Si hay algo que observo con frecuencia en las mujeres que acompaño es el agotamiento disfrazado de fortaleza. Nos hemos acostumbrado a pensar que estar siempre ocupadas es sinónimo de éxito, que el cansancio extremo es un precio normal por alcanzar nuestras metas. Pero, ¿alguna vez te detuviste a preguntarte cuánto te está costando realmente sostener este ritmo?
Durante mucho tiempo, yo también caí en esta trampa. Como profesional, emprendedora y madre, me exigía al máximo en cada rol, creyendo que podía con todo sin consecuencias. Hasta que un día mi cuerpo dijo basta. Estrés crónico, fatiga mental, desconexión emocional... Se sintió como si estuviera en una rueda que no podía dejar de girar.
Fue entonces cuando entendí que el éxito no se mide solo en logros, sino en cómo nos sentimos mientras alcanzamos nuestras metas y objetivos. Aprendí a diferenciar el estrés productivo (ese que te motiva y te impulsa) del estrés destructivo (ese que te drena y te enferma).
Y descubrí que gestionar la energía es tan importante como administrar el tiempo.
Te propongo un ejercicio simple: cada día, antes de terminar tu jornada, preguntate: “¿Cuánta energía me quedó hoy?”. Si la respuesta es “ninguna” de manera recurrente, es momento de hacer ajustes.
Un buen punto de partida es aplicar la regla del 3-2-1:
- 3 pausas conscientes en el día (pueden ser de 5 minutos para respirar o estirarte).
- 2 actividades diarias que te nutran (leer, caminar, escuchar música).
- 1 ritual de cierre antes de dormir (sin pantallas, sin pendientes, solo vos).
Recordá: llevar las riendas de tu vida no significa desgastarte hasta el límite, ya sea en el trabajo, la familia o tu bienestar personal. El verdadero autoliderazgo empieza con cómo te cuidás a vos misma. Porque si vos estás bien, todo lo demás fluye mejor.
Hoy quiero desafiarte a implementar al menos un cambio en tu rutina para gestionar mejor tu energía.
¿Te animás?
Paola Bossi
Psicóloga Holística
www.paolabossi.com
@paolabossi.ok
(0341) 153 831989