ESPECTACULOS
Entrevista

Ismael Serrano: “Hoy la industria está dominada por algoritmos y formatos para la inmediatez”

El músico regresa el 29 de marzo al Movistar Arena a presentar Sinfónico, el 12 de abril en Córdoba y el 26 de abril en Rosario. Reflexiona sobre el presente y su forma de conectar con sus fans, además de su amor por el país.

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| GZA. PRENSA ISMAEL SERRANO

Ismael Serrano regresa a Buenos Aires en 2025 con un espectáculo que promete hacer un recorrido por lo más emblemático de su trayectoria: Sinfónico, un paseo sentido, jugado, sincero por su propia obra. Con una conexión innegable con el público argentino, el cantautor madrileño reflexiona sobre su relación con la ciudad, el oficio de escribir canciones y los cambios en la industria musical. A lo largo de su carrera, ha logrado un lugar en el corazón de muchos argentinos, quienes no solo disfrutan de su música, sino que también se sienten identificados con sus letras.

—¿Qué sentís que puede hacer la música en este momento del mundo?

—Estamos en un momento donde nos han hecho creer que el pesimismo es una buena opción, que las cosas no pueden cambiar. Vivimos en una era donde ser indiferente es lo que manda, y no creo que sea casual. Hay una celebración de la falta de empatía, una enarbolación de la bandera de la indiferencia. Es algo bastante sorprendente. Por eso, es crucial no sentir que todo ha acabado. De hecho, hay que hacer todo lo contrario. Un pequeño momento como un acto comunal, musical, de unión, representa mucho. Insisto, es importante no sentir que la ausencia de empatía ha ganado.

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—Volvés a la Argentina con “Sinfónico”. ¿Cómo surge este proyecto y cómo fue su proceso de creación?

—Todo empezó en 2019, cuando nos invitaron a participar en el festival “Únicos” en Buenos Aires, con la idea de adaptar mi repertorio a una orquesta sinfónica. Fue una experiencia increíble tocar en el Teatro Colón, un lugar mágico. Luego, en 2020, volvimos con una versión sinfónica en el Hipódromo. Después de todo el trabajo con los arreglos, sentí que esto no podía quedar solo en esos conciertos. Empezamos a grabar en estudio con músicos de Buenos Aires y así nació Sinfónico. Lo que me interesaba era la posibilidad de vestir mis canciones con nuevas texturas, explorar cómo el acompañamiento orquestal podía resignificar mi repertorio. Cada tema adquirió una nueva profundidad, y eso me fascinó. Fue un desafío creativo enorme, porque trabajar con una orquesta implica mucho más que solo tocar las canciones de manera diferente; es como descubrirles una nueva vida. El resultado fue algo que nunca imaginé cuando comenzó la idea, y ver cómo la gente lo recibió fue muy gratificante.

—Tus canciones suelen tener una estructura extensa y compleja. ¿Las componés de una vez o las trabajas con tiempo?

—Antes componía más rápido, pero con el tiempo me he vuelto más exigente. Ahora dejo que las canciones reposen, vuelvo a ellas y las retoco. Me esfuerzo para que cada verso tenga sentido y no sea un simple relleno. Suelo empezar por la letra, que luego se adapta a la música. Nunca escribo sin una idea clara en la cabeza. Necesito que el concepto me persiga antes de sentarme a escribir. A veces, una canción puede estar dando vueltas en mi mente durante meses antes de que me siente a ponerle forma definitiva. Es un proceso que me permite dar con la palabra justa, con la melodía que mejor acompaña la historia que quiero contar. Este enfoque más reflexivo hace que cada canción tenga más sustancia y me permita conectarme de una manera más profunda con lo que estoy diciendo.

—Tu música no suele sonar en la radio. ¿Eso te ha dado más libertad o creés que ha sido un obstáculo?

—Puede que ambas cosas. No escribo pensando en encajar en una fórmula, he logrado sobrevivir a muchos cambios de la industria desde aquella edad dorada de los autores de finales de los años 90. Muchos compositores buscan hits que cumplan con ciertos requisitos de duración y estilo, sacrificando parte de su esencia. Hoy, la industria está dominada por algoritmos y formatos pensados para la inmediatez. Eso afecta la forma en la que se escriben las canciones y penaliza la construcción de relatos largos, que es lo que más me interesa. Sin embargo, también creo que hay un público que sigue buscando canciones que cuenten historias, que interpelen y emocionen más allá de lo inmediato. Lo que me ha dado esa libertad es el poder de decidir el rumbo de mi música y no estar atado a las presiones del mercado. Por supuesto, eso tiene un costo, porque la visibilidad en medios masivos es más difícil de conseguir, pero creo que al final, los que siguen mi música lo hacen por lo que soy y no por lo que el algoritmo dicte.

—En los últimos años se ha visto una segmentación ideológica en la juventud. Has dicho que el futuro de la canción de autor viene con nombre de mujer. ¿Creés que esto se refleja en la música actual?

—Sí, y es algo que me interesa mucho. La canción de autor siempre ha tratado de construir un relato generacional, y ahora ese relato está siendo escrito en su mayoría por mujeres. La música urbana tiende al individualismo, al “me lo gané solo”, mientras que la canción de autor habla del “nosotros”, de lo colectivo. Artistas como Rozalén están redefiniendo la narrativa con letras que empoderan y cuestionan viejos paradigmas. Me emociona ver cómo nuevas voces toman la posta y continúan explorando la capacidad de la música para narrar nuestra historia. Es un cambio radical en la forma en la que entendemos la música y el papel de la mujer dentro de ella. La frescura y la innovación de las artistas femeninas están dando forma a una nueva era, y eso es algo que celebramos todos los que amamos la música.

—Muchos artistas urbanos parecen seguir un mismo molde en lo visual y temático. ¿Te preocupa esta homogeneización?

—Es parte de la estética de lo urbano, donde la competencia es clave. El flow y la lucha por destacar generan una uniformidad paradójica. Lo curioso es que, en vez de promover la diversidad, se terminan pareciendo entre ellos. Lo mismo pasa con las canciones: se escriben pensando en cómo encajar en el algoritmo, en qué colaboraciones pueden darles mayor alcance. En ese sentido, la canción de autor tiene una libertad distinta, porque no persigue necesariamente la inmediatez del éxito instantáneo. La búsqueda de originalidad y de narrar algo más personal hace que la canción de autor sea más arriesgada, pero también más valiosa, sobre todo en tiempos en los que lo superficial yefímero parece estar dominando el panorama musical.

—¿Cómo te hace sentir ese reencuentro con el público argentino, sobre todo considerando que harás varios shows a lo largo de todo el país?

—Es siempre una alegría y una responsabilidad. El público argentino es exigente y apasionado. Cada show aquí es un déjà vu cargado de emociones, recuerdos y nuevas historias por contar. Este concierto será especial porque cerrará un capítulo importante en mi carrera, y quiero que sea una celebración de la música y del vínculo que nos une. La energía del público argentino es única, y siempre me deja con ganas de seguir tocando y compartiendo. Además, tocar aquí en Buenos Aires, le da un toque aún más emotivo, porque es una ciudad que ha sido testigo de tantas etapas de mi vida y mi carrera. Esta vez, al regresar con un repertorio renovado, una orquesta sinfónica y una conexión más profunda con el público, siento que mi música está más madura, más completa. Es como si la historia de mi carrera se completará en ese escenario, pero a la vez se abriera un nuevo ciclo lleno de posibilidades. Además, he experimentado un crecimiento personal en todos estos años, y quiero compartirlo con todos aquellos que han estado allí desde el principio y con los nuevos que se sumen a esta experiencia.