INTERNACIONAL
centrista y antiguo aliado

Emmanuel Macron eligió a François Bayrou para la difícil tarea de formar nuevo gobierno

Luego de que una moción de desconfianza votada por la extrema izquierda y la extrema derecha volteara al premier Michel Barnier, el presidente francés se inclinó por el líder del Movimiento Democrático (MoDem), un europeísta que lo apoya desde su primera elección y que ahora deberá construir un difícil equilibrio entre la centroderecha y sectores de la izquierda. Marine Le Pen no impulsará su destitución, pero Jean-Luc Melenchon sí. Y la economía vive tiempos difíciles.

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Aliados. Bayrou, alcalde de Pau, apoya al presidente desde la campaña electoral de 2017. | afp

El presidente francés, Emmanuel Macron, nombró ayer primer ministro a su aliado centrista y veterano político François Bayrou, de 73 años, con el reto de aglutinar una mayoría parlamentaria que impida su caída y agravar aún más la crisis política.

“Nadie conoce mejor que yo la dificultad de la situación” política y presupuestaria de Francia, dijo en su primer discurso Bayrou, quien abogó por la “reconciliación” para salir de la inestabilidad política y para remontar el “Himalaya” que tiene “por delante”.

El presidente del centrista Movimiento Demócrata (MoDem) se convirtió en el cuarto primer ministro de Macron en 2024 y sucedió al conservador Michel Barnier, de 73 años, quien cayó el 4 de diciembre en una moción de censura cuando intentaba aprobar los presupuestos para 2025 tras solo tres meses en el cargo.

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Aunque la presidencia francesa lo defendió como el candidato “de más consenso” para “dialogar” con el resto de partidos, salvo de extrema derecha y de izquierda radical, en pos de una “estabilidad”, su nombramiento estuvo en el aire horas antes. Según un allegado del presidente, el centroderechista Macron quería nombrar a uno de sus fieles, su ministro de Defensa, Sébastien Lecornu, pero, durante una reunión de casi dos horas en la mañana, el hasta ahora alcalde de Pau, en el suroeste de Francia, amenazó con romper la alianza oficialista.

“En la larga historia de la Quinta República, desde 1958, esta puede haber sido la primera vez que un primer ministro se elige a sí mismo”, subrayó Mutjaba Rahman, analista de Eurasia Group, para quien Bayrou ahora deberá mirar a la izquierda para aprobar los presupuestos.

¿Qué mayoría? Pero el premier no lo tiene fácil. Socialistas, comunistas y ecologistas, aliados de La Francia Insumisa (LFI, izquierda radical) en el Nuevo Frente Popular (NFP), rechazaron entrar en su gobierno, pese a haber aceptado discutir con la alianza de Macron y el partido de derecha Los Republicanos (LR).

Los primeros pidieron en vano un primer ministro de izquierda y un cambio de rumbo de la política del gobierno, máxime cuando su coalición, que se encuentra al borde de la ruptura, ganó los comicios legislativos. “Al nombrar a uno de sus allegados, Macron se arriesga a agravar la crisis política”, advirtieron los socialistas, que llamaron a Bayrou a comprometerse a no aprobar leyes por decreto y a no depender de la ultraderecha para evitar así la censura.

LFI ya anunció que presentará una moción de censura contra Bayrou, mientras que la extrema derecha, que provocó la caída de su predecesor al apoyar una moción del NFP pese a haber rechazado hacerlo inicialmente, dijo que no lo tumbaría “en principio”, si se escuchan sus reivindicaciones.

LR abandonó en septiembre la oposición y ahora condicionó su continuidad en el gobierno al “proyecto” del nuevo primer ministro, quien convocó este viernes al ministro del Interior en funciones, el polémico Bruno Retailleau, para abordar las prioridades de su partido conservador.

La composición del gobierno en los próximos días y su línea política se anuncian claves para su supervivencia. Por ahora, el anterior Ejecutivo ya presentó una “ley especial” para prorrogar los presupuestos de 2024 y poder cobrar impuestos.

Proceso judicial. Un nuevo fracaso podría agravar la crisis política desatada por Macron en junio con el inesperado adelanto electoral de los comicios legislativos de 2017, que dejaron una Asamblea Nacional (Cámara baja) sin mayorías claras y dividida en tres bloques: izquierda, centroderecha y ultraderecha. 

Pero la presión es ahora mayor. La segunda economía de la UE cuenta con unos elevados niveles de déficit y deuda públicos para la zona euro, y los frustrados presupuestos de Barnier preveían una fuerte disminución del gasto público para tranquilizar a los mercados.

Aunque Macron podría convocar otras legislativas a partir de julio, todos los partidos piensan ya en la presidencial de 2027, a la que ya no puede presentarse, y buscan evitar acabar vinculados al legado de un presidente impopular, pero sin aparecer como responsables de la inestabilidad política.

El mandatario apostó ahora por un viejo conocido de la clase política. La consagración nacional de Bayrou llegó con su nombramiento en 1993 como ministro de Educación, en un gobierno de derecha durante la presidencia del socialista François Mitterrand.

Desde entonces, encadenó los mandatos de diputado, eurodiputado y alcalde y se presentó en 2002, 2007 y 2012 a la presidencial en Francia, sin éxito.

Para la elección de 2017 decidió apoyar a Macron y este le correspondió nombrándolo ministro de Justicia, cargo que abandonó 34 días después por una investigación judicial sobre la contratación fraudulenta de asistentes en el Parlamento Europeo.

En febrero de este año, la Justicia condenó a MoDem pero absolvió a su fundador en nombre del “beneficio de la duda”. Aunque la fiscalía recurrió la sentencia, esto no impidió su nombramiento.