De lunes a viernes Franco Torchia es panelista en Diario de Mariana (DDM) desde las 15 por América, pero si se lo quiere ver sobre un escenario habrá que ir a El Picadero algunos sábados y viernes a las 23:59 con el espectáculo: Como nunca... ¡otra vez!. Está junto a él Juampi Mirabelli y el músico Diego Penelas, en el piano, con dirección de Alejandro Tantanian.
—Lo presentan como Café Concert. ¿Qué tiene de ese género?
—Creemos que la estructura básica de un capocómico, aunque eso está tomado de la revista. La autora es Liliana Viola. Incorporamos a la primera vedette hombre, que lo hace Juampi Mirabelli. Es nada más que un espectáculo vocativo. El teatro hace una excepción y la gente a nuestro espectáculo puede subir con un trago e incluso bajar a la barra y volver a subir con otro. Se puede tomar en la sala, esto es bastante importante porque para nosotros contribuye a la experiencia de atravesar el show tomando algo, disfrutando de la música y en el medio de la interacción. Tengo interpelación directa con el público. Diría que el atrevimiento y la condición de momentos rebeldes. El contenido es fuertemente político en un contexto donde no hay humor político, aunque en nuestra historia siempre hubo y mucho.
—¿Buscaron actualizar al género?
—Es nuestra contribución y aporte a la actualización. Hay muchísima música, también proyecciones visuales, en este caso de inteligencia realmente artificial, Además nos parece que el horario, de la medianoche, aporta también a estar muy cerca de la gente.
—La definición de capocómico y dice: “actor dúctil con características de estrella”. ¿Te identificás?
—En muchas notas dije no soy actor. Y viene a cuento porque respeto muchísimo a esa profesión. Hice un curso de actuación hace muchos años, pero no trabajo de actor. Soy una persona muy extrovertida y bastante actoral, cuando las condiciones están dadas. En mi trabajo como periodista nunca cultivé la seriedad, la sobriedad o el formalismo. Siempre me interesó apelar a recursos periodísticos, incluso cuando escribo busco lo humorístico, exagerado, poéticos y quizás también en algún punto anti periodístico. En este show hago un monólogo con mucha velocidad y dinamismo. Tiene un montón de desafíos porque el que escribió el año pasado Liliana lo estamos reviendo ahora contrarreloj, ya que la realidad es devoradora. Trabajamos directamente con la realidad política y de hecho creo que como nunca es el único espectáculo hasta donde tengo registro, al menos en Buenos Aires, que hoy lo hace.
—¿Buscan hacer reír?
—Acá en todo caso está la búsqueda por la risa, más bien a partir de la tragedia. Efectivamente desde el año pasado ya sentíamos como muy marcada adversidad y que considerando que todos nosotros somos personas LGBT, ni te cuento en este momento. Después de Davos y de la movilización del 1° de febrero el panorama es mucho más violento para nosotros. Eso también es superdesafiante. Nosotros éramos muy incrédulos. No sabíamos cómo íbamos a generar risa con esto.
—A principios del siglo XX los presidentes iban a escuchar los monólogos políticos. ¿Qué pasó que hoy están ausentes de los teatros?
—No pisan un teatro. Eso es inimaginable y no debería ser así, por supuesto. Hay que decir que hoy gobierna Javier Milei y que nuestro espectáculo es el que es a partir de esta realidad, pero también hay críticas a otras figuras políticas, como el kirchnerismo, y el macrismo. Hay guiños, incluso autocríticas, hacia los integrantes de la comunidad LGBT, o sea hacia nosotros mismos.
El desprecio a la producción cultural
La propuesta fue estrenada a fin del año pasado y Franco Torchia subrayará “en algún punto es un espectáculo también modesto, no es una gran producción”.
Cuando se le pregunta por el público que asistió, aclara: “Fue realmente variado, si tuviera que hacer una abstracción, diría que el promedio de edad era de cuarenta a cincuenta años, pero también muchos espectadores más jóvenes. En algún punto curioso, quizás se acercó a partir de algún estímulo, no con mayor información y terminó descubriendo un espectáculo para mí poco concesivo”.
Anticipa: “Nosotros hacemos de Dios y la Patria en un momento demandándole al Presidente aquello que hay que demandarle. Entonces, Juampi (Mirabelli) es Dios y yo soy la Patria, con el maravilloso vestuario de Pablo Ramírez”.
La cultura y el actual gobierno merecen una reflexión por parte de Torchia: “Solo tengo una especie de única respuesta. Creo que La Libertad Avanza es una formación política que está totalmente alineada con formaciones políticas análogas de otras partes del mundo, que encuentran en el antiintelectualismo y en el desprecio a la producción cultural una plataforma de acción y una capacidad de traccionar votos importantes. En este punto a mí lo que me pasa es que no me parece original la fuerza política de Javier Milei. Hace lo mismo que Vox en España o Meloni en Italia. También es un combate contra las formas de libertad real, como lo es la práctica artística. Se trata de mutilar nuestras vidas que aún rodeadas de todos los obstáculos habidos y por haber, porque en general son muy problemáticas, atravesadas por mucha violencia y amputadas, somos seres humanos”.