Tras 48 horas de estar desaparecido, las autoridades encontraron este domingo el cuerpo sin vida del buzo argentino que se había sumergido en un cenote en el estado de Yucatán (México), según indicaron medios locales. Los restos estaban en una cavidad a 28 metros de profundidad y fueron llevados a la superficie, donde el Ministerio Público tomó conocimiento del fallecimiento.
De acuerdo con los primeros reportes, el hombre fue localizado con dos de los tres tanques que llevaba, los cuales también estaban vacíos. En tanto, las autoridades realizarán las investigaciones correspondientes para determinar la posible causa del deceso.
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La víctima había sido identificada como Roberto Omar, de 51 años. El buzo habría ingresado al agua alrededor de las 11 (hora local) del pasado viernes 4 de octubre en el cenote Dzonbakal, ubicado en el pueblo de San Antonio Mulix, Umán, a aproximadamente 49 kilómetros de Mérida, capital de Yucatán. Se trata de uno de los sistemas de cuevas más complejos debido a las múltiples ramificaciones que tiene, indicó el medio local El Universal.
Según trascendió, Omar era un profesional en la actividad y solía realizar los viajes acompañado de sus hijos. Sin embargo, en esta ocasión decidió acudir solo, por lo que no hay ningún testigo que pueda indicar si tuvo algún problema.
Su plan habría sido sumergirse en una superficie que rondaba entre los 30 centímetros hasta unos 30 metros de profundidad, para lo que estaba previsto que ingresara a las 11 y volviera a su hogar cerca de las 14. No obstante, cuando se acercaba el momento de salir, su equipo notó que no había señales del buzo, lo que encendió las alarmas. Al pasar las horas, su familia inició un llamado de alerta a las autoridades, que acudieron al lugar para iniciar el operativo de búsqueda.
De esa manera, acudieron al sitio un equipo de Buzos Técnicos Deportivos de Yucatán A.C., integrantes del Cuerpo de Bomberos del estado y la policía local. En tanto, la zona del cenote se encontraba acordonada y se había advertido a la población y a los turistas que no debían acercarse al lugar para protegerlos y a su vez para que los expertos pudieran trabajar con mayor libertad, indicaron medios locales.
Los cenotes son pozos de agua de gran profundidad, que se alimentan por la filtración de la lluvia y por las corrientes de los ríos que nacen en el corazón de la tierra. Deben su nombre a los mayas, que los bautizaron con la palabra Dz´onot, que significa "caverna con agua" y de ahí derivó a su nombre "cenotes", indica el sitio especializado Xenotes.com.
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