Confirmando lo que el propio presidente de Estados Unidos, Donald Trump, había prometido durante la campaña electoral y repitió apenas regresó al poder, la Casa Blanca anunció, en el último día de enero, que está lista para imponer agresivas tarifas sobre dos de sus grandes socios comerciales: Canadá y México, a los cuales podría sumarse también China.
Las razones que presentó la vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, estuvieron, sin embargo, lejos de las razones económicas que, se especula, están detrás de la decisión de Trump. “Tanto Canadá como México permitieron una invasión sin precedentes de fentanilo ilegal que está matando a ciudadanos estadounidenses y también de inmigrantes en nuestro país”, apuntó la portavoz presidencial.
Leavitt precisó que sigue vigente el plazo que estableció Trump para la entrada en vigor de las tarifas, el 1° de febrero. Se trata de aranceles del 25% sobre las importaciones que lleguen desde los países vecinos y un posible 10% para las despachadas desde China. Cuando se le preguntó si, tal como deslizó Trump en algún momento, las importaciones de petróleo mexicano y canadiense quedarían exceptuadas de las tarifas, la vocera esquivó cualquier confirmación.
El impuesto que Trump planea imponer a las importaciones de Canadá y México “podría aumentar el precio de todo, desde la gasolina y las camionetas, hasta la salsa de guacamole de la fiesta del Super Bowl”, advirtió el columnista económico Paul Wiseman, de la Associated Press. Los aranceles, agregó, amenazan además con “hacer saltar por los aires” el acuerdo comercial que el propio Trump negoció con Canadá y México durante su primer mandato y que, en su momento, describió como el “más justo, equilibrado y beneficioso que jamás hayamos promulgado”.
Pero, “cuando se trata del autoproclamado Tariff Man Trump –lamentó Wiseman– y su pasión por imponer impuestos a los productos extranjeros, nada es predecible”.
La propia agencia de noticias reconoció que el déficit comercial de Estados Unidos con México saltó de 106 mil millones de dólares en 2019 a 161 mil millones de dólares en 2023 (el último año completo del que hay cifras disponibles). “Esto se debe en parte a que México reemplazó a China, enfrascada en una guerra comercial en curso con Estados Unidos, como fuente de muchas importaciones estadounidenses”, desde muebles y textiles a zapatos y computadoras portátiles.
Por su lado, la brecha comercial con Canadá también se disparó: de 31 mil millones de dólares en 2019 a 72 mil millones de dólares en 2023. “El déficit –completó la Associated Press– refleja en gran medida las importaciones estadounidenses de energía canadiense”.
También el viernes, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, prometió una “respuesta inmediata” si Trump cumple con su promesa de imponer los aranceles, mientras que la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, dijo que su gobierno se mantiene en estrecho contacto con la administración de Trump.
“Tenemos un plan A, un plan B y un plan C para lo que decida el gobierno de Estados Unidos”, dijo Sheinbaum durante una conferencia de prensa. “Es muy importante que el pueblo de México sepa que siempre defenderemos la dignidad de nuestro pueblo, nuestra soberanía y entablaremos un diálogo como iguales”, aseveró. En cualquier caso, “esperaremos con la cabeza fría” antes de tomar decisiones, dijo la mandataria, según la cual, en México “estamos preparados y continuaremos este diálogo” con la Casa Blanca.
Analistas consultados por la cadena estadounidense CBS News estimaron que del grupo de países blanco de los aranceles, China es el que estaría mejor preparado. Las autoridades de Beijing “esperan lo mejor y se preparan para lo peor”, matizó el experto Henry Wang, asesor del gobierno chino y fundador y presidente del Center for China and Globalization.
Los analistas, apuntó el informe, “dicen que China ahora depende menos de Estados Unidos y es mucho más autosuficiente económicamente, dominando industrias clave como los vehículos eléctricos y la fabricación de las baterías que alimentan” esos automóviles, al igual que “muchos otros dispositivos de consumo, junto con drones y paneles solares”.
“Se está viendo un auge épico absoluto en la industria, porque la realidad es que China hoy es probablemente más productiva que cualquier otra economía”, dijo el analista Louis-Vincent Gave. La segunda economía más grande del mundo ahora está mejor preparada “para una guerra comercial con Estados Unidos”, país del que es menos dependiente, completó Gave.
Si bien Trump no especificó las herramientas que usaría, los comentaristas sugieren que podría recurrir a poderes económicos de emergencia que permiten al presidente regular las importaciones durante una emergencia nacional. Pero esto podría verse obstaculizado por demandas judiciales.
A través de un mensaje que publicó el jueves en redes sociales, Trump amenazó además con un posible set de aranceles del 100% sobre las importaciones del resto de los países del grupo Brics (Brasil, Rusia, India y Sudáfrica, que forman el grupo junto a China), en una posible represalia por las intenciones del bloque de desembarazarse del dólar como moneda de cambio.
“La idea de que los países Brics esten tratando de alejarse del dólar mientras nosotros nos quedamos de brazos cruzados y observamos, se acabó”, advirtió Trump en una publicación en la red Truth Social. “Vamos a requerir un compromiso de estos países aparentemente hostiles de que no crearán una nueva moneda Brics, ni respaldarán ninguna otra moneda para reemplazar al poderoso dólar estadounidense o enfrentarán aranceles del 100%”, añadió el presidente.
Si siguen por ese camino, advirtió, pueden prepararse para “decir adiós” a las exportaciones hacia “la maravillosa economía de Estados Unidos” y pueden ir buscando “otro país tonto” que les compre sus bienes y servicios. Según Trump, “no hay ninguna posibilidad de que los Brics reemplacen al dólar estadounidense en el comercio internacional, ni en ningún otro lugar, y cualquier país que lo intente debería decir hola a los aranceles y adiós a Estados Unidos”, concluyó.