Ucrania llevó ayer la guerra al corazón de Rusia con ataques con drones que, según las autoridades locales, dañaron edificios residenciales en la ciudad de Kazán, en la región de Tartaristán, a más de mil kilómetros de la línea del frente.
El servicio de prensa del gobernador de Tartaristán, Rustam Minnikhanov, informó que ocho drones atacaron la ciudad. Seis impactaron en edificios residenciales, uno alcanzó una instalación industrial y otro fue derribado sobre un río, según el comunicado.
Un video publicado en el canal local de noticias de Telegram Astra, verificado por las agencias internacionales, muestra un dron impactando los pisos superiores de un edificio de gran altura.
Un dron se estrelló contra un edificio de apartamentos de gran altura en la ciudad, que tiene más de 1,3 millones de habitantes, dañando un rascacielos pero sin dejar víctimas, según informaron las autoridades locales. La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, María Zajárova, dijo que dos drones impactaron un edificio de apartamentos de 37 pisos. Afirmó que Ucrania había estado apuntando a una instalación industrial no especificada, pero que esta no sufrió daños. Según Kiev, era una fábrica de pólvora. En una publicación en Telegram, Zajárova afirmó que Kiev estaba desquitando su “ira por derrotas militares tangibles en la población pacífica de Rusia”.
Las autoridades locales informaron que no hubo víctimas. Los vuelos en el aeropuerto de Kazán fueron suspendidos y se cancelaron todas las reuniones masivas programadas para el fin de semana.
Aunque los ataques en lo profundo del territorio ruso son raros, Kazán y la región circundante rica en petróleo, Tartaristán, ya han sido objetivo de drones ucranianos en ocasiones anteriores.
Estos ataques se consideran embarazosos para Rusia, casi tres años después de haber lanzado su ofensiva militar contra Ucrania.
“Mientras antes se atacaban empresas industriales, ahora el enemigo ataca a los civiles por la mañana”, añadió el gobernador de Tartaristán.
Los ataques, que Ucrania no reconoció en línea con su política de seguridad, ocurrieron después de una ofensiva ucraniana el viernes contra una ciudad en la región fronteriza rusa de Kursk, utilizando misiles suministrados por Estados Unidos, que dejó seis muertos, incluido un niño.
Moscú envió 113 drones a Ucrania durante la noche del sábado, según informaron las autoridades ucranianas. De acuerdo con la Fuerza Aérea de Ucrania, 57 drones fueron derribados durante los ataques. Otros 56 fueron “perdidos”, probablemente debido a una interferencia electrónica.
El gobernador de la región ucraniana de Kharkiv, Oleh Syniehubov, dijo que ocho personas resultaron heridas el viernes por la noche en ataques con drones en la capital regional, también llamada Járkov.
En la ciudad de Zaporizhia, cuatro personas resultaron heridas cuando los escombros de un dron cayeron sobre un edificio residencial de nueve pisos el viernes por la noche, informó el gobernador regional, Ivan Fedorov.
Las tropas de Moscú también continúan avanzando lentamente en el este de Ucrania. El Ministerio de Defensa de Rusia informó ayer que sus fuerzas habían tomado el control de la aldea de Kostiantynopolske, en la provincia ucraniana de Donetsk, a solo seis millas de la ciudad sitiada de Kurajove, que intentan rodear.
Los ataques “continuarán”. Ucrania ha intensificado sus embestidas contra objetivos dentro de Rusia en los últimos meses, particularmente después de que Washington, el mes pasado, autorizara a Kiev a usar misiles para atacar objetivos militares en áreas rusas cercanas a la frontera compartida entre ambos países. Aunque no mencionó específicamente el ataque en Kazán, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, declaró ayer: “Definitivamente, continuaremos atacando objetivos militares rusos con drones y misiles”.
“Vamos a seguir atacando las instalaciones militares rusas con drones y misiles y cada vez habrá más proyectiles ucranianos. Atacaremos las bases militares y la infraestructura militar que está siendo utilizada en el terror contra nuestro pueblo”, afirmó Zelenski en su habitual discurso vespertino.
La autoridad de aviación civil rusa, Rosaviatsia, cerró temporalmente el aeropuerto internacional de Kazán, uno de los más transitados del país, ante la amenaza planteada por los drones ucranianos.
Algunos residentes fueron evacuados, pero las autoridades no proporcionaron cifras, y todos los eventos públicos importantes en el área fueron cancelados como medida de precaución.
El ataque a Kazán ocurre un día después de que ofensivas rusas en la capital ucraniana, Kiev, mataran a una persona y dejaran 13 heridos, y de que un ataque ucraniano matara a cinco personas en la región fronteriza rusa de Kursk, donde las tropas rusas han estado llevando a cabo una ofensiva desde agosto.
Un ataque ruso en la región sureña de Kherson alcanzó un hospital oncológico ayer, según Zelenski. No hubo víctimas ya que el personal y los pacientes estaban refugiados. “Afortunadamente no ha habido víctimas: la gente, los pacientes y el personal médico estaban en los refugios”, explicó Zelenski, que denunció los ataques rusos en Kharkiv, Nikopol y Donetsk. “Es sencillamente terrorismo que perpetra Rusia deliberadamente”, reprochó.
Moscú afirmó en 2022 haber anexado la región de Kherson, parte de la cual está bajo control del ejército ruso.
CIA. El presidente ucraniano recibió en Kiev al director de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), William Burns, en la que es su última visita a Ucrania como responsable de esta agencia de inteligencia estadounidense.
“Bill Burns ha visitado Ucrania en su último viaje como director de la CIA. Hemos tenido muchas reuniones durante la guerra y estoy agradecido por su ayuda”, ha publicado Zelenski en su cuenta en Telegram. “Le deseo a usted y a toda su familia todo lo mejor. Que tenga suerte”, ha añadido.
Burns será sustituido por el exdirector de la Agencia Nacional de Inteligencia John Ratcliffe cuando tome posesión el presidente electo, Donald Trump.