Robert de Niro es quien protagoniza una serie donde el cruce entre realismo y thriller buscan generar preguntas más que certeras para cualquier democracia, pero puntualmente mirando puertas adentro, a los Estados Unidos. Día Cero es la serie, una producción original de Netflix ya disponible, donde De Niro y un elenco de primer nivel, como pocas veces ha visto la televisión, cuentan su historia. Es uno de los showrunners, Eric Newman, quien busca explicar la manera en que se cruzan realidad y thriller: “Creo es un poco imposible entender dónde trazar una línea entre generar un show que apela a cierto realismo y que al mismo tiempo usa herramientas del thriller. Queríamos contar una historia donde se viera nuestro vínculo con la idea de nación, y exagerando un poco –aunque no tanto– con la idea de civilización. He visto lo que está sucediendo en Argentina y hay mucho que está pasando en el aspecto político en casi todos los países del mundo. Hay un interés revitalizado en movimientos populistas que vuelven a ideas viejas, que creíamos descartadas. Mucho de ello viene de nuestra relación colectiva con la verdad: ¿qué es verdad hoy?, ¿qué ha sido considerado como una verdad siempre?, ¿qué es una mentira?” Y suma: “El hecho de que lo que dimos por sentado se vivía como cuestión objetiva y de repente no es verdad, ya no más, lamentablemente. Creíamos que podíamos estar en desacuerdo en cosas más subjetivas, pero libertades que creíamos objetivas hoy están siendo cuestionadas. Para nosotros era importante que uno no supiera que sucede en la cabeza de este personaje, reflejando un poco la manera en que quizás alguien que piensa distinto que vos juzga lo que das por sentado como verdad objetiva. No tiene sentido para vos, pero es lo que es: porque lo vivímos y porque no podés cambiar la forma en que el otro piensa, y esa radicalización hoy vive un momento muy contundente, con efectos reales en nuestro día a día.” Es su compañero a la hora del show, Noah Oppenheim quien confirma sus palabras: “Una de las cosas que queríamos explorar tiene que ver con cuán lejos la gente que poder está dispuesta a ir si creen que su causa es justa. Pero al mismo tiempo hablar sobre qué libertades, qué derechos, la gente está dispuesta a perder y ceder a la gente en el poder cuando tiene miedo. Son dos temas que siempre son contemporáneos. Los hemos visto circulando una y otra vez. En los momentos de crisis, los momentos de miedo, son aquellos en los que la democracia empieza a perder fuerza. En nuestro show es un ataque ciberterrorista, pero podríamos hablar del 11/9, que estaba de manera muy evidente en nuestra cabeza cuando hablamos de esto. Pero también queríamos mostrar un terror más sutil, que se va hirviendo lentamente, casi de fondo, que tiene que ver con lo que hablamos antes, el ya no entender qué es verdad y qué no lo es. Es una manera muy desconcertante de vivir.
La leyenda de Hollywood, Angela Basset, celebra a los showrunners. La ganadora de un Oscar honorario sostiene: “Los realizadores de este proyecto son muy inteligentes, han vivido en este mundo que cuentan, lo conocen de primera mano. Y ahora traen mucho de esa autenticidad al relato, sin buscar una bajada de línea sino lograr generar preguntas sobre qué queremos de nuestra democracia. Y es un momento especial para entender eso, es cuando tenemos miedo. Creo que hasta el más bravucón de ideas que pueden no gustarte, hoy tiene miedo. La arrogancia es una forma de esconder el miedo. No se trata de apuntar dedos, de blancos y negros, de verdad y no verdad”. Basset toma la palabra.
—¿Qué crees que la idea de poder representa en este momento particular de Estados Unidos, tan complicado en términos internos y de política exterior?
—Es una pregunta interesante, para la cual es difícil tener una respuesta. Siempre espero que aquellos que están en el poder, tienen un poder particular, y en un terreno ideal uno creería que buscan el bien común. Su poder viene de la gente, de todos, de toda la sociedad. Me gustaría, sentir, que están más abocados a una idea que tenga que ver con servir a la gente antes que sus propios intereses. Creo que es un momento en el mundo donde cuesta percibir eso, en muchos gobiernos. Una cosa es una discusión por ideales, otra es volver a cuestionar derechos que sentíamos ya estaban garantizados, es decir, sentir una especie de retroceso en nuestras conversaciones en pos de generar poder, que parece venir de varias legitimaciones, desde el voto público, por supuesto, pero también desde quien grita más fuerte en medios donde gritar parece ser una forma de inteligencia.
—¿Qué piensas que la serie representa en este panorama político mundial?
—Hoy uno prende las noticias, sea para escuchar de cosas que suceden en mi país o que suceden en otro lado, y la sensación es que algo está sucediendo. Quiero decir, que hay algo que está marcando este momento, que no se siente como otros. Hay un paradigma global en acción. Todos tenemos necesidades, deseos, ganas de que nuestra familia y nuestro país este bien. Desde lo micro a lo macro, buscamos bienestar, queremos sentir que ahí es donde vivímos. Sin ser inocentes, pero sí como ideal.
—¿Qué historias estás buscando en este momento de tu carrera?
—Quiero relatos que me intriguen, que sean excitantes, que sean poco predecibles. Diferentes, aunque los actores solemos decir que solamente hay 29 historias en todo el mundo y que se van reconfigurando, que van siendo contadas de diferentes maneras. No lo sé. Siempre estoy en la búsqueda. Siempre quiero hacer algo que no haya hecho antes, que dé una vuelta de tuerca a una forma tradicional de contar. Algo que me invigorice, que me de una perspectiva diferente. Definitivamente, ser la presidenta de los Estados Unidos en esta serie es algo nuevo, sin dudas. Es algo que realmente te entusiasma al momento de levantarte a la mañana y salir a trabajar. Me gusta la idea de poder generar una sorpresa en la gente, en el público. Me encanta la idea de que no sepan qué esperar de mis papeles.
—¿Hay algo de este personaje que se haya movido de una manera particular?
—Más allá de que es la presidenta, tiene aspiraciones incluso a más. No tanto en términos de poder, sino lo que puede hacer ese poder cuando está al servicio de la gente. Ella cree en eso, de verdad, sin segundas intenciones. De repente, aparece esta literal bomba de tiempo, que la pone en una posición nueva y que altera un futuro, un futuro al cual ella quiere contribuir de manera altruista, casi romántica, pero pragmática. Es un personaje que cree en el poder como servicio y no como rincón donde seguir acumulando miserablemente, aunque se sea muy rico, poder.
—¿Cuándo te enamoraste de la idea de contar una historia y entendiste que eso iba a ser una carrera a seguir en tu vida?
—De joven, creciendo en Florida. Vivía en San Petersburgo, una especie de ciudad playera bastante relajada. Supongo que había una playa, ya que vivíamos en el centro del lugar, y muy de vez en cuando veíamos la playa (lo cual puede sonar sorprendente). Había mucho de soñar despierta en mí, al menos en mi adolescencia. El 80% de mi día era soñar despierta. Una historia, un momento, un cuento, una situación. De todo. Entonces quizás la respuesta a tu pregunta, es que ahí comenzó, soñando despierta en Florida.