Al Consejo Integral Asociación Argentina de Actores:
Me he tomado unos días para tratar de disipar la molestia y la sensación de intimidación que me provocó el comunicado de Nuestro Consejo Integral. Antes que nada, debo decir que si algo de lo expresado en el extenso reportaje en cuestión pudo haber ofendido a alguno de mis colegas, desde ya, pido las disculpas del caso.
Sin embargo, es evidente que el comunicado no se condice con aquel reportaje. Sospecho, por el tono del texto, que el Consejo Integral sólo ha visto la edición malintencionada de los conocidos programas de televisión que ofician como voceros de propaganda oficialista. En ningún momento cuestioné el derecho de los actores, como el de cualquier ciudadano, a expresarse políticamente. Fue en el contexto de una larga charla de casi una hora de duración que hablé sobre, lo que entiendo, debe ser el rol del artista y la necesaria mirada crítica que, como tal, debe tener frente a la realidad política, aún cuando adhiera a un gobierno.
Cuando hablo de mirada crítica me refiero a no perder la capacidad de distinguir aciertos de errores. A reflexionar y no a actuar de forma dogmática. A no asumir una defensa cerrada de nada ni de nadie por “no hacerle el juego a…”. Y, por sobre todas las cosas, a respetar la opinión de quien pueda no pensar como uno lo hace. De eso se trató precisamente: de una opinión, la mía en este caso. Creo que, tanto como a los artistas que así lo sienten les asiste el derecho de embanderarse con un gobierno, a mí, como a cualquier ciudadano, me asiste el derecho de tener una posición crítica al respecto. Y eso no nos hace enemigos.
Más allá de esto, la respuesta de ustedes me resulta incomprensible, desproporcionada y ofensiva. (...) Decirme que “aliento un mundo sin sindicatos” o que “pretendo violar los derechos de los trabajadores” es desconocer el trato ejemplar que Pol-Ka le ha dado a todos aquellos que han participado de nuestras producciones a lo largo de estos veinte años de esfuerzo. (...) Pretender vincularme con la dictadura, los oscuros años de censura y el horror de los desaparecidos es una CANALLADA INACEPTABLE, aunque reconozco que no es nada nuevo: descalificar cualquier voz disidente con este recurso es un clásico que, a esta altura, se ha transformado en una inolvidable y grotesca banalización de nuestras tragedias. Ustedes conforman un Consejo Integral elegido por una parte de nuestros colegas, pero con la obligación de representarnos a todos.
Sin embargo, no los he visto salir en defensa de aquellos artistas que han sido víctimas de ataques por parte de la maquinaria oficial, de la cual ahora ustedes son cómplices.
(...) Pese al mal momento que me han hecho pasar, debo reconocer que el comunicado me ha servido para algo muy importante: reafirmar mi creencia de nunca tener miedo de expresar lo que uno piensa. Con respeto, con tolerancia. La calumnia y la persecución tienen como límite las propias convicciones del ciudadano.
Soy productor de televisión, empresario, responsable de la programación de El Trece, actor y ciudadano.
Tan actor y ciudadano como cualquiera de ustedes.
Los saluda atte.
Adrián Suar