El papa Francisco asumió la conducción del Vaticano en un momento decisivo a nivel mundial marcado por desafíos globales como la crisis climática, los efectos de la globalización, guerras con riesgo de escalada mundial y auge de pobreza. Autodenominado "el Papa del fin del mundo", Jorge Bergoglio imprimió un sello tercermundista y reformista a su papado, a pesar de sus críticos y detractores. Así, se convirtió en un respetado líder interreligioso y promotor del diálogo, convirtiéndose en uno de los políticos más influyentes en la opinión pública internacional.
Desde que asumió el 13 de marzo de 2013, hasta su fallecimiento el 21 de abril de 2025, el sumo pontífice marcó su estilo con su defensa de los pobres, los migrantes y el medioambiente —sin eufemismos— en relación con su visión sobre una Iglesia más inclusiva, austera y comprometida con los "vulnerables"- Su postura, en tanto, quedó plasmada en numerosas entrevistas y sus encíclicas, específicamente en Evangelii Gaudium, Laudato Sí y Fratelli Tutti.

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Sus posicionamiento reformista ante temas divisivos salpicaron la política tanto en el seno del poder en el Vaticano como en la arena internacional. Entre los retos políticos que enfrentó se destacan acusaciones de "marxista" por parte de algunos poderosos vaticanos, un apodo que también incluyó su postura ante la comunidad LGBTQ+ o en favor de los migrantes. La visión de la grieta, entendida en clave local, tampoco perdonó al Papa argentino, en función de acusaciones cruzadas por su supuesta filiación por el peronismo, a pesar de que la negó en varias oportunidades.
Diplomacia activa
De la mano de su secretario de Estado, el cardenal italiano Pietro Parolin, Francisco se inclinó por una diplomacia activa a lo largo de su papado. Pero no solo a nivel de mediador de conflictos internacionales —no le tembló el pulso de hablar de temas como los crímenes en Sudán o Gaza—, sino a través de la difusión de sus ideas sobre las causas socio ambientales, transmitidas a líderes políticas en reiteradas ocasiones casi en sintonía con una creciente tendencia negacionista.
En tanto, Francisco nunca evadió su preocupación por los procesos políticos en todo el mundo con especial atención en "la periferia", siendo los países "marginados" el foco de sus mas de 40 viajes internacionales. Así lo demostró en la mayoría de sus audiencias, en las que Bergoglio hizo hincapié en los crecientes niveles de pobreza a nivel mundial, un escenario agravado por una crisis climática que pocos se animan a combatir. Por ejemplo, en su encíclica "Laudato Si" (dictada en 2015) reclamó una "revolución verde" y criticó el "uso irresponsable de los bienes".
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La guerra en medio Medio Oriente
Autopercibido un humanista y promotor del diálogo, el papa Francisco nunca escatimó las críticas al uso de la fuerza como modo de hacer política internacional. En esa línea, criticó la invasión de Ucrania y tuvo un fuerte posicionamiento sobre la guerra entre Israel y Hamas desatada el 7 de octubre de 2023, pidiendo el alto al fuego en varias oportunidades.
Con respecto al agravamiento de la crisis humanitaria en la Franja de Gaza, cuestionó duramente el rol de Israel en el conflicto, haciendo énfasis en un ataque a civiles donde murieron 7 niños cuyas historias difundió. "La matanza de niños en Gaza es crueldad, no guerra", dijo a fines de 2024.

"Lo que está ocurriendo en Gaza, que según algunos expertos parecería tener las características de un genocidio, debería ser investigado con atención para determinar si encuadra en la definición técnica que sostienen juristas y organismos internacionales", manifestó el Papa en su libro La esperanza no defrauda nunca.
Su postura le valió duras críticas del gobierno de Benjamin Netanyahu que lo acusó de "usar una doble vara" y no medir con la misma dureza que "los terroristas son los que usan como escudos humanos a esos niños". A diferencia de otros casos, como la Corte Penal Internacional, el premier israelí evitó acusarlo de antisemita.
