El G20 reunido en Brasil discute el impuesto a los más ricos del mundo

La OXFAM, una célebre ONG británica, acaba de publicar un estudio donde advierte que el 1% más rico de la población mundial aumentó su fortuna en 42 billones de dólares los últimos 10 años. Y las fortunas de los 5 hombres más ricos del  planeta se duplicó, al pasar de 405 000 millones de dólares a 869 000 millones. 

Esto equivale a un ascenso de 14 millones de dólares por hora. Ese escenario se revela como una réplica exacta en la  sociedad brasileña. Y explica que según Fernando Haddad, el ministro de Hacienda del gobierno de Lula da Silva, “definir la tributación en el mundo de los super ricos es una total prioridad del G20, bajo la presidencia de Brasil” en su próxima cumbre en noviembre. 

Las declaraciones del ministro ocurrieron durante el segundo encuentro ,en Río de Janeiro, de los hombres que comandan  las economías de los 20 países miembros (Argentina entre ellos), más representantes de la Unión Europea y de la Unión Africana. Haddad fue enfático: “Somos varios los países que nos estamos esforzando para fortalecer nuestra capacidad fiscal, al mismo tiempo que precisamos atender las aspiraciones legítimas de las poblaciones, por justicia social y servicios públicos de alta calidad”.

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Un acuerdo en el G20, sobre la manera de poner en práctica un mecanismo tributario de esa clase, significaría una suerte de “legalización” para aquellos gobiernos que buscan G20 imponer el gravamen.

Pero es extremadamente difícil que de esta cita, que será en Río de Janeiro, salga semejante iniciativa. Después de todo,  en este Grupo dominan las grandes potencias, es decir, aquellas donde radican las empresas y las familias de mayores fortunas.

De hecho, en la reunión ministerial de este jueves, donde participó entre otros Luis Caputo, la secretaria del Tesoro de Estados Unidos le puso un fuerte límite a la propuesta del gobierno brasileño. Janet Yellen sostuvo que “es muy difícil  coordinar las políticas tributarias del todo el mundo”, al tiempo que afirmaba no ver “la necesidad” de ese proyecto, además de encontrar que “ni siquiera es deseable”.

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Haddad, el brasileño que conduce estas negociaciones, indicó que “en el nivel técnico, el G20 consiguió elaborar un acuerdo” para que el tema figure en la declaración final. La opción sería un plan elaborado por el economista Gabriel Zucman, que prevé un impuesto global de 2% sobre el patrimonio de las 3.000 empresas y personas más ricas del planeta. 

Esto daría una recaudación anual de 250.000 millones de dólares. Todo indica, sin embargo, que la redacción final incluiría apenas una referencia a la necesidad de “compromiso con la transparencia tributaria” y a la decisión de promover un “diálogo global sobre la tributación justa y progresiva”, con el objetivo de respaldar acciones sociales contra el hambre y la pobreza.

La estadounidense Yellen buscó atenuar sus objeciones al decir: “Creemos que es una iniciativa muy válida, y tiene sentido para la mayoría de los países ese abordaje. Pero tenemos visiones diferentes”, insistió. En ese contexto señaló, también, que “estamos muy felices de trabajar em esto con Brasil y promover estas ideas en el G20”.

Este viernes se sabrá con precisión hasta donde aceptaron los ministros de Economía de ese Grupo mundial (una suerte de G7 ampliado), avanzar en semejante propuesta. Será en la asamblea final de este viernes.