Aécio Neves vive su momento “más importante”, según confesó ayer en un acto de campaña. De ser el tercero en discordia en las encuestas pasó a disputar voto a voto la segunda vuelta con la presidenta Dilma Rousseff. Los últimos sondeos revelaron que hay un empate técnico entre los dos candidatos que definirán los comicios el 26 de octubre, con una ventaja de dos puntos a favor del ex gobernador de Minas Gerais. Si bien el resultado aún es incierto, Neves tomó impulso agitando denuncias de corrupción de funcionarios petistas y presentándose como la opción del cambio. Entre sus propuestas, hay un vacío que llama la atención: para el opositor, Argentina no está entre sus prioridades.
En su programa de gobierno, tan sólo menciona al país en seis ocasiones. A diferencia de Marina Silva, que explicitaba aspectos de la relación bilateral, Aécio no hace referencia sobre cuál será su relación con la Casa Rosada en caso de ser electo jefe de Estado. Propone dar marcha atrás con la unión aduanera en el Mercosur, al tiempo que apunta a cerrar un Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea –actualmente en negociación– y a firmar acuerdos preferenciales con los Estados Unidos. Al mismo tiempo, habla de un ALCA sin Estados Unidos y Canadá, para que la Alianza del Pacífico converja con el Mercosur. “Si Neves ganara las elecciones en el próximo ballottage deberíamos esperar cambios significativos en el Mercosur y en las relaciones comerciales de Brasil con la Argentina. El PSDB y su candidato propusieron multiplicar los acuerdos preferenciales de Brasil, en particular con países desarrollados. Los criterios “político-estratégicos” que han orientado la vinculación económica de Brasil con la región serán relegados a un plano muy secundario”, explicó a PERFIL Roberto Bouzas, vicerrector de la Universidad San Andrés y especialista en integración económica.
Rubens Barbosa, coordinador del programa de gobierno de Neves, adelantó que un eventual gobierno del socialdemócrata planteará a la Argentina, Uruguay, Paraguay y Venezuela la necesidad de una reforma en el Mercosur. “La política de afinidad ideológica, de paciencia estratégica, se va a convertir en una página del pasado”, dijo el ex embajador, quien remarcó que no aceptará trabas al comercio. Este diario se comunicó con su comando de campaña, pero Neves no respondió qué vínculo bilateral tejerá con la Casa Rosada.
“La relación bilateral con Argentina no será prioritaria para Neves. Para un sector de la sociedad brasileña, el Mercosur es una traba que limita las posibilidades de integración con la UE, EE.UU. y la Alianza del Pacífico”, dijo Pablo Gentili, secretario ejecutivo de Clacso.
Su planteo, sin embargo, tiene obstáculos nada desdeñables: Argentina es su tercer socio comercial y el mayor cliente de los productos industrializados brasileños. Las 170 empresas brasileñas con inversiones en el país también verían sus intereses perjudicados. A días de las elecciones, el destino regional se definará en Brasil.