Les Luthiers fue uno de los grupos de humor musical más importantes en los países de habla hispana, con una extensa trayectoria de más de medio siglo, desde que Gerardo Masana fundara el grupo allá por el año 1967 hasta la última función, el año pasado en Bahía Blanca. Justamente de este gran y emotivo adiós nos hablan los periodistas Daniel Samper y Álex Grijelmo en la última actualización, recientemente publicada, de su libro "Les Luthiers de la L a la S", obra que podría considerarse como el "libro oficial" del grupo.
Publicado por primera vez en 1991 y varias veces actualizado, la ultima edición del libro incluye los pormenores y el detrás de escena de la ultima función del grupo, la noche del sábado 9 de diciembre de 2023, en el teatro Gran Plaza de Bahía Blanca. La emoción, los discursos pronunciados o intentados, las lágrimas del público, el recuerdo de los integrantes que ya no están físicamente presente en este plano pero se encontraron, de manera ideal, en el escenario con la última formación de Les Luthiers para poner punto final a una carrera inigualable.
Les Luthiers se despiden para siempre luego de 55 años arriba de los escenarios
A continuación, un fragmento de la edición actualizada del libro, en el que se narra la última presentación del grupo, en Bahía Blanca.
Bahía Blanca
La última actuación en la historia de Les Luthiers tuvo como escenario el del teatro Gran Plaza de Bahía Blanca, que acoge 910 butacas y que se llenó en las dos funciones programadas. Muchos seguidores de Les Luthiers esbozarán una sonrisa al oír el nombre
de esa ciudad, porque forma parte de un chiste de la canción «Bossa nostra». En aquella primera grabación que llegó a España en los años setenta, comienza sonando la guitarra de Jorge Maronna con ritmo de bossa nova, y dice el narrador: «Ahora les quiero presentar a un excelente músico. Nacido en Bahía... (aplausos). En Bahía... (aplausos). ¡En Bahía Blanca! (silencio)».
La localidad argentina de Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires, 335.000 habitantes, no se parece en nada al estado costero brasileño con el que comparte el primer enunciado de su nombre... y con el que no comparte nada más. La noche anterior a esa postrera actuación, se celebró una cena, también postrera, con todos los integrantes del equipo, a la que asistieron los
artistas, los técnicos, los gestores... y los asistentes; que eran así doblemente asistentes. Y algunos familiares.
También se hallaba allí Sebastián Masana. Dispusieron las mesas en forma de o cuadrada, de modo que todos podían verse y oírse, sentados en el perímetro. Y Maronna leyó ante los comensales un brevísimo texto que comenzaba así: Me gusta pensar que Les Luthiers es como un barco, y que todos nosotros somos su tripulación [...]. Hoy podemos estar orgullosos de ser la tripulación que lleva esta hermosa nave a puerto, al final de un viaje de nada menos que cincuenta y seis años. Porque sabemos que el barco trae en sus bodegas una carga de enorme valor. Y tras un recorrido en el que fue mencionando todos los espectáculos representados por el grupo, terminaba de este modo: Los tripulantes bajamos. Sentimos tristeza, pero hay un consuelo en saber que esta nave inigualable, nuestra obra, no desaparece, sino que queda en puerto, siempre iluminada, para recibir a los visitantes y continuar divirtiendo y encantando. Brindo por esta gloriosa tripulación, por todos los que alguna vez fueron tripulantes de este barco, y por Les Luthiers. Todos brindaron. López Puccio, por su parte, no había preparado discurso alguno. Pero dijo: «Hoy tengo ganas de hablar. Es algo que me ocurre cada cincuenta y seis años. Así que aprovechen estas palabras porque la próxima vez que me den ganas, posiblemente algunos de ustedes no estén». (Risas incrédulas).
En esa intervención, Puccio (Pucho para los amigos) se declaró satisfecho de este último espectáculo, con todas las dificultades y ausencias que había entrañado. «Demostramos que se podía hacer entre todos un nuevo espectáculo de Les Luthiers que no fuera inferior a los anteriores». A ello contribuyó, dijo, un equipo sin un solo error, lo cual le fue atenuando a medida que avanzaba la gira su histórico terror a un fallo técnico que arruinara todo un número, como les había acaecido alguna vez. «Y además, un equipo de muy cariñoso trato». Después, rememorando cenas anteriores de final de gira, ironizó: «Yo debería hablar ahora de cómo se pone Wenceslao (risas cómplices), pero no debo». Y aún sumó una confesión más: «Teníamos otras fechas para terminar, y las dimos de baja. Porque hubo una confabulación entre Javier Navarro y yo, que es secreta. ¿Por qué —se peguntó. Y golpeando la mesa, se respondió
para concluir—: ¡Porque sabíamos que lo que Jorge quería era que terminásemos en Bahía Blanca!». Se desatan los aplausos y Maronna eleva las dos manos haciendo con los dedos el signo de la victoria. Algunos de los presentes se llevaban los dedos a los ojos... quizá para quitarse alguna mota de polvo.
“Les Luthiers está en buen estado pero tenemos fecha de vencimiento”
Esa circunstancia de que la localidad natal de Maronna se constituyese en estación de término para Les Luthiers propició que Jorge recibiera además un homenaje de su ciudad de origen, en un emocionante acto. Durante su discurso de agradecimiento, resaltó cómo el entorno musical de su infancia (incluidos los desfiles de la banda local) habían influido en que más tarde se convirtiera en un luthier. Y llegó la función de despedida, el 10 de diciembre de 2023, en la que los artistas estarían acompañados, además de por los espectadores que llenaban el teatro, por familiares y amigos, entre ellos las esposas de Puccio y Maronna (Carolina Martínez y Claudia Rodríguez Carrera), además de hijos, primos, nietos, sobrinos y demás parientes. La última actuación mezcló en los corazones de todo el equipo la tristeza de cualquier despedida, la satisfacción por el trabajo bien hecho durante tantos años y el disfrute del enorme cariño acumulado entre los espectadores y expresado en los aplausos finales, interminables. Pero también significaba el inicio de una nueva etapa para Jorge y Pucho: una etapa destinada a disfrutar de la paz (que no solamente se encuentra en Bolivia). (El chiste está plagiado de un número de Les Luthiers. Con tanto hablar de Mastropiero, algo se me ha contagiado).
Ahora ya podrán gozar del tiempo libre y de la despreocupación que tantas veces habrán añorado. Jorge confesaba al día siguiente sobre aquellos últimos instantes en el escenario: En cada momento de la función estuve pendiente de lo que sentía, porque después de toda una vida en Les Luthiers, ¿cómo sería eso de hacer una última presentación? El público fue muy efusivo; y el clima de la función, como siempre, de fiesta. En bambalinas nos abrazamos emocionados, artistas y técnicos. Estaba preparado para llorar, pañuelo en bolsillo, pero al terminar, para mi sorpresa, sentí una curiosa sensación de tristeza y a la vez de alivio enorme. Al terminar la función, Carlos y Jorge se fundieron en un abrazo. Largo,intenso. Ahí dentro estaban cincuenta años de vida y de amistad.