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Laura Crespi “Érase una vez un argentino comprando…”

El cuento argentino que no es tan cuento en un contexto donde el consumidor busca seguridad y confianza, las emociones juegan un rol central en las decisiones de compra. Conectar con este perfil desde valores tradicionales y estrategias psicológicas se ha convertido en la clave para fidelizar y destacar en un mercado competitivo. Por Laura Crespi, Consultora Estratégica y Capacitadora Psico-Comercial.

Laura Crespi “Érase una vez un argentino comprando…”
Laura Crespi “Érase una vez un argentino comprando…” | CREDITO PERFIL

NO TE CONFUNDAS no es lo que parece.

Los argentinos mostramos en diversos escenarios de consumo disrupción y abrazamos fuertemente lo propio, lo nacional, pues... no es tan así.

Es clave conocer nuestra idiosincrasia de consumo; en términos generales somos de perfil tradicional y bastante emocionales.

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El consumidor argentino, especialmente aquel identificado como conservador, se caracteriza por su aversión al riesgo y su preferencia por marcas tradicionales y confiables. Este perfil prioriza la tranquilidad y la familiaridad, rechazando las novedades hasta que se hayan validado en el mercado. Entender estas particularidades y conectarlas con estrategias emocionales permite a las empresas construir vínculos significativos con su potencial comprador y comprador real.

"El cliente no compra productos; compra las emociones que estos le generan". Esta premisa se hace particularmente relevante en Argentina, un país donde las decisiones de compra están profundamente arraigadas en valores culturales, la confianza y el sentido de pertenencia. Decodificar “ese mensaje oculto” que suele a veces ser hasta contradictorio es lo que hace la diferencia.

La emoción como motor de decisión.

En el ámbito del marketing, múltiples estudios han señalado que las emociones son un factor decisivo en el comportamiento de compra. Los consumidores no solo buscan resolver una necesidad funcional, sino también satisfacer emociones como la nostalgia o la pertenencia.

Para el consumidor conservador, las emociones positivas como la tranquilidad y la seguridad son fundamentales. Campañas que refuercen estos aspectos, como historias de marca auténticas o mensajes que destaquen la calidad comprobada, son especialmente efectivas. Por ejemplo, una marca que resalte décadas de experiencia y recomendaciones familiares tendrá más probabilidades de ganar la fidelidad de este cliente. Un atributo muy valorado en épocas de excesivas ofertas es que el comprador identifique que esa empresa es CONFIABLE.

Psicología y sesgos cognitivos aplicados al consumidor conservador.

Además de las emociones, la psicología y los sesgos cognitivos desempeñan un papel central en las decisiones de compra. Estrategias que utilicen estos principios pueden tener un impacto significativo en el consumidor conservador. Algunos ejemplos destacados incluyen:

  • Vincular emociones con valores tradicionales:

El argentino tiene un fuerte arraigo a los valores culturales y familiares (aunque se eleve por encima otras dinámicas sociales, solo son para estar alineados con el mundo) lo que brinda una oportunidad única para las marcas que sepan integrarse en este contexto. Iniciativas que resalten tradiciones locales, como referencias al mate o momentos familiares compartidos, pueden resonar profundamente con este perfil.

Asimismo, las emociones como la nostalgia pueden ser un recurso poderoso. Campañas que evoquen recuerdos positivos del pasado, combinadas con mensajes que destaquen la continuidad y solidez de la marca, fortalecen la relación emocional entre cliente y producto.

  • Éxito a través de la confianza y la autenticidad:

Para el consumidor conservador, la clave está en la coherencia. Las marcas deben ser consistentes en sus mensajes y cumplir sus promesas. Un error en esta área puede provocar una ruptura difícil de reparar en la relación con este cliente.

Por otro lado, ofrecer garantías claras, demostraciones de calidad y un servicio al cliente impecable refuerzan la percepción de fiabilidad. Además, premiar la fidelidad a través de programas exclusivos para clientes frecuentes puede consolidar aún más la conexión emocional con el público argentino.

“Un cuento bien contado dentro de una ESTRATEGIA de MARKETING enfocada en el PERFIL de compra del argentino, hacen el diferencial de una empresa exitosa dentro de un mercado que aún le falta hacer lectura comercial en función a sus compradores y sus contextos”

Entender que el cliente compra emociones permite a las marcas ir más allá de lo funcional para convertirse en aliados emocionales de sus consumidores. En un mercado como el argentino, donde el perfil conservador tiene un peso significativo, las empresas que logren conectar desde la confianza, los valores tradicionales y las estrategias emocionales estarán un paso más cerca de construir relaciones duraderas y exitosas.

“Porque, en definitiva, más allá de precios y productos, el cliente siempre recordará cómo lo hizo sentir una marca”.

PARA CONOCER MÁS sobre Laura Crespi:

Instagram: @lau_crespi

LinkedIn: www.linkedin.com/in/lauracrespi

WhatsApp: 15 5717 1283

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