Este 6 de diciembre puede ser un hito histórico en los acuerdos entre la Unión Europea y el Mercosur. Pero no hay certezas de que sea aprobado de inmediato. Según la diplomacia brasileña “puede demorar hasta dos años” el procedimiento de adhesión efectiva al Tratado. E inclusive, nada garantiza que una vez más sea reformada la letra del pacto.
Eso fue lo que ocurrió cuando, bajo las presidencias de Mauricio Macri y de Jair Bolsonaro, en 2019 y en Buenos Aires, se anunció la firma del convenio con el convencimiento de europeos y los cuatro gobiernos sudamericanos: la disconformidad posterior de Brasil, y de la siguiente presidencia de Argentina, frenó el documento y obligó a renegociarlo. Ahora, como entonces, hay naciones que ofrecen una férrea oposición: Francia e Italia, entre ellas. Esto preanuncia, cuanto menos, una prolongada demora hasta que se pueda efectivizar lo que sería el mayor bloque del mundo.
¿Por qué, entonces, hubo celebración del acto del que participó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen? Lo que en realidad se anunció fue la finalización del texto, una vez que hubo acuerdo entre los negociadores de ambas partes. Esta es una etapa previa, pero imprescindible, a la posterior firma y ratificación de gobiernos y parlamentos.“A diferencia del acuerdo político de 2019, cuando los textos debían seguir negociándose, en esta oportunidad todos los capítulos del tratado están negociados y finalizados”
Lula saludó a sus colegas del Mercosur pero se olvidó de mencionar a Milei
Para Brasil, este acuerdo tiene un “valor estratégico” y en varias dimensiones, según confirma un documento editado por el Palacio del Planalto. En ese dossier se subraya una de las razones: la UE es el segundo socio comercial del país, con un intercambio que llegó en 2023 a los 92.000 millones de dólares. El otro hecho es que el Mercosur se convertirá “en plataforma para la inserción internacional de sus Estados Parte”. En consecuencia, habrá una diversificación de la futuras asociaciones comerciales con otras naciones y regiones, que “son un activo de carácter estratégico”.
En ese contexto, los cinco miembros plenos del bloque sureño conseguirán “modernizar su parque industrial, además de promover la integración en cadenas productivas de la Unión Europea”. A continuación, la diplomacia brasileña destaca que surgirá el mercado de libre comercio “más grande del mundo, con 718 millones de personas que lo habitan y un PBI de 22 billones de dólares”. Javier Milei aceptó firmar ese principio, aun cuando su visión sea exactamente la contraria.
Más todavía, menciona que se “trata de un compromiso entre el Mercosur y la Unión Europea, que comparten valores e intereses comunes: la defensa de la democracia, el multilateralismo y la promoción de los derechos humanos. Establece, además, la promoción de agendas de integración comercial y de desarrollo sostenible, “en beneficio de la prosperidad de nuestros pueblos”.
LM / Gi