El avión supersónico X-59 de la NASA completó una instancia de prueba clave y se espera su primer vuelo oficial en 2025. El test, denominado “engine speed hold”, validó que el sistema de control del motor funciona correctamente y los autoridades lo consideraron como “un avance fundamental” en la antesala de su primer despegue programado.
Con cada avance, el equipo integrado por la agencia espacial y la compañía multinacional de origen multinacional, Lockheed Martin, acerca a la aeronave a su primera experiencia oficial en el aire y al desarrollo de una nueva era en la aviación silenciosa.
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El aeroplano apunta a revolucionar la aeronáutica comercial con vuelos a 1.700 kilómetros por hora y está diseñado para desviar las ondas de choque que viajan a través del aire circundante y aseguraron que “reduce los fuertes estampidos sónicos a explosiones sónicas más silenciosas”

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El jefe adjunto de propulsión del X-59 en el Centro de Investigación de Vuelo Armstrong de la NASA, Paul Dees, señaló que “el mantenimiento de la velocidad del motor, es básicamente la versión de control de crucero del avión” y explicó que “el piloto activa el control de velocidad y puede ajustarla gradualmente hacia arriba o hacia abajo, según sea necesario”.
De forma preliminar, el equipo realizó una prueba similar en el motor de forma aislada. Sin embargo, la reciente evaluación permitió verificar el normal funcionamiento del sistema de retención de velocidad, tras su integración con la aviónica de la aeronave.
Si las pruebas del avión X-59 son exitosas, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio podría allanar el camino para que las aerolíneas desarrollen aviones capaces de volar a velocidades de Mach 1.4 (más de 1.700 km/h).
En caso de que el jet supersónico supere la etapa de diagnóstico , por ejemplo, permitiría cruzar el Atlántico en apenas cuatro horas, reduciendo a la mitad el tiempo actual de vuelo entre Nueva York y Londres.
Además, si la Administración Federal de Aviación levanta la prohibición de vuelos supersónicos, trayectos como Los Ángeles-Nueva York podrían completarse en sólo tres horas.

Investigador principal del proyecto X-59 de la NASA: “Una sonda de detección de impactos es como una fuente de la verdad, compara datos previstos con las mediciones del mundo real”
El investigador principal del proyecto de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, Mike Frederick, explicó que “una sonda de detección de impactos actúa como una fuente de la verdad, comparando datos previstos con las mediciones del mundo real”.
Los datos de los sensores serán vitales para validar los modelos informáticos que predicen la fuerza de las ondas de choque producidas por el avión supersónico X-59, la pieza central de la misión Quest de la NASA.
Los expertos compararán los datos proporcionados por las sondas , con las predicciones de modelos de computadora avanzados y así poder llevar a cabo una evaluación más precisa de la nave innovadora.
PM/ff