“¡Chávez vive, carajo!” un soldado grita todos los días a la misma hora frente a la tumba del fallecido líder izquierdista de Venezuela Hugo Chávez, quien sigue siendo omnipresente y divisivo 25 años después de asumir el poder.
El revolucionario, que se convirtió en el líder simbólico de la izquierda en América Latina, murió en 2013, pero su movimiento político, “chavismo”, sigue vivo bajo su heredero ungido, Nicolás Maduro, quien está sumido en una crisis política y económica.
Bajo Chávez, se eliminaron los límites al mandato presidencial, lo que le permitió ser elegido tres veces, mientras que Maduro ahora busca un tercer mandato en 2024. El presidente venezolano, que ha bloqueado de la carrera electoral a su principal rival opositora, María Corina Machado, está inmerso en una nueva batalla de sanciones con Estados Unidos y ha agitado su sable en una disputa territorial con la vecina Guyana.
Mientras tanto, el culto a la personalidad de Chávez no ha disminuido: su imagen está salpicada en las paredes y su nombre aparece en los discursos de Maduro, en programas de televisión y en otros lugares.
Chávez usó la riqueza petrolera del país para desarrollar programas sociales que le valieron su devoción, pero fue criticado por su autoritaritarismo. Sin embargo, un cuarto de siglo después de que asumió el poder, la economía de Venezuela está de rodillas y unos siete millones de los treinta millones de ciudadanos han huido del país.
Críticas desde todos lados. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) afirmó este miércoles que las inhabilitaciones políticas en Venezuela “son propias de regímenes autoritarios” y contribuyen a un “ambiente de persecución” que desalienta el voto.
En un comunicado, este órgano de la Organización de los Estados Americanos (OEA) condenó el fallo del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela que levantó temporalmente las inhabilitaciones de varios líderes de la oposición, pero mantuvo la de Henrique Capriles y la de Machado, que arrasó en las elecciones primarias de la principal alianza opositora, con más de 2,4 millones de votos.
Las inhabilitaciones en contra de opositores “son propias de regímenes autoritarios”, sostiene la CIDH, que llama al gobierno del mandatario venezolano Nicolás Maduro a “adoptar medidas dirigidas a reconstruir la democracia y garantizar la participación política”.
Estas decisiones “acaban por contribuir a un ambiente de persecución que desalientan la participación ciudadana en asuntos de interés público”, se queja la organización.
Mientras tanto, el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, de 36 años, el mandatario más joven en la historia de este país, ha señalado que no reconocerá los resultados de la elección presidencial de este año en Venezuela luego de la determinación del Tribunal Superior de Justicia venezolano.
La canciller de Ecuador, Gabriela Sommerfeld, calificó el jueves de “muy fuertes” los dichos del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en los que cuestiona la forma en cómo el “muy joven” presidente Daniel Noboa gobierna su país convertido en “berenjenal”.
“No te conozco, Noboa, eres muy joven. Tienes que estar preocupado por tu nación, que no gobiernas tu país. Ocúpate de tu país, que no sabes qué hacer”, respondió Maduro.
En los últimos días 36 personas, entre civiles y militares, fueron detenidas en Venezuela, incluidos tres colaboradores de Machado, a quienes las autoridades vinculan con cinco “conspiraciones” para asesinar a Maduro. La Comisión denuncia un patrón que incluye “detenciones arbitrarias de dirigentes opositores y sindicalistas; proyectos legislativos que restringen el funcionamiento de las asociaciones civiles; y declaraciones estigmatizantes por parte de altas autoridades del Estado”.