El anuncio del acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamas generó una mezcla de sentimientos entre las partes involucradas. Mientras que miles de palestinos celebraron el acuerdo en Gaza, los israelíes se mostraron divididos, entre la esperanza de ver a los rehenes liberados y la cautela ante un escenario de paz que podría no ser duradero.
El entendimiento entre el gobierno israelí y la dirigencia de la organización islamista fue alcanzado después de más de 15 meses de conflicto, mientras que el primer ministro Benjamin Netanyahu, presionado socialmente por la situación de los rehenes, apura las negociaciones con sus aliados de la coalición para lograr la ratificación del acuerdo.
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Ocurrió luego de arduas negociaciones encaradas por Estados Unidos, Qatar y Egipto, que mediaron los términos del alto al fuego que permitirá la liberación paulatina de rehenes israelíes y de un centenar de prisioneros palestinos. Pero también forzará a Israel a permitir el ingreso de asistencia humanitaria a la Franja de Gaza y la retirada de sus tropas hacia el este.
El contraste de las reacciones al acuerdo entre Israel y Hamas
En Gaza, el enclave palestino destruido tras la ofensiva terrestre israelí, la noticia de la tregua fue recibida con entusiasmo. En Deir el-Balah, en el centro de la Franja, cientos de personas se reunieron frente al Hospital de los Mártires de Al-Aqsa, uno de los símbolos de los bombardeos israelíes contra infraestructura civil desde la ofensiva iniciada tras el ataque del 7 de octubre de 2023.
Los asistentes ondearon banderas palestinas, bailaron y celebraron, según el reporte de varias agencias de noticias presentes en el lugar. Randa Samih, una desplazada de la ciudad de Gaza, compartió su emoción al ver que la "pesadilla" de más de un año podría llegar a su fin. "No puedo creer que esta pesadilla esté empezando a llegar a su fin", dijo a RFI, antes de añadir que al iniciar la tregua, planeaba visitar el cementerio para rendir homenaje a su hermano y a varios familiares fallecidos.
Por su parte, en Ramala, la sede de la Autoridad Palestina en Cisjordania, las celebraciones fueron más moderadas. Sin embargo, Omar Assaf, vecino de la ciudad, expresó su convicción de que la resistencia palestina había logrado una victoria, a pesar de los sacrificios. "Los que afirman que no hay victoria se equivocan", afirmó. "Hay una victoria innegable porque el enemigo ha fracasado en todos sus objetivos", agregó, en relación a la ocupación israelí de los territorios palestinos.
Reacciones contrapuestas en Israel
Las reacciones en Israel fueron más complejas. El acuerdo incluye la liberación paulatina de un centenar de rehenes en manos de Hamas, pero la incertidumbre sobre los detalles y la posibilidad de que muchos hayan fallecido en la guerra dejó a muchos con sentimientos encontrados.
Uno de los testimonios más resonantes fue el de Benito Gritzewsky, un mexicano-israelí que tiene un familiar cautivo en Gaza. En una entrevista con RFI, expresó su esperanza, pero también su temor: "Esperemos que sea real, que sea cierto el intercambio", dijo, con dudas sobre el cumplimiento total del acuerdo y la demora del gobierno.
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Otros, como Ornit Barak, se mostraron felices pero cautelosos. "Por un lado, por supuesto, estoy muy feliz, pero también estoy preocupada porque quiero ver que el acuerdo continúe hasta que el último rehén esté de regreso a casa, en su cama, vivo o muerto", afirmó a AFP durante una protesta en Tel Aviv. El temor a que el alto el fuego no sea definitivo, y que el conflicto resurja, estaba presente en muchas voces israelíes.
En Nahal Oz, un kibutz cerca de Gaza, Arnon Cohen, cuyo hermano sigue en cautiverio, expresó su frustración ante la idea de que solo algunos rehenes fueran liberados. "Para nosotros, esto es solo el comienzo, los queremos a todos aquí. No termina, no es suficiente si solo algunos de ellos regresan", dijo a la AFP.
Por su parte, Tamar, una profesora israelí de 38 años, resumió el sentimiento de muchas familias: "Creo que todo debe hacerse para traer a todos los rehenes a casa, esa es la prioridad. El precio es muy, muy alto, es cierto, pero hay que traerlos". Mientras tanto, el gobierno israelí, liderado por el presidente Isaac Herzog, aplaudió el acuerdo, considerándolo el "paso correcto" hacia la liberación de los rehenes, aunque la incertidumbre sobre los detalles sigue pesando sobre las familias afectadas.
Cautela frente a los niños Kfir y Ariel Bibas secuestrados por Hamas
El caso de los hermanos Kfir y Ariel Bibas, los más chicos de la lista de secuestrados por Hamas, refleja esa mezcla de esperanza y temor. Aunque Hamas anunció su muerte en octubre pasado tras un bombardeo, el ejército israelí aún no confirmó la información, lo que mantuvo viva la esperanza en las familias. "Imaginarlos regresando vivos me da una alegría inmensa", comentó Hila Shlomo a la AFP.
Los hermanos Bibas y su madre, de origen argentino-israelí, están en la lista de los 33 rehenes que serán liberados en la primera fase del acuerdo, aunque no hay garantías de que todos estén con vida. En medio de la expectativa, su familia declaró ante la prensa israelí estar al tanto de la lista pero evitaron cualquier tipo de celebración.
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"Hemos aprendido de las experiencias pasadas y de las decepciones y, por lo tanto, hasta que nuestros seres queridos hayan cruzado, esta historia no tendrá un final", compartió la familia Bibas.
"Hemos pasado un año y tres meses en los que aprendí a vivir en la incertidumbre, el miedo, la falta de control, la impotencia", señaló el martes por la noche Eli Bibas, el abuelo de los niños, desde la Plaza de los Rehenes en Tel Aviv. "Las últimas semanas fueron particularmente excitantes y dolorosas. Estamos en una encrucijada histórica y estamos obligados a reconstruir los cimientos sobre los que se estableció este país, a defender adecuadamente los valores en los que crecimos: la responsabilidad mutua, la santidad de la vida humana y el amor a la humanidad", puntualizó.
CD / Gi
