La relación entre Canadá y Estados Unidos volvió a tensarse este martes 11 de marzo, cuando el presidente Donald Trump amenazó a su vecino con duplicar los aranceles previstos a su siderurgia, para luego dar marcha atrás con la medida. Aunque finalmente decidió retractarse, es probable que la relación vuelva a complicarse muy pronto, en el marco de la vorágine expansionista del republicano.
Por la mañana, el mandatario norteamericano anunció en su red Truth Social que duplicaría los aranceles aduaneros sobre el acero y el aluminio canadienses este miércoles 12 de marzo, pasándolos del 25% al 50%. Esa fue su reacción a la decisión de la provincia canadiense de Ontario de cobrar un recargo a las exportaciones de electricidad a tres estados estadounidenses.
Pero a la tarde, después de una conversación telefónica entre el primer ministro de Ontario, Doug Ford, y el secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick, Trump dio marcha atrás con su medida.
“Después de que el presidente Trump amenazó con recurrir a su poder ejecutivo para responder con un colosal arancel de 50 por ciento contra Canadá, el primer ministro de Ontario, Doug Ford, habló con el secretario (de Comercio) (Howard) Lutnick para informarle que daría marcha atrás a la implementación del arancel de 25 por ciento sobre las exportaciones de electricidad a Estados Unidos”, dijo Kush Desai, el vocero de la Casa Blanca.
Por su parte, Trump declaró: “Hay alguien muy fuerte en Canadá que anunció que impondría un recargo a la electricidad. Eso habría sido algo muy malo y no lo va a hacer, respeto eso”.
Sin embargo, la situación seguramente volverá a tensarse muy pronto porque el futuro primer ministro de Canadá, Mark Carney, aseguró el pasado domingo 9 de marzo que, cuando asuma su cargo, “Canadá nunca formará parte de Estados Unidos. Que los estadounidenses no se engañen. En el comercio es como en el hockey, Canadá ganará”.

Trump le advirtió a Carney que, si no se elimina lo que él llama “tarifas canadienses atroces”, impondrá aranceles a la importación de automóviles a partir del 2 de abril que podrían cerrar “permanentemente el negocio de fabricación de automóviles en Canadá”.
En el mismo mensaje, el presidente norteamericano estimó que “lo único sensato para Canadá es convertirse en el 51 estado de Estados Unidos. Esto haría que todos los aranceles, y todo lo demás, desapareciera por completo. Los impuestos canadienses se reducirán sustancialmente, estarán más seguros, militarmente y en otros aspectos, que nunca antes, ya no existirá el problema en la frontera norte”.
"Una herida autoinfligida a la economía de Estados Unidos"
La amenaza de Trump de duplicar los gravámenes al acero canadiense ya provocó un aumento histórico en los precios del aluminio en Estados Unidos, superando los 990 dólares por tonelada métrica. Una encuesta de la Reserva Federal de Nueva York reveló que los consumidores se muestran más pesimistas respecto a la inflación y el mercado laboral, lo que podría desencadenar un impacto económico mayor en el futuro cercano.
Ante los aranceles de Trump, hay posiciones enfrentadas: los productores que usan acero extranjero afirman que los mayores costos de importación se sentirán en la principal economía del mundo, y muchos economistas temen que las medidas arancelarias tengan un efecto inflacionario.
Es importante remarcar que Canadá es la principal fuente de hierro, acero y aluminio enviados a Estados Unidos. El año pasado, por ejemplo, Estados Unidos importó aluminio por valor de 11.400 millones de dólares, y las compras de hierro y acero desde Canadá alcanzaron los 7.600 millones de dólares, según datos oficiales del Departamento de Comercio de Estados Unidos.
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Las exportaciones canadienses de aluminio representan el 41% de todo el que importó Estados Unidos en 2024, mientras que el hierro y el acero canadienses representaron casi una cuarta parte de ese número total.
Además, la amenaza de un arancel del 25% solo sobre el aluminio canadiense podría costarle a Estados Unidos 100.000 puestos de trabajo, advirtió recientemente el CEO de Alcoa, uno de los mayores fabricantes de aluminio de Norteamérica.
Por su parte, el exsecretario del Tesoro, Larry Summers, calificó este martes a las amenazas de aranceles de Trump sobre el aluminio y el acero canadienses como “la peor política comercial hasta ahora”: “Es una herida autoinfligida a la economía de EE.UU. que no podemos permitirnos, en un momento en que los riesgos de recesión están aumentando”.
En una declaración a CNN, el presidente de United Steelworkers, David McCall, dijo: “China y otros actores deshonestos han abusado durante décadas de las leyes comerciales internacionales, socavando nuestras industrias nacionales y amenazando los medios de vida de miles de trabajadores que siguen las reglas. Sin embargo, Canadá siempre ha sido un aliado fuerte y no debería ser agrupado con los tramposos comerciales que buscan dominar los mercados globales a nuestra costa”.
HM/ML