La Basílica de Santa María la Mayor, uno de los templos más emblemáticos de Roma y símbolo de profunda devoción mariana, ha sido elegida como última morada por el papa Francisco. La decisión, tomada por el sumo pontífice latinoamericano desde diciembre de 2023, responde no solo a su amor por la Virgen María, sino también a su deseo de una despedida sencilla, alejada de la grandilocuencia del Vaticano.
El papa Francisco designó que su sepultura fuera en la Basílica Santa María la Mayor, un emblema jesuitaco
Ubicada en la cima del monte Esquilino, a pocos minutos del Coliseo y de la estación Termini, la Basílica de Santa María la Mayor es uno de los templos más antiguos y significativos del cristianismo.
Su historia se remonta al siglo IV y, según la tradición, fue edificada por orden divina tras un milagro: en pleno verano del año 352, una nevada cubrió el monte, indicando el sitio exacto donde la Virgen María deseaba su iglesia.
Francisco mantuvo una relación muy especial con este lugar. A lo largo de su pontificado, visitó la basílica en múltiples ocasiones, en especial antes y después de sus viajes apostólicos, y fue también el primer lugar al que acudió a rezar tras su elección como Papa en 2013
En sus propias palabras, deseaba ser sepultado “junto a la Reina de la Paz”, cerca de una escultura mariana que se encuentra en una pequeña sala lateral del templo.
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Además de su carga espiritual, la basílica es una joya artística y arquitectónica. A lo largo de los siglos, ha sido intervenida por distintos estilos que hoy coexisten en una armoniosa mezcla de paleocristiano, bizantino, románico, renacentista y barroco.
Estos mosaicos bizantinos que decoran el ábside y la nave central están adornados con oro traído de América tras la llegada de los españoles, lo que les otorga un brillo casi celestial.
Su fachada exterior, sobria pero majestuosa, da paso a una nave central sostenida por columnas jónicas y decorada con mosaicos del siglo V, frescos renacentistas y mármoles multicolores.
Uno de sus tesoros más valiosos es la pintura Salus Populi Romani, un icono mariano atribuido al evangelista Lucas, resguardado en la Capilla Paulina. La basílica también alberga los restos de varios pontífices, como Honorio III, Nicolás IV, San Pío V, Sixto V y Clemente VIII, sumando así un nuevo capítulo a su historia con el entierro del Papa Francisco, previsto entre el 25 y 27 de abril.
LV / ds