La guerra comercial impulsada por el presidente estadounidense Donald Trump escaló notablemente este lunes, luego de que amenazara con aplicar tarifas adicionales del 50% sobre importaciones chinas si Pekín no retira sus recientes medidas arancelarias de represalia contra Estados Unidos. “Si China no retira su aumento del 34% sobre sus abusos comerciales ya existentes antes del 8 de abril, Estados Unidos impondrá aranceles adicionales del 50% desde el 9 de abril”, advirtió Trump en su cuenta oficial de Truth Social. Además, anunció el fin inmediato de cualquier negociación pendiente con China.
Estas amenazas han generado una profunda inestabilidad en los mercados globales, provocando caídas en el Dow Jones y llevando al índice S&P 500 a ingresar brevemente en territorio bajista —una caída superior al 20% desde su punto máximo reciente. Durante la jornada, una corta recuperación fue impulsada por rumores sobre una posible pausa de 90 días en los aranceles, que fueron rápidamente desmentidos por la Casa Blanca calificándolos como “noticias falsas”.
Pese a las pérdidas en los mercados, Trump mostró una postura retadora frente a las críticas. En una publicación en Truth Social, aseguró que otros países se habían aprovechado durante mucho tiempo de Estados Unidos, culpando a anteriores líderes del país por permitir tal situación. El presidente sostiene que sus medidas arancelarias son indispensables para corregir los desequilibrios en el comercio global y revitalizar la industria manufacturera estadounidense, calificando a China como el “principal responsable” de abusos comerciales.
“Estados Unidos tiene la oportunidad de hacer algo que debería haberse hecho HACE DÉCADAS. ¡No sean débiles! ¡No sean estúpidos! ¡No sean unos ‘PANICAN’ (un nuevo partido basado en personas débiles y estúpidas)! Sean fuertes, valientes y pacientes, ¡y la GRANDEZA será el resultado!”, enunció.
Sin embargo, esta postura desafiante se contradice con otros mensajes del propio Trump en los que se ha mostrado dispuesto a negociar y modificar sus políticas. Por ejemplo, declaró estar “abierto a dialogar” con los líderes mundiales sobre nuevos acuerdos comerciales, afirmando que había hablado con “muchos países” que se estaban comportando “muy bien”. Esta falta de claridad sobre la verdadera estrategia del presidente genera incertidumbre adicional, profundizando la inquietud en los mercados y alimentando las pérdidas bursátiles a nivel global.
Analistas económicos destacan que esta incertidumbre y las contradicciones en la política comercial de Trump podrían ser aún más dañinas que los aranceles mismos. “Lo que hace única a esta situación es que el proteccionismo es impredecible e inestable, y es justamente esa incertidumbre la fuerza que empuja hacia una recesión”, señaló el economista y Premio Nobel, Paul Krugman. Por ejemplo, si las empresas manufactureras estadounidenses no saben con certeza si los aranceles permanecerán en el tiempo o si son sólo herramientas temporales de negociación, enfrentan un dilema serio al decidir sobre futuras inversiones. Esta incertidumbre aumenta el riesgo de inversiones mal planificadas o “varadas”, lo que podría intensificar una recesión.
Por otra parte, estas políticas están siendo justificadas de maneras contradictorias por distintas figuras de la administración Trump y del Partido Republicano. Algunos sostienen que las tarifas buscan “reindustrializar” a Estados Unidos, lo que requeriría un régimen arancelario estable a largo plazo. Otros, como el líder republicano John Thune, afirman que las tarifas son transitorias y que sirven principalmente para negociar mejores acuerdos comerciales o concesiones en temas no comerciales, como la inmigración o la lucha contra el tráfico de fentanilo. Finalmente, otra coartada oficial es que estos aranceles servirán para financiar recortes de impuestos a la clase trabajadora. Estas tres justificaciones contradictorias no sólo generan confusión, sino que requieren regímenes arancelarios diferentes e incompatibles entre sí, lo que añade más volatilidad a los mercados.
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Un problema para el mundo entero
La reacción negativa no se limitó a los Estados Unidos. En Asia, la bolsa de Hong Kong experimentó una caída histórica del 13%, la peor desde la crisis financiera asiática de 1997, mientras que los índices de Taiwán y Japón sufrieron pérdidas entre el 8% y el 10%. En Europa, el índice Stoxx Europe 600 cayó un 4,5%, con el FTSE 100 de Londres retrocediendo un 4,4%.
Expertos financieros como Jamie Dimon, CEO de JPMorgan, expresaron públicamente su preocupación por el impacto de estas medidas. Dimon alertó sobre “los efectos negativos de los aranceles en el crecimiento económico, los precios y las alianzas que han sustentado la posición excepcional de Estados Unidos en los asuntos globales”. En tanto, el inversor multimillonario Bill Ackman pidió públicamente una “pausa de 90 días” para evitar lo que definió como “un invierno económico nuclear autoinducido”.
En respuesta a las turbulencias, Trump defendió con firmeza su política comercial, argumentando que las medidas adoptadas eran necesarias para corregir décadas de desequilibrios comerciales. “No quiero que nada baje, pero a veces es necesario tomar medicina para arreglar algo”, señaló Trump al referirse a la caída en los mercados financieros.
El impacto económico también golpeó los precios internacionales del petróleo y otras materias primas. El petróleo Brent cayó por debajo de los 60 dólares por barril, mientras que el cobre y la criptomoneda Bitcoin, que perdió un 10% desde el anuncio inicial de las tarifas, se cotizó por debajo de los 77,000 dólares.
Las consecuencias llegaron hasta Argentina, donde la crisis provocó un aumento notable del riesgo país que superó los 900 puntos básicos. Las acciones argentinas experimentaron caídas de hasta el 12% en los mercados internacionales, mientras que los tipos de cambio financieros alcanzaron cifras récord, las más altas desde agosto pasado. Frente a este escenario, el gobierno argentino busca negociar con Estados Unidos una reducción en los aranceles recientemente impuestos a ciertos productos nacionales.