamiento a Putin para negociar bilateralmente el cese de la guerra en Ucrania.
"Si se llega a un acuerdo a nuestras espaldas, sencillamente no funcionará", advirtió Kaja Kallas, Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores. "Para cualquier tipo de acuerdo, se necesita que los europeos lo apliquen y que los ucranianos también lo hagan".
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El presidente ucraniano Volodímir Zelenski también manifestó su preocupación ante la retirada del apoyo estadounidense. En la Conferencia de Seguridad de Múnich, Zelenski aseguró que no aceptará reunirse con Putin hasta que EE.UU. y Europa acuerden una estrategia común. Además, lanzó duras críticas a la política estadounidense hacia su país: "Estados Unidos nunca quiso a Ucrania dentro de la OTAN".
"Necesitamos preparar un plan para detener a Putin", declaró tras reunirse con el vicepresidente estadounidense, J.D. Vance, quien, a diferencia de las autoridades europeas, se mostró optimista: "Podemos llegar a un acuerdo razonable". Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, alertó que "una Ucrania derrotada debilitaría a Europa, pero también a Estados Unidos".
El Kremlin, por su lado, celebró el cambio de postura de Washington y abogó por un encuentro rápido entre Trump y Putin. "Es claramente necesario que ese encuentro se celebre pronto; los jefes de Estado tienen muchas cosas que decirse", declaró Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin. Se baraja Arabia Saudita como posible sede de la reunión.
CD