El refugiado saudita sospechoso de haber atropellado a los visitantes de un mercado navideño en Magdeburgo es un “islamófobo” que pudo actuar por “descontento” con el trato prodigado por Alemania a los solicitantes de asilo de su país.
El último balance del ataque es de cinco muertos y 205 heridos, pero aún es provisional dado que entre los heridos hay unos cuarenta en estado grave.
La Fiscalía alemana imputó cinco cargos de asesinato y 205 cargos de intento de asesinato al sospechoso detenido el viernes. Entre los fallecidos hay cuatro personas adultas y un menor de 9 años, según la última información oficial.
Magdeburgo recordó ayer la tragedia con el tañido de las campanas de la iglesia a las 7.04 p.m., la hora exacta del ataque en la ciudad de aproximadamente 240 mil habitantes.
Las autoridades empezaron ayer a arrojar alguna luz sobre las confusas motivaciones que llevaron al sospechoso, un médico psiquiatra de 50 años, a cometer un “acto terrible”, en palabras del jefe del Gobierno Olaf Scholz.
El individuo, identificado como Taleb Jawad al Abdulmohsen, fue detenido en el lugar del drama, junto al todoterreno que embistió a lo largo de 400 metros a la multitud congregada en el mercadillo navideño de esta ciudad del este de Alemania. Según la policía, aprovechó la ruta habilitada para emergencias para entrar en la zona del mercadillo navideño y fue arrestado apenas tres minutos después de lanzar el ataque.
Las autoridades descartaron cualquier motivación islamista. “Por lo que parece, el trasfondo del crimen pudo ser el descontento con la forma en que los refugiados sauditas son tratados en Alemania”, declaró a la prensa el fiscal Horst Walter Nopens.
La ministra del Interior alemana, Nancy Faeser, calificó por su parte al sospechoso, instalado en Alemania desde 2006 y con estatuto de refugiado desde 2016, de “islamófobo”, a la vista de sus tomas de posición públicas.
Fuentes del gobierno saudita dijeron a la prensa alemana que las autoridades de Berlín estaban advertidas sobre el individuo, “Taleb A.”, al que identifican como un chiita, minoría en el reino árabe, nacido en la localidad de Al Hofuf, en el este del país.
De acuerdo con esa información, hace aproximadamente un año fue emitida una especie de advertencia sobre el hombre a las autoridades alemanas por su tendencia radical, al presentarse como un activista crítico con el islam y que se define a sí mismo como “exmusulmán”.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, describió el ataque como un “acontecimiento despreciable y oscuro” y afirmó estar en contacto con las autoridades alemanas.
El papa Francisco “se enteró con consternación” del atentado y expresó en un telegrama enviado al presidente alemán su comprensión “por el dolor de los afectados”, indicó el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano.
Un “ateo”. Al Abdulmohsen, que ejercía como psiquiatra en Bernburgo, cerca de Magdeburgo, se definió en una entrevista en 2022 como “ateo” y aseguró que por ello tuvo que abandonar su país, donde había sido “amenazado de muerte por apostasía del islam”.
En los últimos años mantenía en las redes sociales un discurso radical, salpicado de complotismo, sin ocultar sus simpatías por las posiciones de la extrema derecha alemana contra la inmigración musulmana. Reprochaba a las autoridades alemanas que no protegieran suficientemente a los sauditas que huían de su país por razones religiosas o políticas, aunque se mostraran generosas con los refugiados musulmanes de otros países de Medio Oriente.
El sospechoso escribió en agosto en su cuenta de la red social X: “¿Existe un camino hacia la justicia en Alemania sin volar una embajada alemana o sin degollar aleatoriamente a ciudadanos alemanes? Busco este camino pacífico desde enero de 2019 y no lo encuentro”.
“Se trata de una persona psicológicamente perturbada y excesivamente pretenciosa”, declaró Taha al Hajji, de la Organización Eurosaudita de Derechos Humanos (ESOHR), con sede en Berlín.
Scholz, del Partido Socialdemócrata (SPD), acudió ayer al lugar de la tragedia, donde hizo un llamamiento a la cohesión nacional y prometió “actuar contra quienes quieren sembrar odio”.
Política polémica. Scholz compareció en Magdeburgo con un aire sombrío, vestido de negro, y depositó flores fuera de una iglesia frente al mercadillo navideño. El canciller urgió a los alemanes a “permanecer unidos”, después de que el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) utilizase el ataque para denunciar la llegada de cientos de miles de refugiados al país en los últimos años.
“¿Cuándo terminará esta locura?”, escribió en la red social X Alice Weidel, copresidenta de AfD, una formación que se sitúa en segundo lugar en los sondeos de cara a los comicios legislativos anticipados a finales de febrero de 2025.
Varios habitantes de Magdeburgo expresaron su cólera y uno de ellos instó a Scholz a “dialogar con AfD” sobre la política de acogida de refugiados. “Cuando tanta gente viene a nuestro país, hay que vigilar más. Ahora pagamos el precio”, consideró otro residente, Michael Raarig, un ingeniero de 67 años, que dijo sentirse “triste y conmocionado”.
“Nunca pensé que esto podría suceder en un pueblo provincial de Alemania del este”, afirmó.
El ataque se produjo ocho años después del atentado yihadista de 2016 en un mercadillo de Berlín, en el que murieron 12 personas.
La violencia conmocionó a Alemania y a Magdeburgo, que es la capital del estado oriental de Sajonia-Anhalt, y llevó a su alcalde al borde de las lágrimas, al arruinar la centenaria tradición alemana de los mercados navideños. Esto llevó a varias otras comunidades a cancelar sus mercados navideños de fin de semana como medida de precaución y en solidaridad con la pérdida de Magdeburgo. Berlín mantuvo abiertos sus numerosos mercados pero aumentó su presencia policial en ellos.