INTERNACIONAL
Elecciones en Estados Unidos

¿Donald Trump aceptaría el resultado si pierde?

El ex presidente y candidato republicano agita el fantasma del fraude e insiste en que sólo aceptará los resultados si el proceso es "honesto". ¿Qué implica esta postura en la recta final de una elección tan reñida?

Donald Trump
Donald Trump | Xinhua

En un acto en Nuevo México, donde el ex presidente estadounidense perdió las últimas dos elecciones por 8 y 11 puntos, Donald Trump volvió a invocar el fantasma del fraude electoral, al afirmar que ganó las elecciones en ese estado en 2016 y 2020. “Creo que lo ganamos dos veces”, sostuvo.

“Si pudiéramos traer a Dios del cielo y que fuera el que contara los votos, ganaríamos esto, ganaríamos California, ganaríamos muchos estados. Sólo tienes que mantener honesta la votación”, argumentó el ex presidente estadounidense.

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Trump ya había dicho, anteriormente, que ganó el estado de Wisconsin en 2020, donde realmente fue derrotado por 21.000 votos de diferencia (un 0,6 %). “Si retrocedes y miras todas las cosas que se descubrieron, demuestra que gané las elecciones en Wisconsin”, declaró para el Journal Sentinel. “También demostró que gané las elecciones en otros lugares”.

Cuando se le preguntó, durante una entrevista en el mes de septiembre, si estaba dispuesto a aceptar pacíficamente los resultados, Trump se negó a posicionarse de manera categórica. “Vamos a tener que ver qué pasa”, dijo, y levantó dudas respecto del sistema de voto por correo, completamente instaurado en Estados Unidos: “Las papeletas están fuera de control”.

Cuando, en una entrevista en el Milwaukee Journal Sentinel, le preguntaron directamente si aceptaría las elecciones si pierde, Trump afirmó directamente lo haría sí, y solo sí, las elecciones son transparentes. “Si todo es honesto, aceptaré con gusto los resultados”, dijo. Es la segunda parte de su respuesta la que enciende las mayores alarmas: “Si no es así, hay que luchar por los derechos del país”.

El temor a que el resultado desate una guerra civil

En épocas de batalla cultural por redes sociales, donde la comunicación se ha fragmentado y pareciera que cada referente político le habla sólo a su propia audiencia, construyendo relatos que no dialogan entre sí, sembrar el fantasma de un fraude electoral podría formar parte de una estrategia deliberada para embarrar la cancha ante una posible derrota electoral. Envalentonando a sus seguidores más radicalizados y abriendo un paraguas que le permita diferentes maniobras judiciales, o de otro tipo, en caso de perder.

Es imposible que, al escuchar el llamado del ex presidente a “luchar por los derechos del país” en caso de que los resultados no sean honestos, no nos vengan a la cabeza las imágenes de la toma del Capitolio en 2021, cuando un grupo de fanáticos trumpistas irrumpieron en la sede del Congreso en Washington DC, intentando desconocer el triunfo de Joe Biden.

Si bien la Justicia no determinó la culpabilidad del ex Presidente en dichos acontecimientos, Donald Trump ha afirmado reiteradas veces que le robaron la elección de 2020 manipulando los resultados, e incluso enfrentó una acusación del fiscal especial Jack Smith por violar la ley en sus intentos de anular las últimas elecciones presidenciales.

La toma del Capitolio en 2020.
La toma del Capitolio en 2020.

El antecedente Bush contra Gore en Florida

Durante las primeras elecciones del nuevo milenio, en el año 2000, que enfrentaron a George W. Bush, por el Partido Republicano, y a Al Gore por el Partido Demócrata, hubo una fuerte polémica referida a los decisivos resultados del estado de Florida y sus 29 electores clave.

A pesar de que se esperaba un resultado parejo, nadie imaginó que tanto. Con 6 millones de votos válidos, ambos candidatos obtuvieron un 49%, con una ventaja de Bush de 1.784, que luego se redujo a 537. La ley de Florida establece que si la diferencia es menor al 0,5% se debe repetir el conteo, por lo que luego de dos días de volver a escrutar, la diferencia se había achicado a sólo 327 votos.

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Amparándose en la ley del estado, que establece el conteo manual si la diferencia es menor a 0,25%, Al Gore solicitó a la justicia que la metodología del recuento manual sea realizada. Sin embargo, los recuentos se demoraron y, llegado el caso, la secretaria del Estado de Florida, Katherine Harris, cercana al hermano del candidato, Jeb Bush, que era gobernador, argumentó que no encontraba razones para continuar los recuentos y declaró a George W. Bush como vencedor.

Gore apeló a la Corte Suprema de Florida, pero intervino la Corte Suprema de EE.UU. ordenando la suspensión del recuento, y así Bush se convirtió en el nuevo presidente de los Estados Unidos de América. Este evento histórico sembró un mal antecedente en el estado de Florida y abrió la puerta a futuras denuncias de fraude.

¿Trump aceptaría una derrota?

El proceso electoral de este martes en Estados Unidos encierra una paradoja. Por más que los implicados en la votación son menos del 5% de la población mundial, las decisiones que toma o deja de tomar un presidente de la principal potencia mundial afectan al 100% de los habitantes del mundo.

En ese sentido, los ojos del mundo entero están posados sobre los acontecimientos de este martes en Estados Unidos. Recordemos que los acontecimientos ocurridos en el Capitolio en 2020 anticiparon luego la toma del Planalto por bolsonaristas en 2023, tras la derrota de Bolsonaro contra Lula da Silva.

Con unas encuestas sumamente reñidas (el promedio da 47,9% a Harris y 46,9% a Trump), la elección presidencial estadounidense de este martes probablemente sea una de las más polarizadas de la historia del país del norte. El respeto del resultado electoral y la voluntad democrática de los norteamericanos es un valor fundamental que todas las fuerzas políticas deberían respetar a como dé lugar.

 

FM/ff