El Papa Francisco condenó este martes las deportaciones de migrantes irregulares del presidente estadounidense Donald Trump, una "importante crisis" que, según él, "lastima la dignidad" de las personas y que "terminará mal". Por su parte, Washington no tardó en responder: le pidió al Pontífice que se centre en sus asuntos.
En una carta a los arzobispos estadounidenses, el jesuita argentino pidió "no ceder ante las narrativas que discriminan y hacen sufrir innecesariamente a nuestros hermanos migrantes y refugiados". "He seguido con atención la importante crisis que está teniendo lugar en los Estados Unidos con motivo del inicio de un programa de deportaciones masivas", escribió en la carta.
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En el documento, publicado por el Vaticano, reconoció "el derecho de una nación a defenderse y mantener a sus comunidades a salvo de aquellos que han cometido crímenes violentos o graves mientras están en el país o antes de llegar". No obstante, advirtió de que el "acto de deportar personas que en muchos casos han dejado su propia tierra por motivos de pobreza extrema, de inseguridad, de explotación, de persecución o por el grave deterioro del medio ambiente, lastima la dignidad de muchos hombres y mujeres, de familias enteras". También "los coloca en un estado de especial vulnerabilidad e indefensión", añadió.
"Esta cuestión no es menor: un auténtico estado de derecho se verifica precisamente en el trato digno que merecen todas las personas, en especial, los más pobres y marginados", continuó. "Esto no obsta para promover la maduración de una política que regule la migración ordenada y legal. Sin embargo, la mencionada 'maduración' no puede construirse a través del privilegio de unos y el sacrificio de otros", subrayó.
Al hacer referencia a los relatos bíblicos sobre emigración, el pueblo de Israel, el Libro del Éxodo y la experiencia de Jesucristo, Francisco resaltó el derecho de las personas a buscar refugio y protección en otros lugares, expresando además su preocupación por la situación en Estados Unidos. "La conciencia bien formada no puede dejar de emitir un juicio crítico y expresar su desacuerdo con cualquier medida que, tácita o explícitamente, identifique la situación irregular de algunos migrantes con la criminalidad", indicó.
Según el Papa, “una cosa es desarrollar una política para regular la migración legalmente, y otra es expulsar a las personas únicamente por su estatus”. “Lo que se construye sobre la base de la fuerza, y no sobre la verdad de que la dignidad es igual para todos los seres humanos, comienza mal y terminará mal”, alertó.
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El pontífice ha defendido repetidamente los derechos de los migrantes durante sus diez años al frente de la Iglesia católica. Justo antes de la investidura de Trump, el papa había advertido que su plan de deportar masivamente a migrantes irregulares sería una "desgracia".
Sumado a esto, durante la primera presidencia del magnate, de 2017 a 2021, el jefe de la iglesia católica criticó el plan del republicano de construir un muro en la frontera con México para detener el flujo migratorio. "Quien levanta un muro termina prisionero del muro que levantó, eso es ley universal, se da en el orden social y en el orden personal (...) Las alternativas son los puentes, levantar puentes", afirmó en 2019.
La respuesta de Estados Unidos: "Que se centre en la iglesia católica y nos deje a nosotros la vigilancia fronteriza"
La respuesta de Estados Unidos no se hizo esperar y llegó a través de Tom Homan, el “zar” fronterizo. "Quiero que se centre en la iglesia católica y arregle eso y nos deje a nosotros la vigilancia fronteriza", afirmó a periodistas en la Casa Blanca. "¿Quiere atacarnos porque garantizamos la seguridad de nuestras fronteras? Hay un muro alrededor del Vaticano ¿verdad? No podemos tener un muro alrededor de Estados Unidos", lanzó, molesto.
Trump ha impulsado un enfoque conservador y religioso en su segundo mandato, pero las críticas le sientan mal. El millonario, que cree que "Dios le salvó" la vida cuando un hombre disparó contra él durante un mitin en Pensilvania en plena campaña electoral, ordenó por decreto la apertura de una Oficina de la fe en la Casa Blanca, dirigida por la televangelista Paula White, su asesora espiritual.
![Tom Homan el zar de la frontera de Donald Trump](https://fotos.perfil.com//2024/12/27/900/0/tom-homan-el-zar-de-la-frontera-de-donald-trump-1938313.jpg?webp)
"Cambió algo en mí", confesó el republicano durante un desayuno de oración en el Capitolio la semana pasada. "Creía en Dios, pero ahora lo siento con mucha más fuerza", declaró. El magnate de 78 años se ha propuesto erradicar lo que él llamó la "persecución" de los cristianos en Estados Unidos y su gabinete tiene un perfil religioso, incluido su vicepresidente JD Vance, convertido al catolicismo hace unos años.
Al contrario de su predecesor demócrata Joe Biden, un devoto católico que iba a misa todas las semanas, Trump acude a la iglesia muy de vez en cuando, pero se ha ganado el voto de los cristianos evangélicos tanto para su primera victoria electoral en 2016 como en 2024. Eso no le impide atacar a los mensajeros bíblicos cuando lo contradicen.
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Una obispa de Washington, Mariann Budde, lo vivió en carne propia. En su plataforma Truth Social, el republicano la llamó "pseudoobispa" y pidió que ella y su iglesia se disculpen después de que Budde le suplicara "piedad" con los migrantes y los miembros de la comunidad LGTBQ.
Durante una misa solemne en la catedral nacional de Washington, la obispa habló del "miedo" que, según ella, se siente en todo el país y recalcó que "la gran mayoría de los migrantes no son delincuentes". Trump suele equiparar a los migrantes con criminales y asegura que los delitos han aumentado debido a la afluencia migratoria pese a que las estadísticas oficiales lo desmienten.
En tanto, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, informó la semana pasada que más de 8.000 personas fueron arrestadas en acciones de control migratorio desde que el republicano asumió la presidencia el 20 de enero. Algunos fueron deportados, otros están detenidos en prisiones federales y otros están retenidos en la Base Naval de la Bahía de Guantánamo, en Cuba.
MB / Gi