En esta era de la posmodernidad regida por las “relaciones líquidas”, el vínculo entre Donald Trump y Elon Musk amenaza con partirse al medio cuando aún no pasaron tres meses de la asunción del magnate republicano.
Musk, considerado uno de los aliados más cercanos del mandatario y uno de los que más se expuso durante la campaña para que ganara las elecciones, está indignado con la administración y el entorno de Trump.
Fue el primero dentro del gobierno que salió a cuestionar los brutales aranceles lanzados por el presidente estadounidense, quien finalmente tuvo que dar marcha atrás y postergar por tres meses la medida ante el desplome de los mercados y la incipiente crisis interna que provocaron. Ahora sólo mantiene la pelea con China, como en su primer mandato.
Elon Musk llamó al asesor económico favorito de Trump un "verdadero idiota"
El dueño de Tesla, SpaceX y X (ex Twitter), deslizó críticas contra la imposición de aranceles y pidió que no haya tasas de impuestos con los países europeos, aliados de Estados Unidos.
Es cierto que no es la primera vez que Musk discrepa con Trump. Ya lo hizo sobre algunas cuestiones políticas o la selección de personal, pero siempre fueron roces discretos. En este caso hubo escándalo y demostró las diferencias estratégicas que hay dentro del círculo íntimo del mandatario.
Algunos medios estadounidenses, como Político y la cadena ABC, adelantaron que Trump ya tomó la decisión de alejar a Musk del gobierno en las próximas semanas, para mantenerlo sólo como un asesor secundario. El multimillonario está al frente de DOGE, el organismo encargado de ejecutar el proceso de recortes al gobierno federal.

Habría influido la mala imagen que se generó alrededor de Musk por los sangrientos recortes del gasto público. El despido de miles de empleados estatales, sin una evaluación adecuada, y el cierre de varias agencias históricas de Estados Unidos cayeron mal en un amplio sector de la población, incluso en el ámbito republicano.
Hoy, la figura de Musk es una de las más rechazadas por los estadounidenses. Eso se vio en la marcha contra las políticas de Trump del sábado pasado, donde la mayoría de los carteles apuntaban en su contra, e incluso en una ola de ataques contra vehículos y concesionarios de Tesla.
El multimillonario sufre una fuerte caída de popularidad, lo que arrastra a sus empresas. Las ventas y las acciones de Tesla vienen cayendo fuertemente. Los aranceles también lo iban a perjudicar por los negocios que tiene en Europa.
Para colmo, Musk fracasó la semana pasada en su intento por ubicar al juez conservador Brad Schimel en la Corte Suprema de Wisconsin. Perdió las elecciones y un importante aporte financiero.
La pelea por los aranceles
Después de que Musk cuestionara los aranceles, le salió a responder el principal asesor comercial de Trump, Peter Navarro, el funcionario que delineó la estrategia arancelaria. El enfrentamiento escaló rápidamente. Sin muchos miramientos, Navarro trató despectivamente a Musk, llamándolo un simple “ensamblador de autos”.
El dueño de Tesla no tardó en responder: lo calificó de “idiota” y cuestionó su formación académica, afirmando que “haber asistido a Harvard no significa nada bueno”. En una entrevista con la CNBC, Navarro sostuvo que “cuando se trata de aranceles, todos en la Casa Blanca entendemos que Elon no es realmente un fabricante de automóviles, es un ensamblador de autos”. Y agregó que muchos componentes de Tesla provienen de Japón, China y Taiwán.
“En muchos casos, si vas a su planta de Texas (de Tesla), buena parte de los motores que recibe, que en el caso de los vehículos eléctricos son las baterías, provienen de Japón y China. La electrónica proviene de Taiwán”, dijo Navarro. No conforme con eso, apuntó: “La diferencia entre nosotros y Elon radica en que queremos que los neumáticos se fabriquen en Akron, que las transmisiones se fabriquen en Indianápolis, que los motores se fabriquen en Flint y Saginaw, y queremos que los vehículos se fabriquen aquí”.

Musk se mostró indignado y le contestó por X. “Lo que dice es visiblemente falso”, afirmó, para luego tildarlo de “perfecto idiota”, llamarlo socarronamente “Peter Retardo” y rematar con: “Navarro es más tonto que una bolsa de ladrillos”. Para el magnate tecnológico, “Tesla es el fabricante de automóviles más integrado verticalmente de Estados Unidos, con el mayor porcentaje de contenido estadounidense”.
Lo cierto es que Tesla sigue siendo uno de los fabricantes de automóviles más relevantes en Estados Unidos, según los especialistas, teniendo en cuenta el lugar de ensamblaje, la fabricación de las piezas, el origen del motor y de la transmisión y la mano de obra local. Pese a todo ello, la empresa se ve afectada por los aranceles, según reconoció el propio Musk. “El impacto de los aranceles en Tesla sigue siendo significativo”, escribió en X.
Tesla ya viene sintiendo el golpe que provocan los aranceles en el mercado. Sus acciones cayeron a casi la mitad de lo que valían hace un año atrás. La pelea en el seno del gobierno republicano, así como la decisión de Trump de dar marcha atrás con sus convulsivos aranceles, demuestra las turbulencias dominan la Casa Blanca en un momento crítico a nivel global.
ML