La cumbre del G20 terminó sin tener la tradicional conferencia de prensa que ofrece el presidente del país organizador, en ese caso, Lula da Silva. Al suspender esa comunicación con los periodistas que cubrían la cumbre muchas preguntas quedaron literalmente en el tintero. Algunas, tal vez la mayoría, se referían al nuevo escenario internacional que pintará de un color diferente a partir del 20 de enero, cuando Donald Trump haga su entrada triunfal en la Casa Blanca. Aunque no sea visible, los proyectos del demócrata y del republicano, representan una variación importante, como un probable viraje del globalismo a una economía americana tal vez más cerrada. Entre los argentinos, había otro interrogante: cómo será la relación con el gobierno de Javier Milei a partir de ahora.
Lo cierto es que Lula, en uno de sus discursos pronunciados durante la reunión de 19 países (entre ellos las grandes potencias) y dos bloques regionales, optó por señalar algunas premisas. Dijo que el mundo actual y futuro se verá determinado por un hecho: “La globalización neoliberal ha fracasado”; aun cuando no aclaró cómo será el mundo que se avecina. Dio, desde luego, algunas pistas: “La inacción del Consejo de Seguridad se ha convertido en una amenaza para la paz y la seguridad internacionales” señaló. Más claramente, cuestionó la falta de consenso sobre la necesidad de reformar el Consejo de Seguridad. Concretamente, el líder brasileño juzgó que la existencia del veto entre las cinco naciones del CS actual (China, Rusia, Estados Unidos, Francia e Inglaterra) de hecho “se ha convertido en un obstáculo” para la aprobación de medidas capaces de poner fin de las guerras que atormentan al mundo. Del mismo modo, apuntó contra las instituciones del acuerdo de Bretton Woods (como el Banco Mundial y el FMI) “que se han convertido en un freno para el desarrollo sustentable”.
Para el actual gobierno de Brasil, cuando hace 30 años nacieron las tres Convenciones-Marco de la ONU: la de Cambios Climáticos, la de Biodiversidad y la de Desertificación, “nadie imaginaba que tres décadas después estaríamos viviendo el año más caliente de la historia, con inundaciones, incendios, sequías y huracanes arrasadores y cada vez más frecuentes”. Admitió que hubo esfuerzos por controlar las causas de semejantes desastres: “El empeño desde entonces contribuyó para evitar un empeoramiento del escenario. Pero tenemos que hacer más y mejor”. Advirtió, sin embargo, que el Acuerdo de París debe cumplir 10 años en 2025 “y sus resultados son mucho más pobres que lo necesario”. Recordó, especialmente a las potencias del G20, que producen 80% de las emisiones de gases de efecto estufa que contaminan la atmósfera.
Javier Milei fue el único ausente en la foto oficial del G20 en Brasil
A modo de conclusión, el presidente Lula avisó: “En la lucha por la sobrevivencia no hay espacio para el negacionismo o la desinformación”.
Otro tema discutido en el G20 Brasil fue el impacto de la deuda externa en el desarrollo de las pequeñas y medianas economías. El gobernante brasileño citó como ejemplo a los países africanos, que debieron reducir los recursos destinados a educación y salud para pagar la deuda externa. "El servicio de la deuda externa de los países africanos supera los recursos disponibles para invertir en infraestructura, salud y educación", explicó.
Lula sostuvo que amplificar las diversas voces en los organismos multilaterales es "el camino hacia la paz". E insistió: “La estabilidad mundial depende de instituciones más representativas. La pluralidad de voces funciona como un vector de equilibrio y el futuro será multipolar. No necesitamos esperar a una nueva guerra mundial o a un colapso económico para implementar las transformaciones que requiere el orden internacional".
Otro presidente que describió con énfasis la situación mundial fue el de Turquía Recep Tayyip Erdogan. En una conferencia de prensa ofrecida esta tarde cuestionó “la inacción internacional ante la situación de Gaza”; al mismo tiempo lamentó que el Consejo de Seguridad de la ONU se haya transformado “en una estructura elitista que da prioridad a los intereses de sus cinco miembros, en detrimento de los derechos de los 193 Estados miembros de las Naciones Unidas”.
En la declaración final del G20, las guerras de Oriente Próximo no estuvieron ausentes. Los líderes aprobaron por consenso la siguiente petición: “Al expresar nuestra profunda preocupación por la situación humanitaria catastrófica en la Faja de Gaza y la escalada en el Líbano, enfatizamos la necesidad urgente de expandir el flujo de asistencia humanitaria y reforzar la protección de civiles”.
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