La multinacional estadounidense Boeing reveló este jueves 13 de junio que está investigando un nuevo problema de calidad en sus 787 Dreamliner, después de descubrir que cientos de grampas fueron instaladas incorrectamente en los fuselajes de algunos aviones que aún no han sido entregados. Este anuncio surge luego de que las autoridades del Gobierno de Estados Unidos comenzaran a investigar los proceso de calidad de fabricación.
Se trata de aviones que no salieron de la línea de montaje y que habrían sufrido la instalación incorrecta de fijadores del fuselaje, lo que mantiene a las distintas piezas del exterior en su lugar. Según la empresa, el error descubierto estaría relacionado con una falla en la presión de colocación, lo cual afectaría a más de 900 partes de la estructura externa.
Según informó la compañía en un comunicado, los 787 Dreamliners actualmente en servicio son seguros para operar, aunque planea determinar si las aerolíneas con aviones en operación necesitan tomar alguna medida.
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“La FAA investiga y trabaja estrechamente con Boeing para determinar las acciones apropiadas y garantizar una solución inmediata en el sistema de producción”, informaron.
Si bien el error no sería grave, si revela el nivel de tensión que se maneja en la compañía, donde ya no se permite el escape de ningún detalle. Sobre todo después del incidente ocurrido el 5 de enero con Alaskan Airlines, cuando un Boeing 737 Max perdió una compuerta en vuelo y tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia.
"Basándonos en la auditoría de la FAA, en nuestros controles de calidad y en el reciente informe de un grupo de expertos, seguimos aplicando cambios inmediatos y desarrollando un plan de acción global para reforzar la seguridad y la calidad, y aumentar la confianza de nuestros clientes y sus pasajeros", declaró Boeing en un comunicado.
"Estamos totalmente centrados en tomar medidas significativas y demostradas con transparencia en todo momento", agregaron
Más inspectores en las fábricas de Boeing y críticas del Senado de EEUU
Tras ese incidente, Michael Whitaker, jefe de la Administración Federal de Aviación, entidad gubernamental es la encargada de supervisar el desempeño de los fabricantes estadounidenses y de garantizar la seguridad aérea desde las fábricas, fue elogiado por su rápida decisión de dejar en tierra los aviones 737 Max 9.
Pero el jueves, en una comparecencia ante el Comité de Comercio, Ciencia y Transporte del Senado, fue interrogado sobre la respuesta de la FAA a la crisis que está atravesando la empresa.
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“Contamos con usted para que sea ese agente del cambio. Sabemos que esto empieza por examinar a fondo la propia agencia”, dijo la senadora Maria Cantwell, presidenta de la comisión. Y recordó que el Senado votó abrumadoramente a favor de confirmar a Whitaker para dirigir la FAA en octubre.
“La FAA debe garantizar que no sólo certifica que un avión está diseñado de forma segura, sino que el fabricante lo construye de acuerdo con ese diseño seguro. Está claro que eso no ocurría en Boeing”, agregó el senador Ted Cruz, de Texas.
Whitaker informó al panel que la explosión del panel de la puerta reveló una supervisión insuficiente de Boeing por parte de la agencia y subrayó la necesidad de adoptar un enfoque más agresivo. Agregó que la agencia puso más inspectores en las fábricas de Boeing, quienes ahora pueden trabajar directamente con los empleados en la línea de producción.
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La audiencia del jueves tuvo lugar pocas semanas después de que Boeing presentara un plan a la FAA para subsanar las deficiencias detectadas por la agencia. Se espera que David Calhoun, director ejecutivo de Boeing, testifique la próxima semana ante el Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado.
Las acusaciones sobre Boeing
El mes pasado, la FAA dijo que había iniciado una investigación sobre si los empleados de Boeing se saltaron una inspección clave de ciertos aviones 787 y falsificaron informes para decir que el trabajo se había completado.
Boeing está también pendiente de la decisión del Departamento de Justicia (DoJ) sobre el acuerdo alcanzado tras los accidentes mortales del 737 MAX de finales de 2018 y principios de 2019. Entre otras cosas el acuerdo exigía que la empresa pusiera en marcha una serie de controles para prevenir infracciones de seguridad.
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Boeing ha sido declarada responsable de dos accidentes que mataron a 346 personas, perdieron decenas de miles de millones de dólares, pagaron miles de millones más en multas y acuerdos, y fueron noticia por sus repetidos problemas de control de calidad.
Además, a principios de mayo de 2024, se informó que Joshua Dean, uno de los primeros denunciantes de defectos en aviones Boeing, había muerto en Estados Unidos. Como escribió The Seattle Times, murió a causa de una infección repentina que se propagó rápidamente. La muerte fue la segunda entre los denunciantes de Boeing en los últimos dos meses.
Otro denunciante del caso Boeing, John Barnett, fue encontrado muerto en marzo. La causa de la muerte fue catalogada como suicidio. Barnett estaba a punto de testificar que Boeing había tomado represalias contra él por quejarse de fallas en los productos.
Los nuevos problemas de Boeing provocaron una caída en sus acciones de al menos el 1%. Se prevé que para fin de 2024, la compañía remueva a su junta directiva con el CEO Dave Calhoun a la cabeza.
RM/ff