La defensa de los migrantes en Estados Unidos
Apenas asumió Donald Trump su segundo mandato, el Papa salió al cruce del presidente por la deportación masiva de inmigrantes y consideró que el gobierno estadounidense debería discernir con cuidado quiénes deben ser deportados y quiénes no.
En una carta dirigida a los obispos de Estados Unidos, donde radica uno de los focos conservadores que integran las filas de sus máximos detractores, lanzó duras críticas al programa migratorio. "Lo que se construye a base de fuerza, y no a partir de la verdad sobre la igual dignidad de todo ser humano, mal comienza y mal terminará", aseguró, además de destacar que un buen cristiano "no construye muros sino puentes".
Como líder mundial, hizo hincapié en la guerra en Ucrania iniciada en febrero de 2022, "su mayor preocupación". Lo llevó a presentarse como una tercera vía para poner fin al conflicto que fue "en contra del derecho internacional". En esa línea, le pidió al presidente de Rusia, Vladimir Putin, a "detener el espiral de violencia y muerte", lo que provocó "indignación" del Kremlin con la Santa Sede; e instó al ucraniano Volodímir Zelenski a "estar abierto a serias propuestas de paz".
"Una ética y una ley basadas en la amenaza de la destrucción mutua... y posiblemente la destrucción de toda la humanidad, son contradictorias y son una afrenta para el marco de las Naciones Unidas, las cuales terminarían siendo naciones unificadas por el temor y la desconfianza", indicó Francisco en medio de la escalada nuclear en Europa. A esto sumó su constante llamado de atención a la crisis migratoria en el Mediterráneo que acumula cientos de muertos en las costas europeas y por lo que pidió "una acogida sin distinción".
"Momentos históricos"
Otro de los aspectos en los que el obispo de Roma generó ruido fue en la defensa de la democracia como forma de gobierno, lo que implicó cuestionamientos a gobiernos autoritarios. El guiño, en tanto, era al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, pero también al régimen de Daniel Ortega en Nicaragua, donde proliferaron las denuncias de persecución a miembros de la comunidad cristiana.
"Es preocupante el debilitamiento, en muchas partes del mundo, de la democracia y de la posibilidad de libertad que esta consiente, aun con todos los límites de un sistema humano", lamentó en uno de sus saludo de inicio de año al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede.
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Por otro lado, el Papa "logró muchos momentos históricos auspiciosos" en cuanto al diálogo interreligioso, tal como demostró en la histórica visita a Irak en 2021 o su reunión con el patriarca ortodoxo ruso Kirill en 2016, en lo que fue el primer acercamiento entre las iglesias cristianas de Occidente y Oriente desde la escisión en 1054.
También alcanzó un acuerdo inédito con China respecto al nombramiento de obispos y ofició el acercamiento también histórico entre Cuba y Estados Unidos en 2014; fue el el primero en viajar a Bahréin, el país de la península árabe del Golfo gobernado por un líder sunnita; y el primero en recibir a una delegación de la comunidad Ahmadía en el Vaticano.
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El Papa "peronista" y la furia de la curia romana
Si bien lo negó en varias ocasiones, el Papa argentino fue vinculado ideológicamente con el peronismo, el movimiento político más influyente de la historia argentina contemporánea. El primer sumo pontífice latinoamericano se mantuvo alejado de la agrietada política de su país natal, al que nunca visitó, y negó su filiación partidaria. En cambio, se limitó a opinar de temas de coyuntura, como la pobreza o la inflación, y recibió a jefes de estado, desde Cristina Kirchner a Javier Milei.
A lo largo de su papado, el Papa jesuita, reformista y tercermundista debió enfrentar presiones de los conservadores de la curia romana y de las Iglesias de todo el mundo. Particularmente en función de la purga llevó a cabo para limpiar la imagen de la institución luego de los escándalos por los casos de abuso sexual o la corrupción dentro del Vaticano. Se trató del mayor desafío del emblemático y revolucionario jefe del credo que congrega 1.200 millones de fieles en el mundo.